viernes, 28 de diciembre de 2012

Alegría


Vaya esta canción que tanto amo, para todos los que a lo largo del año tuvieron la gentileza de visitar, comentar y dar a conocer este Blog, que también es de ustedes.
Mi más profundo agradecimiento, amor y respeto para todos.

Muchos, muchos abrazos. Buen ahora y buen año, también

Publicado por Claudio

viernes, 21 de diciembre de 2012

Abrazos gratis

 
El sábado 15 de diciembre, desconcertamos a más de un vecino al acercarnos a la avenida principal de mi ciudad ofreciéndoles...
 
 
 
Tras vencer algunas inhibiciones, los abrazos no se hicieron esperar...
 
 

Y cada vez hubo más y más abrazos cargados de emoción...


Alegría...



y agradecimiento



La verdad, los sorprendidos, emocionados, alegres y agradecidos, acabamos siendo, también nosotros.





Por tanta energía y buena onda, les damos las gracias de todo corazón porque lo sucedido nos alienta a continuar ofreciendo muchos más...




Sábado 15 de diciembre en la ciudad de Lanús Oeste - Pcia de Bs As - Argentina

Publicado por Claudio




 

viernes, 14 de diciembre de 2012

El camino sin camino



Un monje dijo a Hui-neng: "Maestro, he escuchado el siguiente gatha [canto] de un tal Wuo-lan:

Yo, Wuo-lan, conozco un recurso
mediante el cual suprimo todos mis pensamientos
Las cosas del mundo no agitan más mi mente
y así, mi Iluminación madura día a día.

Ante esto, Hui-neng dijo: "Eso no lleva a iluminación alguna, sino a un estado de esclavitud", y a continuación, recitó:

Yo, Hui-neng, no tengo recurso alguno
y mis pensamientos no son nunca reprimidos
Las cosas del mundo agitan la mente siempre, y
¿de que sirve una Iluminación
que madura con el paso del tiempo?

 

Maestro Chan (zen) Hui Neng (Eno) 638 - 713
 
Publicado por Claudio

 

 

viernes, 7 de diciembre de 2012

Como hámsters en la rueda


 
 
 
En el video que subí a este mismo blog semanas atrás bajo el título “Las siete maravillas del mundo budista”, hubo un comentario, vertido por uno de los entrevistados, que llamó mi atención y motivó este escrito. Fue el que hacía referencia a lo que en lengua sánscrita se denomina “samsara” o círculo de nacimiento, muerte y reencarnación del que Buda habló y enseñó, cuando explicó cómo, al igual que el hámster en su rueda, nuestros deseos permanentes nos mantienen dando vueltas una y otra vez sobre la misma situación, vida tras vida.
La mujer entrevistada da su apreciación sobre el tema diciendo: “Para mí, samsara no sólo refiere al círculo de nacer, envejecer y morir para luego reencarnar. Para mí, tiene que ver con el estado de la mente también”.
Y concluye: “Por eso, uno tiene que trabajar con las malas emociones o emociones negativas, porque si continúan una y otra vez, no encuentras la verdadera paz ni la felicidad”.

¿Cómo detener la rueda? ¿Cómo no seguir comportándonos como esos pequeños roedores que giran incansablemente sobre sí mismos?
La atención plena sobre nuestros pensamientos y los mecanismos mentales es lo que puede permitir parar o cortar con ese ciclo autodestructivo. La atención debe ir desde esos objetos mentales hacia la respiración, por ejemplo, o hacia lo que en ese momento estamos haciendo. Así es como se les va quitando peso, poder, identidad.
Recordemos que nos convertimos en lo que pensamos y, si lo que pensamos es siempre lo mismo, acabaremos por hacer realidad esos pensamientos con las consecuencias que estos acarreen tanto para nosotros como para los demás.

Nuevamente, el Budismo vuelve a mostrarnos su pragmatismo, pues no necesitamos morirnos para comprobar cómo funciona este samsara.
Observar nuestra forma y modo de vida, esta vida que ahora palpita en cada latido, en cada gesto, es suficiente.
Veámoslo de este modo, el hoy es el resultado del ayer y la semilla de eso que llamamos mañana o futuro. Entonces, comprender el hoy nos permite entender mejor cómo ha venido siendo ese pasado y por consiguiente, cómo puede, probablemente, ser el futuro.

Dicha comprensión nos deja ver que somos nosotros quienes ponemos en marcha el motor que hace girar la rueda. La rueda que nos ata al sufrimiento, la ansiedad o la ilusión.
La buena noticia es que, a diferencia del hámster, también yace en nosotros el botoncito que puede detenerla.
Parar, sentarnos, respirar, meditar, volvernos conscientes, son todas acciones prácticas, posibles y humanas. Ese es el botón del que hablo.
Para que quede claro, no se trata de parar la mente, sino lo que agregamos en ella. Los objetos del pensamiento que van acumulándose como acumulamos basura en un depósito.

Para el practicante Budista, la mente en su origen es clara y por ello a través de esa claridad es que alcanzamos a ver el fondo, lo que es, sin mácula. Sin embargo, basta un solo pensamiento retenido y machacado para que perdamos esa perspectiva, para que ya no podamos ver y saber cómo es la realidad, para que la rueda del samsara no se detenga.
 
PUblicado por Claudio

 

 

viernes, 23 de noviembre de 2012

El mundo Budista



Documental de la BBC de Londres con subtítulos en castellano.

Un recorrido por los diferentes caminos que tomó el Budismo desde su origen en India, pasando por Nepal, Camboya, Japón...hasta su llegada a America.

Publicado por Claudio

viernes, 16 de noviembre de 2012

El universo en una manzana


Al momento de ver una manzana de seguro nadie que haya tocado o masticado una, podría dudar de qué se trata ese alimento u objeto. Sin embargo, me gustaría preguntarles: ¿cuándo vemos una manzana, es sólo una manzana?
 
 
 
 
 

Para responder la pregunta que escribo más arriba, les propongo hacer un ejercicio.

En este caso, practicaremos la atención plena a la hora de comer una manzana.
Es muy simple. En primer lugar, elijan una manzana cualquiera y sosténganla entre sus manos. A partir de este momento y durante unos pocos minutos, comenzaremos por llevar toda nuestra atención al acto de comer la fruta. Por lo tanto, deténganse y observen la forma y el color de la manzana evitando de ahora en más, cualquier comentario al respecto.

Luego cierren los ojos y permanezcan así hasta la finalización del ejercicio.
Continúen tocando la manzana y reconozcan su textura. Es muy importante hacer todo lo que aquí describo con calma, sin apuro.
Si bien es cierto que por estos días resulta algo difícil hallar una fruta que huela a fruta natural, debido a la sobre carga de pesticidas, agroquímicos y manipulaciones genéticas, lo que sigue en el ejercicio es olerla y así poner a trabajar un poquito el olfato, aunque la manzana carezca parcialmente de la fragancia que la caracteriza.

Acto seguido, van a darle un primer mordisco bien lento y pausado para que los labios, dientes y lengua tengan el tiempo suficiente para experimentar la sensación de ir llevando ese trocito de manzana a la boca. Escuchen el sonido que se produce al morder.
Una vez cortada con lo dientes una parte de la fruta y colocada dentro de la boca, déjenla allí por unos segundos. Sientan cómo van mezclándose los juegos de la manzana con la saliva. Eviten masticar rápidamente. Un ratito después, comiencen a masticar ese trozo de manzana varias veces paseándolo por toda la boca. Insisto, no traguen deprisa.
Por último, deglutan ese bocado sintiendo su recorrido por la garganta y el esófago directo al estómago.

Final del ejercicio.

Tras realizar una o varias veces éste ejercicio con la manzana o cualquier otro alimento, probablemente comencemos a comprender porque dije que el universo se encuentra sintetizado en ella; y es que la única manera en que puede producirse la existencia de estos alimentos es gracias a la tierra, el sol, el viento, el árbol proveniente de una semilla que a su vez surgió de otro árbol, el agua, los insectos y pájaros; los humanos que cultivan, cosechan y distribuyen los alimentos y toda una interminable lista de factores que, una vez más, ponen en evidencia la interdependencia; todo y todos nos necesitamos.

La contemplación y atención plena sobre nuestros alimentos, la forma y el modo en que los manipulamos y consumimos, nos abre a una conciencia no sólo saludable para nosotros mismos al lograr regular nuestro peso corporal y mantenernos saludablemente respetuosos y amorosos con la vida, sino también con el delicado equilibrio del planeta tierra.

Para finalizar, cada vez que tengan delante de sí un alimento, aunque no realicen la totalidad de este ejercicio, aprovechen la ocasión para degustarlo con la mayor atención posible.
Eviten comer mirando noticieros o cualquier otra imagen que perturbe los sentidos como también, no comer discutiendo o a las apuradas. Cuando comemos en un clima ameno y relajado, las probabilidades de que ese alimento nos indigeste, resultaran casi inexistentes.

Que comer no sea un mero acto automatizado en el que sólo nos interesa tragar lo que nos gusta sin medir que en ello va en juego nuestra salud. Sobre este punto alguna vez le pregunte a un grupo de mis alumnos: ¿dejarían las puertas de su casa abierta todos los días de par en par a riesgo de que cualquiera pudiese entrar en ella? Evidentemente la respuesta fue un rotundo no. Sin embargo, acote, si nos pensamos como una casa/cuerpo y la boca la puerta de entrada, ¿por qué dejamos entrar en ese cuerpo/casa casi cualquier cosa?

Para que el hambre no continúe siendo un flagelo mundial es necesario evitar todo tipo de desperdicio o derroche. Quizás, y vistas estas acciones en un plano individual nos parezca poco pero, multiplíquenlas por millones y verán la diferencia.

Que la próxima mordida a la manzana sea también, una jugosa ocasión para aprender a disfrutar de la vida.
 
Publicado por Claudio

viernes, 9 de noviembre de 2012

Jugar, jugar


 
 
 
Desde hace unos días, fui implementando en mis clases el juego grupal.
Al hacerlo, siento que este aporte, amén de ser recibido con agrado por mis alumnos, nos ayuda a practicar la atención plena ahora desde el compartir con el otro y con ese “otro” que llevamos dentro, como diría uno de mis alumnos que, a decir verdad, no es otro que  nosotros mismos y que, a partir del juego, se comienza a vislumbrar ya sea porque nos pone de frente con el placer y la vitalidad, o con el ridículo de ¿cómo yo, adulto, voy a ponerme a jugar? En cualquier caso, y una vez que el juego se echa a andar, es mucho más probable que con la participación activa de todos los involucrados, recuperemos la capacidad de jugar con total respeto y libertad en lugar de continuar aferrados a una vieja y acartonada estructura.
 
Johan Huizinga, en su libro Homo Ludens, dice: “el juego auténtico constituye una de las bases más esenciales de la civilización. Es decir, el jugar forma parte de nuestra historia, nos define como personas y como comunidad”.
Pese a ello, los adultos solemos olvidar estas capacidades e inclusive volvernos serios o, mejor dicho, solemnes, como si todo lo que hacemos fuese en sí mismo “importante” y por ello más digno de atención que el mundo lúdico, creativo y espontáneo de los chicos.
 
Creo que parte del asunto de creer que como adultos debemos ser serios siempre es a causa de habernos convencido de que “somos lo que hacemos”, cuando en verdad, hagamos lo que hagamos o no hagamos nada, ya somos. Pero, si sostenemos que ser es hacer, se entiende que acabemos confundiendo la persona con el personaje, o sea, el Dr. fulano de tal termina siendo “más importante” que la persona en sí, al punto de ser ésta la manera más habitual con la que solemos presentarnos ante los demás.
 
Recordemos cuando de chicos decíamos: ¿jugamos a que somos...? Y ahí íbamos, seguros de ser indios, cowboys, almaceneros o mamás de muñecas plásticas. Para el caso, lo que contaba era creer a pie juntillas que eso era cierto, de lo contrario no hubiésemos podido jugar nunca. Ahora bien, salvando las distancias y sin ánimo de minimizar nuestras profesiones u oficios, cuando los ejercemos tan convencidos de “ser eso”, ¿no hay un poco de actuación en ello? Digo actuación y no falsedad. Que quede claro. Actuación que probablemente surja del mejor lugar de cada uno pero, si miramos un poquito en perspectiva, notaremos cierta cuota de teatralidad sin la cual, quizás, no nos sea posible llevar ese rol a cuestas. Rol que termina dañándonos cuando nos mimetizamos con él y lo cargamos de manera permanente a todos lados, en lugar de comprender que ese rol tiene tiempo y lugar limitado.
Lo que no está limitado, salvo por nuestros propios condicionamientos, y sobre todo cuando estos no son detectados desde su costado más negativo, es el ser. Descubrirlo, puede requerir de volver a jugar y sorprendernos de que aún está aquí, justo aquí donde nos encontramos.
Jugar con el cuerpo, con los colores, los sonidos, las formas o lo que cada uno sienta deseos y posibilidades de jugar.
 
 
 
Pensando un poquito más profundamente, en lugar de menospreciar el juego, podríamos preguntarnos si algo o muchas de nuestras cualidades y habilidades no son el resultado de haberlas aprendido y practicado durante los juegos de infancia. O acaso, y a modo de ejemplo, ¿el animarnos a andar en bicicleta o saltar de un trampolín aún a riesgo de caernos no pudo ayudarnos a que hoy nos animemos a tomar decisiones arriesgadas?
O saber relacionarnos con los demás y crear equipos de trabajo, o simplemente el poder estar con otros en paz y armonía aunque no estemos de acuerdo en algo, ¿no fue a causa de haber sabido jugar en equipo con nuestros amigos del barrio?
 
El adulto que se adentra en el juego, al igual que un niño, está más preparado para soltar sus viejas trabas y represiones y abordar más creativamente las nuevas situaciones que presente la vida. También aprende a relacionarse con sus emociones expresándolas más sincera y naturalmente.
 
 
En términos de salud, jugar aporta los siguientes beneficios, entre otros:
Reduce el estrés.
Estimula el sistema inmunitario.
Sube la moral y combate el aburrimiento.
Aumenta la energía y la vitalidad.
Fortalece las relaciones personales.
Inspira la creatividad.
Atrevernos a jugar es atrevernos a mirarnos tal cual somos; sí, con lo que nos gusta y lo que no nos gusta, también. Después de todo, no somos perfectos, como tampoco lo son los juegos. Lo único que se requiere es tener ganas de jugar.
Yo voy a jugar; vos, ¿querés venir a jugar, también?
 
Publicado por Claudio
 

viernes, 2 de noviembre de 2012

Tejidos por el Tao



 
 
 
Mi mujer
teje minúsculos universos
de lanas e hilos.

Yo tejo brocados*
con mi cuerpo.

A los dos,
como a todos,
nos teje el tao.

  *Brocados: nombre que se le da a los ejercicios entrelazados de chi kung y tai chi.

Publicado por Claudio

viernes, 26 de octubre de 2012

¿Hablar o callar?


Sobre la atención plena

                                         
 

Hablar y no estar diciendo nada. Solo ruido.
Aquietar la lengua ilumina el mundo.

 
Hablar y dar con la nota justa.
Callar y tragar veneno.

 Entonces...¿hablar o callar?

Ni hablar ni no hablar.
Ni callar ni no callar.

Dejar que el momento nos lo cuente.

                                                     
"Todos somos seres iluminados...hasta que abrimos la boca"
                                                                     Shunryu Suzuki

Publicado por Claudio

viernes, 19 de octubre de 2012

Zazen es



Zazen es sin tiempo ni lugar.
Zazen es aquí y ahora.







Comentario: La práctica de la atención plena puede realizarse en un zendo (sala de práctica de meditación) o, al momento de cepillarnos los dientes, vestirnos, comer, caminar. Solos o en compañia de otros seres.
La atención plena en la palabra, los pensamientos y las acciones.
La atención plena desprovista de juicios o críticas.
La atención plena en cuerpo y mente con lo que sucede.

Publicado por Claudio

viernes, 5 de octubre de 2012

Meditación y salud



Durante los primeros días de septiembre último y a raíz de la visita a la Argentina de Sri Sri Ravi Shankar, algunos medios se hicieron eco de un interés cada vez mayor de la ciencia médica por la práctica de la meditación con fines terapéuticos.
El diario Tiempo Argentino bajo el título: "Para la ciencia, meditar hace bien al corazón y sube las defensas", publicó un artículo dando cuenta de ello.
Aquí comparto con ustedes un extracto de dicho artículo.
 
 
"Los niveles de relajación alcanzados durante la práctica diaria de la meditación disminuyen la presión arterial, el colesterol 'malo' (LDL) y la presión intraocular, junto con esto aumenta la creatividad verbal y las funciones intelectuales", afirma Jorge Berra, pediatra y médico de familia en la Fundación Ayurveda. Para el profesional, quien también dicta cursos en la Facultad de Medicina de la UBA, la práctica regular de la meditación puede disminuir en 10 milímetros la presión arterial diastólica (mínima) que es fundamental en el diagnóstico de hipertensión. "La meditación también ayuda a los pacientes en tratamiento de quimio y radioterapia, mejora su calidad de vida y disminuye el dolor", destaca Berra.

Un estudio de la Universidad de Wisconsin-Madison en colaboración con el actual Dalai Lama y otros monjes budistas demostró que gracias a la meditación se crean nuevas conexiones neuronales que son las culpables de que se puedan alcanzar niveles de consciencia nunca antes experimentados. Los últimos resultados de este estudio, liderado por los neurocientíficos Antoine Lutz y Richard Davidson, y publicados en la revista Proceedings of the National Academy of Sciences, informaron que los monjes budistas que llevan largo tiempo practicando meditación presentan una gran actividad en una zona determinada del cerebro, justo detrás de la parte izquierda de la frente, en la corteza prefrontal izquierda. Esa área se asocia a las emociones positivas y al estado de calma, y a través de la relajación alcanzada se generan neurotransmisores que amplifican la concentración.
 
 
 

Para Roberto Rey, neurólogo y director del Instituto Argentino de Investigación Neurológica, "los meditadores llegan a una sensación de común unión con el universo. No lo puedo asegurar, pero diversos estudios lo han indicado, se debería a la activación de transmisores endógenos en el cerebro."

En la Argentina, el Instituto de Neurología Cognitiva (INECO) también está realizando investigaciones sobre los efectos que la meditación produce en el cuerpo humano. Martín Reynoso es coordinador del área de Mindfulness (un tipo de meditación) de INECO y miembro del estudio con el cual se pretende analizar en qué medida se modifican la memoria o la atención a partir de la meditación. "Aún no contamos con resultados, pero de la autorregulación de la atención plena pueden emerger cerebros más justos, solidarios y empáticos que favorezcan una vida más armónica."

 

 

 

Alberto Lóizaga es médico clínico, psicoanalista e instructor en técnicas de meditación. En 1970 se recibió en la UBA, y fue por aquella época que escuchó hablar de meditación cuando el gurú Maharishi Mahesh Yogi (instructor de Ravi Shankar) visitó la Argentina. En 1975 fue jefe de residentes del Hospital de Clínicas, y comenzó a utilizar técnicas meditativas en pacientes que necesitaban diálisis o en aquellos que padecían hipertensión. "Se accede a un cuarto estado de conciencia en el que se producen cambios biológicos. He constatado que mediante la meditación puede curarse el asma, el broncoespasmo, la colitis, y el estrés", aseguró el doctor.

Durante la meditación la persona entra en un estado placentero, "de enorme felicidad", describió Lóizaga. Para la ciencia, la explicación biológica es que al meditar, en el cerebro predominan los factores de relajación que inhiben la liberación de adrenalina y cortisol, lo cual ocasiona una baja de la frecuencia cardíaca y estrés en general. Alejandra Ciappa es médica y se especializa en neurobiología psiquiátrica en Instituto de Neurociencias de la Fundación Favaloro. Para ella, "el ser humano necesita relajarse, y los resultados de la meditación son notorios, el cerebro tiene capacidad de crear nuevas conexiones neuronales".

 
 
 Richard Davidson
 

Otros procesos que se ponen en juego en el cuerpo son: la reducción de las cantidades de uropepsina y la concentración de ácido láctico (lo que causa la fatiga), el riego sanguíneo aumenta hasta un 35% y todas las actividades cerebrales funcionan mejor. Además, la meditación afecta a los lóbulos temporal y parietal del cerebro, asociados a la orientación física. De esta forma, se produce una pérdida de la sensación de individualidad y del espacio-tiempo.

 

La conexión entre ciencia y espíritu logró el nacimiento de la medicina integrativa que atiende la relación de los sistemas de control humano, el psicológico, el endocrinológico, el neurológico y el inmunológico. Rosana Mollo es miembro de la Fundación Ayurveda (sistema de medicina de originario de la India) y magister en Psiconeuroinmunoendocrinología, rama de la medicina que se ocupa de estudiar las relaciones entre los cuatro sistemas de control que tiene el organismo humano. "Aconsejo a mis pacientes que mediten. Afortunadamente, la práctica se está instalado en muchos servicios de hospitales y sanatorios para prevenir los eventos agudos de cardiología recuperación de infartos", dice la profesional, quien prefiere no mencionar el nombre de esas instituciones por la existencia de "una doble moral" que, de hacerse pública, podría cancelar las prácticas.

 
 
 

BÚSQUEDA ESPIRITUAL. "Más del 70% de las personas que se acercan a practicar yoga o meditación fueron derivadas por sus médicos", asegura David Lifar, presidente de la Fundación Indra Devi dedicada al "yoga, arte y ciencia de vida". "Los médicos los derivan para que el proceso de sanación sea más corto", explica Lifar y asegura que el yoga brinda elementos para reestablecer una nueva armonía, así como también aliviar dolores de cabeza, mejorar calidad de sueño. "Las diferentes posturas del yoga ayudan al sistema nervioso, permitiendo que se libere el estrés y las toxinas acumuladas en él."

Por su parte, Edgardo Caramella, presidente del Método de Rose, federación en la que se practica la meditación, también asegura que "se notó un incremento de la demanda. La gente se encuentra en una búsqueda interior", y agrega que "meditar es parar de pensar, aprender a concentrarse, ya que nuestra mente está en continua dispersión, pero nunca nadie nos enseñó a concentrarnos, el poder de la mente es infinito". «

 

Por Yesica de Santo
Diario Tiempo Argentino 02-09-12
 
Publicado por Claudio

 

viernes, 28 de septiembre de 2012

viernes, 21 de septiembre de 2012

Disfrutar

Que disfrutar de la vida
no dependa de sentirnos bien.



Que sentirnos bien,
sea la consecuencia
de haber aprendido
a disfrutar de la vida.



Publicado por Claudio

viernes, 14 de septiembre de 2012

A cerca del Ego


 
 
Estaba el Buda meditando en la espesura junto a sus discípulos, cuando se acercó un detractor espiritual que lo detestaba y aprovechando el momento de mayor concentración del Buda, lo insultó lo escupió y le arrojó tierra.

Buda salió del trance al instante y con una sonrisa plácida envolvió con compasión al agresor; sin embargo, los discípulos reaccionaron violentamente, atraparon al hombre y alzando palos y piedras, esperaron la orden del Buda para darle su merecido.

Buda en un instante percibe la totalidad de la situación, y les ordena a los discípulos que suelten al hombre y se dirige a este con suavidad y convicción diciéndole:
Mire lo que usted generó en nosotros, nos mostró como un espejo el verdadero rostro. Desde ahora le pido por favor que venga todos los días, a probar nuestra verdad o nuestra hipocresía. Usted vio que en un instante yo lo llené de amor, pero estos hombres que hace años me siguen por todos lados meditando y orando, demuestran no entender ni vivir el proceso de la unidad y quisieron responder con una agresión similar o mayor a la recibida. Regrese siempre que desee, usted será mi invitado de honor. Todo insulto suyo será bien recibido, como un estímulo para ver si vibramos alto, o es sólo un engaño de la mente esto de ver la unidad en todo".

Cuando escucharon esto, tanto los discípulos como el hombre, se retiraron de la presencia del Buda rápidamente, llenos de culpa, cada uno percibiendo la lección de grandeza del maestro y tratando de escapar de su mirada y de la vergüenza interna.

A la mañana siguiente, el agresor, se presentó ante Buda, se arrojó a sus pies y le dijo en forma muy sentida: “No pude dormir en toda la noche, la culpa es muy grande, le suplico que me perdone y me acepte junto a Usted" Buda con una sonrisa en el rostro, le dijo: "Usted es libre de quedarse con nosotros, ya mismo; pero no puedo perdonarlo"

El hombre muy compungido, le pidió que por favor lo hiciera, ya que él era el maestro de la compasión, a lo que el Buda respondió:
Entiéndame claramente, para que alguien perdone, debe haber un ego herido; solo el ego herido, la falsa creencia de que uno es la personalidad, ese es quien puede perdonar, después de haber odiado, o resentido, se pasa a un nivel de cierto avance, con una trampa incluida, que es la necesidad de sentirse espiritualmente superior, a aquel que en su bajeza mental nos hirió. Solo alguien que sigue viendo la dualidad, y se considera a sí mismo sabio, puede perdona a aquel ignorante que le causó una herida".

Y continuó: "No es mi caso, yo lo veo como un alma afín, no me siento superior, no siento que me hayas herido, solo tengo amor en mi corazón por usted, no puedo perdonarlo, solo lo amo. Quien ama no necesita perdonar."
El hombre no pudo disimular una cierta desilusión, ya que las palabras de Buda eran muy profundas para ser captadas por una mente todavía llena de turbulencia y necesidad, y ante esa mirada carente, el Buda añadió con comprensión infinita:

“Percibo lo que le pasa, vamos a resolverlo: Para perdonar, ya sabemos que necesitamos a alguien dispuesto a perdonar. Vamos a buscar a los discípulos, en su soberbia estarán todavía llenos de rencor, y les va a gustar mucho que usted les pida perdón. En su ignorancia se van a sentir magnánimos por perdonarlo, poderosos por darle su perdón, y usted también va a estar contento y tranquilo por recibirlo, va a sentir un reaseguro en su ego culposo, y así más o menos todos quedarán contentos y seguiremos meditando en el bosque, como si nada hubiera pasado" y así fue.
 
Publicado por Claudio

 

 

viernes, 7 de septiembre de 2012

Una cosa por vez


Estas sugerencias de cómo desarrollar una vida de atención y calma no requieren que vistamos el kesa de un moje zen; bastará con tener interés, voluntad y perseverancia en la vida que cada uno desempeñamos cotidianamente al trabajar, estar en casa o en cualquier otro sitio.

Una cosa por vez: Una tarea, nada de multitareas.Un proverbio zen dice: Cuando camines, camina, caundo comas, come.




Hacer pausadamente y con propósito: Aunque hagamos una cosa por vez, podemos hacerla aleatoriamente y con precipitación. Por el contrario, nuestras acciones deberán ser razonadas y realizadas con pausa, así ganaremos en concentración.

Hacer de forma plena: Centremos la mente en la tarea y completémosla antes de pasar a la siguiente.Si algo queda inacabado, apartemos la tarea sin dejar ningún resquisio.
Por ejemplo: Si preparamos algo de comer, no lo comamos hasta que no hayamos lavado todo lo que usamos para su preparación.

Hacer menos: Un monje zen notiene una vida peresosa. Se levanta pronto y trabaja durante todo el día, pero no genera una lista de tareas sin acabar. Realicemos las tareas que realicemos, serán ésas y ninguna más.
Abarcar mucho en el hacer diario, no permitira una concentración adecuada.

Espaciar las tareas: Disponer de tiempo entre tareas nos ayudará a concentranos en ellas y nos facilitará completarlas. Una programación relajada ayudará a terminar tareas que se alarguen disponiendo del tiempo necesario para finalizarlas.

Desarrollar rituales: Los monjes tienen sus propios rituales para las tareas que realizan, desde comer a limpiar o meditar. Eso les da la máxima atención y a que puedan ser hechas con pausa, correctamente.No tienemos que seguir ningún ritual, cada cual creará el suyo. Lo interesante de crear rituales es que ayudan a disminuir las actitudes obsesivas.

Asignar tiempo para ciertas tareas: Hay tareas diarias que requieren horarios determinados. Determinemos el tiempo para el aseo, para trabajar, ir al gimnasio o lo que sea que necesitemos o nos guste hacer. Si algo es importante para nosotros, dediquémosle el tiempo necesario.

Dedicar tiempo a sentarnos: Como los monjes dedican tiempo a la práctica de zazen (meditación sentada) nosotros  podes también, si es nuestro interés, dedicar un tiempo a ello, aunque sea una vez a la semana. La sentada en meditación ayuda a concentrarse pero, cualquier actividad que hagamos también puede hacerse conncentrado y atento y así, estaremos meditando.

Sonreír y ayudar a los demás: Los monjes zen dedican buena parte de su vida a ayudar a los demás. Esto enseña humildad y aleja el egoísmo de sus vidas que se orientan al servicio.
Dentro de la familia o fuera, podemos dedicar ese tiempo a los demás. De igual forma sonreir y ser amable con todo el mundo, puede ayudar a mejorar la vida de los que nos rodean.

Que las tareas cotidianas sean nuestra meditación: Como mencione unos párrafos antes, además de la meditación, cocinar o limpiar, son partes importantes del día de un monje zen. Pueden resultar provecchosas realizarlas cada día como práctica del auto-conocimiento. Podemos, a esas tareas diarias, quitarles el aburriemiento que algunas o muchas veces suponen, volviéndolas nuestra práctica meditativa concentrándonos en ellas pausada y plenamente.
Nuestra vida cambiará y la casa quedará más limpia.

Pensar qué es necesario: Hay muy poco en la vida de un monje zen que sea realmente necesario. En su armario no hay prendas exclusivas, ni muchos zapatos, nada de instrumentos tecnológicos, ni comida chatarra (suelen ser vegetarianos). Por supuesto, no es necesario vivir como un monje zen pero ello nos ayuda a recordar que hay muchas cosas en nuestra vida que no son realmente necesarias. Para cada quién se tratará de cosas diferentes, familia, amigos, ropa, objetos, emociones, pensamientos etc. En cualquier caso, observemos qué no necesitamos más y aprendamos a soltarlo.
Recordemos que disminuir el consumo, es una práctica ecológica y humanitaria.

Publicado por Claudio

El texto está basao en comentarios del monje zen Thich Nath Hanh



viernes, 31 de agosto de 2012

Mushotoku


 
 
Un día, un monje le preguntó al maestro Tozan: “¿Cómo evitar el calor y el frío?”

Tozan dijo: “¿Por qué no te vas a un sitio donde no exista ni calor ni frío?”

El monje respondió: “¿Dónde está ese lugar?”

Tozan replicó: “Cuando hace frío, sé completamente frío, cuando hace calor, sé completamente calor”.



 
Mushotoku: El no-provecho, el no-deseo. Dar sin buscar recibir. Hacer sin esperar nada a cambio. Abandonar todo, sin miedo de perder. De la misma forma que un artista debe darse por entero sin ocuparse de alcanzar la gloria, la belleza, la riqueza; así se practica zazen: sin buscar nada, sin esperar nada, sin desear nada.



Si abandonas todo, obtienes todo.

Esta es hoy mi práctica. Gracias por permitrme compartirla con ustedes. Gassho
 
Tozan. Maestro zen (807 - 869)

Fuente consultada: lanada-ku.blogspot.com.ar


Publicado por Claudio

viernes, 24 de agosto de 2012

viernes, 10 de agosto de 2012

Lo que no está escrito



Habíamos finalizado nuestra práctica de zazen cuando una mujer que asistía por primera vez preguntó por alguna literatura que ella pudiese leer sobre Budismo y zen. Mi maestro le sugirió uno o dos títulos y agregó: “de todos modos, lo que aquí sucede no está escrito en ningún lado...” Al escucharlo, sonreí como confirmando sus palabras.

A pesar de la cuantiosa bibliografía existente sobre budismo y zen, la que tantas veces deliciosamente degustamos, durante los días de práctica, cuando a pesar de preguntar y escuchar repetidas veces las mismas palabras, como repetidas son las indicaciones referidas a la postura y la respiración de zazen, ocurre algo muy particular y que dichos textos no contienen, pues ya son pasado, y es que, al mismo tiempo, y simultáneamente, se puede apreciar en esa rutina, lo nuevo y diferente que promueve cada encuentro. Siempre igual y siempre distinto a su vez. Si el zen es algo, es precisamente eso, milenario, imperecedero, sin calendarios y en constante transformación, ¿la vida misma, acaso?
Esta maravillosa enseñanza que vuelve a actualizarse y a actualizar a quienes la transmitieron desde Sakyamuni Buda hasta nuestros días, con cada ser humano que se adentra en ella.

Nada está escrito, todo está sucediendo como si se tratase de la primera vez, incluso conociendo el lugar al que asistimos a diario para hacer lo acostumbrado en compañía de las personas habituales. Donde, lo notemos o no, la realidad se sucede siempre cambiante, sea por razones evidentes como por pequeños detalles que acaban confirmando la inevitable impermanencia de todas las cosas. Después de todo y más allá de cualquier motivación o intención que poseamos con la práctica y la vida que llevamos, nadie es capaz de saber a ciencia cierta lo que vendrá, de tal manera que lo único que podría considerarse escrito es el paso que ahora mismo estamos dando.

La tinta usada para narrar el transcurso de nuestra vida humana se va volcando sobre el papel del aquí y ahora, respiración tras respiración; tanto que, aún provistos de habilidades y conocimientos determinados, toda nueva vez viene con la posibilidad de imprimir en ello una nueva mirada. Una nueva mirada es aquella que vuelve lo rutinario sorpresivo e inesperado. Ese inédito y desprejuiciado modo de posar los ojos sobre lo viejo conocido saliéndonos al cruce para mostrarnos que seguimos siendo los mismos y diferentes, también.

Todos los días lo mismo pero mutando. De ahí que la literatura, la que en un principio devoramos con la avidez de adquirir conocimiento, con los años acaba convirtiéndose en un modo de orientarnos en cuanto a cómo seguir la vía o el camino, porque lo que en ellas se cuenta es, cuanto mucho, cómo su autor ha ido develando su ser, pero no el nuestro. Por consiguiente, el camino que hay que ir haciendo y descubriendo golpe a golpe, verso a verso, como dice el poeta, es el propio.

Ahora bien, cuando leemos las muchas historias escritas acerca de maestros que “abandonaron el mundo”, esto es, dejaron sus rutinas sociales y familiares para buscar un lugar en las montañas o bosques donde llevar la práctica hasta el fondo mismo de su existencia, nos parece casi de mitología que hoy día se pueda abordar tamaña empresa en medio de nuestra vida urbana, ajetreada y estresante. Sin embargo, y para no presentar la renuncia antes de haber esbozado el primer párrafo, es bueno saber que, a pesar de todo, podemos contar con un maestro y un grupo de práctica de zazen aquí mismo, en medio de la ciudad, de los bocinazos, del vértigo impiadoso del cemento, sin que por ello nos veamos forzados a emprender la travesía de hallar el paraje propicio donde hacer posible el encuentro con nosotros mismos. Después de todo, me gustaría recordar que, aún en el más bello de los paraísos podemos sentirnos como habitando el mismísimo infierno. Todo es mental, y lo digo sin desmerecer que sí, que podemos encontrar nuestro lugarcito de calma a orillas de algún río, el mar, o en las alturas de una majestuosa montaña. Pero lo importante, creo, es aceptar dónde nos encontramos a diario, para empezar nuestra práctica justo en este momento y sobre este suelo.

“Lo que aquí sucede no está escrito en ningún lado”, vuelve a resonar en mí la frase que pronunciara mi maestro; es decir, lo que en el zendo o en cualquier espacio y tiempo de nuestra vida acontece es únicamente eso, lo que es. A cada uno nos corresponderá hallar la capacidad de aprender a verlo, aceptarlo y vivirlo plenamente.

Publicado por Claudio

viernes, 3 de agosto de 2012

El juego de...final




La grulla, símbolo de longevidad en China y de paz en Japón, es el quinto animal de la serie, que representa al elemento metal y los pulmones.
Se caracteriza por condensar la energía llevándola hacia el interior, movimiento yin.
A nivel físico, los pulmones regulan el chi, la respiración y el tránsito del agua por el cuerpo.
La energía del pulmón emerge en la nariz y se asocia con el intestino grueso, cuya función es separar lo puro de lo impuro. Movimiento yang.

La respiración es alma gemela de nuestras emociones. De ahí que no podríamos nunca respirar calmada y pausadamente en estados de ansiedad o nerviosismo. Por lo tanto, el movimiento de la grulla en chi kung se vuelve, en estos y otros estados alterados, una herramienta muy útil para recuperar la calma.
Un hecho bastante habitual que sucede cuando la energía del pulmón es insuficiente es el despertarnos entre las 3 y 5 hs. de la madrugada. La relajación necesaria para un dormir profundo y adecuado se obtiene cuando la respiración se torna lenta y plena.

Cuando la energía del metal se encuentra equilibrada, la persona se manifiesta íntegra, digna, ecuánime y con un gran sentido del compromiso y la responsabilidad asumidos.
Los pulmones son la casa del instinto. El buen funcionamiento energético de ellos nos da una mayor capacidad intuitiva, un estado de alerta sobre el presente y el devenir.
Cuando se origina algún trastorno energético, aflora la tristeza, la congestión o la falta de confianza, devaluando el sistema defensivo del organismo. Si esto no es corregido a tiempo, es probable caer en depresiones y miradas pesimistas sobre la vida.

En el zen se dice que una persona convaleciente respirará con el cuello. Un aprendiz usará su tórax. Un practicante avanzado respirará con el diafragma. Un maestro lo hará desde el kikai tandem*, y un ser que haya alcanzado el despertar respirará desde los pies.



*Centro de gravedad del cuerpo ubicado entre el ombligo y el hueso púbico.



Orden de los animales en el video (wu qin xi): tigre – ciervo – oso – mono – grulla.





 Publicado por Claudio




viernes, 27 de julio de 2012

El juego de...parte III







El Mono

Este animal posee cualidades como la flexibilidad, agilidad, rapidez de respuesta y acción, actitud de alerta.
El mono se identifica con el órgano del corazón y el elemento fuego. De ahí su actitud caliente, radiante, expansivo y alegre, emoción con la que también se lo asocia.

A nivel físico, el corazón regula la sangre y controla los vasos sanguíneos, emerge en la lengua y la víscera acoplada es el intestino delgado, que separa lo impuro de lo puro.
El pericardio protege al corazón y su pareja es el triple calentador. Si bien ambos meridianos no poseen un órgano dentro de la anatomía occidental, cumplen una función energética transportando e influyendo sobre los líquidos corporales, por la cual se suman al elemento fuego y al ejercicio del mono.

A nivel psicosomático, los estados de agitación perturban el equilibrio del corazón, predisponiéndolo a una emoción negativa como es la euforia, o sea, alegría exacerbada, la que puede llegar a estados de fanatismo o apasionamiento extremo.
Los síntomas de taquicardia, palpitaciones o incluso la dificultad a la hora de expresar las emociones son características del desequilibrio en su funcionamiento.
Por el contrario, cuando este maravilloso órgano estabiliza su energía, produce estados de serenidad, generosidad, amor, compasión, comunicación fluida y clara.

Desde tiempos ancestrales, la medicina tradicional China sostiene que el espíritu reside tanto en la frente como en el corazón, por tal motivo, cuando éste se halla en armonía, la persona logra un diálogo cuerpo-mente que le permite discernir y actuar consecuentemente. Esta aseveración va coincidiendo con estudios de reciente realización a través de los cuales se ha podido medir los campos magnéticos del cerebro y del corazón, comprobando que, cuando la persona se encuentra en estados amorosos, altruistas o de franca solidaridad, ambos órganos alcanzan lecturas y comportamientos de suma coherencia y estabilidad, acrecentando no sólo el estado saludable de la propia persona, sino de su entorno más inmediato.

De algún modo o de muchos, las palabras de los maestros zen sobre que a la hora de hacer zazen todos los seres y hasta el universo entero se beneficia con ello va siendo claramente demostrado desde las experiencias realizadas con la ayuda de nuevas tecnologías, creando así un diálogo más cercano entre Oriente y Occidente, ¿no les parece?





El oso

Este animal, aparentemente torpe, cultiva dos cualidades importantes que lo unen directamente con el elemento tierra y son: el aplomo y la estabilidad.
Los órganos asociados con el oso son el bazo/páncreas, que regulan la transformación y el transporte de la energía vital del organismo y controlan el tejido muscular.
El órgano sensorial del bazo es la boca y la víscera acoplada es el estómago.

A nivel psicosomático, el bazo/páncreas, al funcionar ecuánime, promueve la empatía y predispone a una reflexión conciente.
La casa del bazo/páncreas es el intelecto, la razón, la lógica y la memoria. Esto demuestra que no está asociado a una emoción, sino a actitudes de orden intelectual.
La preocupación, reflexión excesiva, obedece a un bazo vacío de energía. De no poder detener esta constante, la persona se mostrará obsesiva, intolerante y con tendencia al sedentarismo y el aislamiento.
El decaimiento energético puede provocar la pérdida de apetito, dolor abdominal y baja resistencia para sostener el día a día.

Por el contrario, cuando este órgano funciona normalmente, la persona se muestra estable, con los pies bien arraigados y una mirada correcta de la realidad.
Se sabe adaptar al entorno, usa su conocimiento pasándolo a la experiencia, la que utiliza para cualquier situación difícil que se presente.


Nota: La semana próxima cerraré este tema con los datos correspondientes al ejercicio de la Grulla (pulmón/metal).


Publicado por Claudio




viernes, 20 de julio de 2012

El juego de...parte II


Hoy conoceremos a otro de los cinco animales que componen la serie de estos movimientos de Chi kung.





EL CIERVO

El Ciervo está relacionado con el hígado y la vesícula biliar, elemento madera. Su energía es ascendente, almacena la sangre y regula la circulación del Ki.
Ejerce control sobre los tendones y el órgano sensorial a través del que se expresa son los ojos.
La víscera asociada es la vesícula biliar, la cual reserva la bilis que el hígado produce.

A nivel psicosomático, se sabe que los ataques de ira constantes, emoción propia de este órgano, pueden dañar las funciones del hígado. Por el contrario, cuando su energía es estable, la persona se muestra amable y bondadosa.
Cuando hay exceso de energía yang, el hígado comienza a quemar de manera descontrolada, produciendo agresión y, como es el elemento que crea el fuego, es decir, cuando la madera combustiona, puede dañar al corazón.

La energía yang asciende en pequeñas descargas que llegan hasta el corazón, residencia del espíritu, y produce migrañas, dolor de cabeza, mareo y confusión mental. Si la hiperfunción energética persiste, se pueden generar piedras en la vesícula biliar.
Por otro lado, la carencia de energía yang acrecienta el yin del hígado y esto se traduce en incapacidad para encolerizarse, lo que origina una actitud ante la vida irónica, sarcástica y cínica. La irritabilidad no manifestada se puede convertir también en frustración. El sujeto que expresa una ira violenta y agresiva desencadena afán de venganza, resentimientos y culpabilidad.

La ejecución de este ejercicio puede propiciar encontrar el equilibro de este valioso órgano, lo que se confirma al observarse deseos de crecimiento y superación personal, aportando una capacidad clara a la hora de tomar decisiones y proyectar su futuro.
El juego del Ciervo despierta el espíritu de iniciativa, emprendedor y explorador. El hígado es la casa del alma que desvía hacia el cuerpo los excesos de las emociones, es decir, los somatiza, con la misión de proteger al corazón.



Nota: En las próximas dos entradas les hablare del mono y el oso, cerrando este tema con la grulla, más un video en el que podrán apreciar el modo de ejecutar estos ejercicios de Chi Kung.

Publicado por Claudio