Sucede que, desde hace muchos años pero, más aún durante estos meses de confinamiento, voy observando y sintiendo cada día con mayor claridad que, si hay una práctica espiritual que realizar para que la luz surja es...barrer, limpiar, soltar.
Me atrevería a decir que casi nada más se requiere para transitar el uno mismo.
Un maestro zen diría: "Deja pasar todos los pensamientos"
Y es que, pasamos tantos años (algunos la vida entera) dedicados tan sólo en acumular cosas, conocimientos, gestos, palabras o pensamientos con los que amueblar la mente y el cuerpo que, cuando comprendemos que si de algo hay que ocuparse para ver y trascender hacia una vida realmente libre, esto es, ser responsables es, justamente, barrer. Vaciar para que ese espacio brille con la luz de quienes somos.
Barrer obstáculos, ideas, creencias, temores, desconfianza en fin; todo cuanto seamos capaces de barrer, soltar y limpiar de nuestro subconsciente.
Ho ´o pono pono "Remediar los errores" - Dejar ir todo dato condicionante.
Si esto no se hace ( y nadie más que uno lo puede hacer por uno mismo) entonces...Nunca sabremos cuánto no sabemos es decir, no sabremos que el reino de Dios, el Tao, Jesús o Buda, está en nosotros y que, somos también nosotros.
Jesús: "Haceos transeúntes" Pero para ello es preciso soltar, limpiar y barrer el peso o la carga que impide andar por la vida despojado de toda mente egocéntrica. Si no limpiamos, caminaremos cargados de temores, resentimientos, desconfianza o, cualquier otra actitud para nada liberadora.
Por eso, he decidido que si hay un instrumento que acuñaré con gratitud es, una escoba.
Una escoba para barrer.
Una espada para dividir lo falso de lo verdadero e ir más allá de toda distinción o discriminación.
Y la total confianza en el universo donde cada mota de polvo será transformada en luz.
Gassho y hasta mañana.
Shodo Rios
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