martes, 16 de noviembre de 2021

Chi Kung y Medicina Tradicional China



Comencemos por señalar que no existe la quietud absoluta. Todo en el universo está en constante ondulación y vibración. Partiendo de este postulado, vale saber que a lo que llamamos desequilibrio, no es otra cosa que el orden natural de la vida. Significa esto que, siempre nos estamos balancenado de un lateral al otro, mentalmente del pasado al futuro, animicamente de arriba hacia abajo. 

Si consideramos este asunto en su sentido fundacional, que la vida es movimiento, comprenderemos que cuando hablamos de enfermedad, concepto que no aplica en MTC, a lo que nos estamos refiriendo es a un desequilibrio que ha ido hacia un exceso, ya se trate de orden físico, mental o emocional. 

Exceso es lo que la humanidad a naturalizado en su diario vivir. Exceso de alimentos o de hambre, de acción o sedentarísmo, de pensamiento rumiante o reactivo. Exceso de apatía o violencia, de crítica y queja o ilusión y fantasía.

Cuando practicamos Chi kung, Zazen, en mi caso también Iaido e I Ching, vamos poniéndonos en aviso de todo esto y es cuando, valiéndonos de estas herramientas, a las que le sumo la herboristería, los masajes, descanso y una correcta nutrición, podemos ser protagonístas reales de dicho desequilbrio y asumirlo para volver al camino medio, al hogar; allí donde la vida reluce en plenitud y sentido de SER.

Cuando el o la alumna entran en una clase lo hacen  con lo puesto: historia personal, padecimientos físicos, orgánicos o psicológicos que, de darse el tiempo, la perseverancia y la paciencia necesarias, descubrirán cuánto potencial poseen para restablecer dicha armonía a partir de comprender que la materia prima a utilizar para el equilibrio correcto, son, justamente, los excesos, las dificultades, la falta de estabilidad psicofísica, de tono muscular, el estrés o la coordinación necesarias para que el cuerpo/mente que son, vuelva a su eje, a su sí mismo.

Si comprendemos esto, voltearemos nuestra vida 180 grados y ya no daremos de comer al sufrimiento que siempre es mental, con ideas acerca de la enefermedad que nada tienen que ver con lo que mal nos han enseñado y peor hemos aprendido. Es decir, la enfermedad como un enemigo externo e indeseable que debe  combatirse a costa, la mayoría de las veces, de la propia vida del paciente. Nunca son los virus o las bacterias el problema sino, el terreno (cuerpo/mente) donde estas intervienen.



Por el contrario, seremos concientes de que la mal llamda enfermedad es, en realidad, una manifestación de restablecimiento del orden natural de vida humana que busca, a su forma y tiempo, reparar las heridas ocurridas en planos más sutiles como son la mente o el alma a partir de un suceso traumático o conmovedor, para luego echar a volar una vida digna de quien ahora, más esclarecido y con las riendas en sus propias manos, ha podido reencontrase con su SER o, cuanto mucho y no pudiendo resolver completamente el malestar, ha aprendido a convivir con él. 


Esto me da pie para subrayar algo importante como es la palabra paciente. En occidente se entiende por paciente a quien no puede hacer nada por su salud y por eso deja esa responsabilidad en manos de los médicos. En las medicinas orientales y en muchas escuelas psicocorporales occidentales como la medicina germánica, se coloca al paciente en un rol activo y participativo y es muy fáci saber por qué. Y digo, ¿Quién puede comer, respirar, moverse o cambiar de forma de pensar por nosotros? Pues eso, NADIE más que NOSOTROS, ¿Verdad? En consecuencia, el paciente sale de su lugar de "victima", toma el poder dormido y se ocupa de de colaborar en el proceso de reequilibrio o de lo contario, se tratará de una carrera perdida antes de comenzar y un tiempo desperdiciado del profesional que se presta como facilitador a ese camino que el otro no está dispuesto a transitar. Ya nos lo recordó Hipócrates: ¿"Estás dispuesto a dejar de hacer lo que te daña"? En su defecto, nada dará el resultado esperado por muy prominente que sea el tratamiento o el profesional a cargo de observarlo.

A nadie nos agrada estar enfermos, como decímos por acá o desequilibrados, como se dice por allá, sobre todo si se padece de dolores agudos o crónicos que disminuyen nuestra calidad de vida o nos sumen en un estado anímico emocional depresivo o angustiante. De todos modos, es indispensable saber cuánta ingerencia tienen sobre nuestra salud las decisiones y acciones que generamos a diario.Lo que en oriente se conoce como Karma. Se trata de patrones establecidos en nuestro subconciente a partir de los cuales se gesta la forma en la que vivimos, motivo suficiente para estar atentos a nosotros mismos como a nuestros hábitos porque es allí donde radican las causas centrales del desequilibrio o excesos.



Equilibrio, por último, no es quedar instalados en un estado inamovible, eso sería estar muertos, se trata mas bien, de caminar por la vida como un equilibrista lo hace por la cuerda, quien sabe, por experiencia que, de inclinarse por demás hacia un lado, acabaría en el suelo. El desequilibrio saludable, es el que se produce cuando no nos excedemos en ninguna dirección, cuando aprendemos que el TODO es la DIVERSIDAD y cuando VIVIMOS esa diversidad en el todo indivisible que somos, de respiración en respiración, siguiendo la danza que la vida propone de tonos verdaderos y de sonidos puros, como el silencio...

Daniel Shodo


sábado, 6 de noviembre de 2021

Do, algo más que un camino



Al practicar Zazen, Shiatzu, Chi Kung, Tai Chi,Iaido, I ching, Reiki, puedo ir apreciando que el Do o, camino, como habitualmente se traduce a esta palabra de origen nipón, se va trasando a través de estas disciplinas, durante el tiempo y la dedicación aplicados a ellas y no, como muchos suponen, por el hecho de realizarlas; Es decir, la desinformación o la información no muy precisa acerca de estas artes, suele crear en la mente del común de las personas que ellas, en sí mismas, son el "camino" cuando, en verdad, el camino es quien las practica y sus circunstancias.

No saber apreciar este aspecto tan central en el camino de lo que podemos denominar autoconocimiento, deja al practicante en el umbral superfluo de la lucha por obtener medallas, cinturones o metas que acaban siempre en adornos llenos de polvo en un rincón y un muy seguro destino a la insatisfacción pues, cuando el ego se ceba en sus triunfos y apegos, no podrá aceptar ni sostener saludablemente que un día la vida nos baje del podio.

Toda actividad elegida, cocinar, conducir, sanar, educar, dirigir una empresa o practicar un tipo de arte, por ejemplo, suele tomarse en occidente, a penas como un medio para un fin práctico económico comercial, lo que no deja de ser cierto y necesario, al menos en parte, pero sin percibir que el ojo echado nada más en hacer de cada acción algo utilitario, se priva a sí mismo de poder apreciar que si algo nos atrae para ser desarrollado y aprendido, no debería ser únicamente una estrategia de superviviencia como sí, un vehículo a partir del cual podemos acceder a ese conocimiento íntimo del que hablo líneas arriba. Lamentablemente o no, según se mire, de este lado del globo, rara vez se logra considerar la importancia de este asunto. He visto, no pocas veces a lo largo de mis años de profesor, cuando el oficio o profesión ya no pueden realizarse por las razones que fueran, cómo la persona termina sumida en angustia o depresión porque no logra encontrarle sentido a una vida que la mayor parte del tiempo estuvo al servicio del mundo externo, sobre identificado con "Ser lo que se hace o tiene" sin haber podido comprender que era eso de; "no sólo de pan vive el hombre".

Cuando el camino carece del Do, del que estas artes nos hablan, es muy similar a un cuerpo que carece de alma. Motivo suficiente para observar desde dónde hemos escogido lo que realizamos para saber diferenciar lo meramente sustentable de lo que nos permite transformar nuestra vida de un modo conciente, profundo y asertivo.

Esto es posible comprenderlo cuando logramos sentir que lo que hacemos es para hacernos o, para deshacer lo que sobra y cultivar así el verdadero DO en cada uno. Por lo tanto, más importante que lo que hacemos, es saber para qué y, si hay corazón o no en nuestra faena porque de estar ausente, sólo experimentaremos pesar, obligación y frustración.

Amar lo que hacemos, por muy simple que sea lo que hagamos como doblar la ropa, cebar un mate, barrer el suelo o leer un libro, es el DO, el camino real, el espíritu de los ancestros revitalizado en cada centímetro cuadrado de nuestro SER. 

Antes de concluir, me permito darles una sugerencia a propósito de lo que aquí escribo, cuando surja la pregunta: ¿Quién soy? o, ¿Para qué estoy en este mundo? vean la película Kung Fu panda 3. Presten atención a cuando su protagonísta entra en ese laberinto para poder responder a esa cuestión tan  esencial y sorpréndanse con el resultado. Quizás, les ayude a conocer que no se es lo que se hace, ni lo que se tiene, se ES, bueno, ya lo sabrán ustedes cunado ese momento les toque el pecho y las tripas....Gracias

Daniel Shodo

martes, 5 de octubre de 2021

Ser un Samurai en tiempos oscuros



La palabra Samurai significa, servidor. Fieles a su tradición y honorabilidad, todo Samurai rendía culto a esa condición a sabiendas de que, si a algo o a alguien servía de corazón, no era tan solo al emperador, Shogun o feudal de su época, antes bien, servía con absoluta entrega a sí mismo.

Tanto así era que, morir resultaba menos degradante o importante que no ser capaz de cumplir con la palabra y el honor, al punto que, de ser necesario, practicaba el Sepuku o Harakiri, como muestra de su total ofrenda a una vida basada en dicha honorabilidad, benevolencia y justicia.

Más allá de sus historias, muchas veces edulcoradas por la industria del cine americano, estos hombres, que también practicaban la poesía, el Budismo zen o el Shintoísmo y quienes mantuvieron su condición de ferreos guerreros a lo largo de más de 600 años, también supieron templar mucho más que una espada o Katana, la cual era considerada el alma del samurai, y era su espíritu o ser divino, pues, el verdadero poder radicaba en un código inquebrantable conocido como, Bushido, El camino del Guerrero. 

Hoy día, ser un samurai, no requiere de haber nacido en Japón, pero sí, de tener conciencia de lo que significa ser un hombre o mujer vivos y dignos de esta vida a partir de la clara y profunda comprensión de lo que eso significa por experiencia propia, la justicia, el honor, la bondad, la sinceridad, la cortesía o el buen trato, incluso con sus enemigos, el coraje y la compasión. 

No se precisa usar ninguna armadura, como la que ellos portaban confeccionadas con exquisita artesanía, pero sí saber que, con lo que nos vestimos cada día y bajo cada circunstancia, es nada más que un rol, papel o personaje como ser, padre, maestro, profesional, ministro o cliente, es decir, lo que aprendemos a vestirnos con esas cualidades antes mencionadas y no con la ignorancia habitual de creer que somos apenas un personaje, tanto sea para alardear de él o, por sentirnos disminuídos y obligados a cumplir porque eso es lo que se espera que seamos y no mucho más.

Tampoco es condición sine qua non portar un sable o espada japonesa (katana) pues, si hay algo que puede cortar en su justa medida toda situación cotidiana para ir más allá de los condicionamientos establecidos y de todo aquel que prefiere esconder su cabeza en un pozo a ver la realidad, por muy dura que esta se presente, es la lengua y la palabra asertiva, sincera y honesta que el corazón pronuncia y la acción plasma. La palabra y la tarea a realizar eran una misma cosa, dando por ya realizada la misión.

Ser un samurai en tiempos oscuros no es una opción, es LA acción más elevada y correcta que ha de honrarse y grabarse a fuego y espada en cada centímetro cuadrado de nuestra existencia humana para el bien común. En tiempos oscuros, la luz es ser verdadero e íntegro con uno sin perder la paz interior ni la templanza.

Sé un Samurái en el amor volviéndote un loto en medio del fango; Sé un Samurái en la vida haciendo lo correcto en cada acto sin dejar nada por ser vivido, y sobre todo, sé un samurái en la única guerra por librar y donde yace el único enemigo a vencer que no es otro, que uno mismo. AL hacerlo, al entrar en pacífica guerra con tus miedos y dragones, sabrás que Dios nunca ha estado lejos, tan solo faltó aprender a verlo en los ojos de tus padres o de tus hijos y a escucharlo en el silencio.

No importa errar, no importa morir, importa SER y hacer aquello para lo que hemos venido

Daniel Shodo

Aquí les comparto este enlace sobre los 7 códigos o virtudes del samurai. Que lo disfruten. Gracias



viernes, 3 de septiembre de 2021

¿Comer o alimentarnos?



¿Comer o alimentarnos? A simple vista parece que se tratase de lo mismo pero, no. Al menos, no en un sentido nutricional porque lo primero, comer, suele ser un acto mecánico no consciente y supeditado a factores diversos rara vez vinculados a sostener y mantener una vida saludable, mientras que alimentarse, es, por el contrario, una acción nacida de una mente que, indagación y auto conocimiento mediante, logra apreciar la diferencia entre, incorporar lo que da placer, del de llevar al organísmo lo que nutre y vitaliza.

Basado en principios éticos, entendiendo ética como razonomiento y estudio de una ciencia, en este caso la ciencia de la alimentación consciente, el acto de incorporar todo cuanto sume a una vida de respeto y amor a partir de saber atender lo que ingresa al cuerpo o se manifieta desde su interior, (sensorial, mental, emocional y fisiologicamente), comer quedará en segundo plano, tras acceder a una información y formación, (expereiencia) desde la cual se aprende y comprende la diferencia elemental entre ambas acciones.



Por lo dicho y basado en mi propio camino en estas áreas digo que: "Cuando se come por costumbre, tradición, aburrimiento, gula, ansiedad, por no decir que NO, por la raigambre familiar o cultural a la que se pertenece, por adicción, por moda o tendencias, por sentirse insatisfecho o frustrado, porque lo dice el reloj, porque es fiesta, porque sí, por no ser o sentirse diferente al entorno de amigos o grupo de pertenencia, por automatísmo, por miedo a padecer hambre, (algo que sólo conocen quienes en verdad no comen y no quienes se atiborran de todo caunto puedan deglutir) o, ¡¡¡porque hay que comer!!¡ lease, mandatos"...; básicamente, porque no se sabe o se quiere escuchar al cuerpo, con lo cual, no se logrará comprender lo que es alimentarse por estar atrapados en la comida y, paradójicamente, en un estado de pobreza espiritual, hambrientos de felicidad que no se llena con nada excepto, cuando nos animamos a soltar cualquiera de estas opresiones y nos permitimos crecer; recién ahí llegaremos por consciencia, a una relación saludable con todo cuanto tomamos o dejamos para ese bienestar al que aqui llamo, alimentarse.

Comer por comer, es miedo y obtura los sentidos, daña la salud desde lo mental, emocional a lo físico y orgánico,; deteriora las relaciones humanas, genera más pobreza y contamina el medio ambiente.

Alimentarse es amor en potencia y libera la mente y el alma del miedo y la ignorancia. Eleva la cosnciencia humana y cósmica; nos reune con la vida en su total sentido de gratitud y respeto.

Alimentarse es aprender a ir de lo denso a lo sutil, de las energías bajas a las altas y vitales, cuando se comprende que lo que de verdad nos alimenta es el estado mental y emocional en el que estamos vibrando; del mismo modo que nos alimenta el sol, el oxígeno, el agua, la calma o el reposo, una conversación sincera y profunda, el silencio, caminar desclazaos, apagar la televisión y los paratos electromagnéticos, entre muchas cosas y actitudes más.Por ello, cuando comenzamos a vivir desde una vibración energética más evolucionada, producto de estar creando una frecuencia en ese sentido, es cuando podemos observar cómo, los hábitos insalubres se van desmoronando sin casi ningún esfuerzo porque, cuando el amor emana como forma de vida y, siendo el amor una potente luz, las sombras se desvanecen naturalmente.

Parafraseando a Confucio cuado dijo: "El que ama su trabajo, nunca más trabaja" digo, "El que ama sin esperar nada, se alimenta, por eso, nunca más comerá" 

Daniel Shodo



domingo, 8 de agosto de 2021

Loto y Espada Shaolin Documental


Me complace compartir este hermoso documental sobre las prácticas milenarias del Kung Fu, Tai Chi, Chi Kung, BaGua Y Zazen en el mítico templo Shaolín.
Que lo disfruten.
Daniel Shodo

viernes, 6 de agosto de 2021

lunes, 26 de julio de 2021

jueves, 15 de julio de 2021

¿Desde dónde?

 


¿Desde dónde esta vida es? ¿Desde dónde estos pensmientos se originan? ¿Desde dónde estas palabras provienen? ¿Desde dónde estos gestos surgen? ¿Desde dónde el cuerpo se mueve?

Embarullados en las marañas cotidianas, solemos dar por sentado el hecho mismo de existir sin recaer o, regresar, hacia el origen, al génesis desde el cual todo ha sido y es posible eternamente, sin principio ni final. Probablemente porque ni siquiera ha habido aún, algo que nos detenga del correr, el desear, el esperar, el reclamar, para ir hacia el silencio, la quietud y el vacío inconmensurable del Ser, del Eso. El desde dónde somos, hacemos, decimos, interactuamos o, por defecto, todo lo contrario.

El desde dónde es una señal en clave inaudible para el resto del mundo, sólo es para uno y para cuando ya no queda más nada que escuchar que a uno mismo, porque todo cuanto hemos contribuído en hacer para, sin saberlo, deshacernos, se ha agotado; Dijo basta. ¿Y ahora? ¿Qué queda por Ver, por saber?

Me siento con las piernas cruzadas fuertemente arraigadas a la tierra como testigo del ser vivo que soy, enderezo la columna, relajo el abdomen, alineo la cabeza con el cielo del que soy hijo y sonrío. Luego, me dejo respirar por, ¿Dios, la vida, el Tao? Y ahí voy, hacia el, desde dónde,sin destino fijado, sin expectativas, tan sólo voy, me dejo ir. Algo despúes, las preguntas resuenan pero, no me ocupo en responder, las invito a pasar, les sirvo un té hasta que se acomoden o se marchen. 

Las preguntas emergen como prueba de que algo en lo que creíamos, comienza a flaquear, ya se trate de ideologías, religiones, atractivos culturales o familiares convencionales y ajustados a evitar el miedo de "no ser"; la arrogancia de instalar conclusiones, las pretensiones de "ser alguien", lo que sea a lo que nos mantenemos amarrados y que de tanta inmovilidad contra natura, comienza a oler rancio, feo. 

¿Desde dónde soy, hago, siento, pienso, digo, callo, vivo, muero? ¿Muero? Esa es la invitación, el llamado para volver al hogar, a la naturaleza intrínseca del Ser, entonces, ¿Quién se atreve? ¿Quien dejará caer la máscara, el personaje y se animará (de alma) a Ser, a pertenecer a Dios, a la vida, al Tao? Bueno, en verdad, es a lo que siempre hemos pertenecido, queda entonces, recordarlo, justamente, volver al corazón porque es allí que la claridad de consciencia se recupera de la ilusión del "yo". Es cuando se muere a eso y se nace, por segunda vez a lo verdaderamente vivo, a lo que no precisa ser nombrado porque Es, en sí mismo, lo que Es.

Daniel Shodo

lunes, 14 de junio de 2021

Buda, Mara y la tierra



Justo antes que Siddhartha Gautama, se iluminara, sucedió que fué tentado por Mara y atacado por sus monstruos, mientras estaba sentado bajo el árbol Bodhi el que aún no era Buddha, no se movía. 

En las tentaciones finales, Mara, le exige que deje su sitio, que se vaya y clama: ""La tierra en la que el Buddha se sienta, me pertenece"".

El Buddha tocó la tierra y le dijo a ella que era su testigo y proclama que todas las cosas son de Buddha y no de Mara. En otras palabras un poco diferentes, Mara reclama el sitio de la Iluminación para si mismo, diciendo que sus consejos espirituales son mas grandes que los de Siddhartha.

Los soldados de Mara exclaman juntos :"" Yo soy su testigo!!""

Mara reta a Siddhartha: ""¿Cuando hablarán por tí?""

Es entonces es que Siddhartha alcanza y toca la tierra con su mano derecha.

La tierra ruge : ""Yo soy su testigo"" .

Mara es derrotado. La estrella de la mañana se eleva al cielo, Siddhartha realiza su iluminación y se convierte en Buddha.

El despertar del Buddha tiene su propio testigo en sí mismo: ""Yo y todos los seres de la tierra hemos sido iluminados al mismo tiempo"".

El Buddha tocando la tierra con su mano derecha y la tierra que le testifica, es el símbolo de que nosotros, seres humanos, estamos arraigados y conectados en lo material del cuerpo y de la mente.

Nuestra realización espiritual, amanece y va madurando, solo cuando nosotros reconocemos nuestro propio arraigue y conexión. Tierra implica Humus que en latin está relacionado a la humildad.

Somos criaturas de la tierra y nuestra liberación no está separada de la tierra, del cuerpo y sus asuntos...La mano izquierda del Buddha descansa sobre su regazo teniendo un cuenco. Esto simboliza nuestra interdependencia, nuestra interconexion, nuestra comunidad. Nuestra interrelacion con todos los seres humanos y con todos demás seres.

Nuestra realizacion espiritual y liberación, no puede estar aparte de nuestras relaciones y dependencias.

Como humanos, somos seres encarnados, y es en y por medio de nuestra naturaleza encarnada,en relación, que realmente despertamos y volvemos a casa, a nuestras raices.

Despertar es regresar a nuestro padre y a nuestra madre: El inmenso y vacío cielo, (Vacío), y la humilde y venerable tierra, obscura y hermosa.

En toda esta historia del Buddha, Mara y la Tierra, el diálogo es fundamental. Es central en nuestra sanación y completa el despertar. Es el diálogo que uno descubre en sí mismo, que nos reconcilia con uno mismo, con los otros, con la tierra, con el mundo y lleva a la liberación y a la iluminación.

Hakuin Zenji canta alegremente: 

"Nirvana está justo delante de tus ojos

Este mismo lugar es la Tierra del Loto!

Este mismo cuerpo, es el Buddha."

Publicado por Daniel Shodo

lunes, 7 de junio de 2021

La Escritura terapéutica y creativa

La relación comienza con la escucha: Lo que llegan no son meras palabras, es sonido, vibración, frecuencia emotiva; energía en letras que entrelazadas, cuentan más que su sentido etimológico, dicen, aquí estoy, aquí estamos, conversando, manifestando al ser mamífero y tierno, al ser racional y reflexivo. Aquí estamos, vivos, latiendo y respirando el universo por los poros y siendo el universo quien nos respira a su vez; el universo  mirándose a sí mismo en los ojos de ese otro en el que, de una u otra manera, también me reconozco. 




La relación se vuelve más íntima aún, cuando al escribir, de puño y letra, al que visitamos en su hogar, no posible para el resto del mundo, es al niño interior, el guardián de la llave que abre las puertas al ser que somos o, supra consciente; Al escucharlo amorosamente, deslizándose por la tinta, nos relata una historia que aunque provenga de allá lejos, es ahora, porque, no hay más tiempo que el ahora donde siempre nos estamos narrando. Comprenderlo por la vivencia de volcar a la hoja lo que emana de uno, es cuando la página en blanco pierde su tez fantasmal, ese abismo insondable se revela el útero desde donde nos parimos, desde donde volvemos a nacer de trazo en trazo.

Escribirnos en la piel y la sangre es una ceremonia, un ritual ancestral que inició con el verbo primigenio, el OM que siglos después, se plasmo en tablillas de arcilla, papiros, cuero y piedra.
Todo un llamado desde los confines de la galxiaa o desde las cavidades del corazón en este irrepetible instante; de este diminuto punto y coma. Y es que en verdad, se trata del mismo texto escrito una y otra vez, unidos por un cordón tejido en la osucra noche de la infancia perturbada por la aparición del Daimon, que, aún tenebroso en apariencias, es, a fin de cuantas, la chispa divina, el ánima o espíritu revelado, el relámpago en medio de la tormenta que permitió vislumbrar mucho más que un trozo de papel en un cuaderno de escuela, Fue cuando el vendaval amainaba y el sol volvía del olvido de los pueblos, que mostro en toda su inmencidad delante de mí y, en mí mismo, el océano sin medida invitándome a una travesía donde el destino no se presenta hasta que atracamos; bueno, casi, porque aún gozosos de haber llegado al epílogo de nuestra vitacora, en el fondo sabemos que siempre queda margen para navegar otro buen rato, por las aguas de ese pliego blanquecino para volcarnos en sus entrañas tanto, cuanto seamos capaces de aventurarnos.
Escribirnos, no es echar tinta sobre una hoja y nada más, es despojarnos del velo de la ignorancia, es develar  la sabiduría encarnada que nos trasnmitieron los Maestros y Maestras de todos los tiempos y confines del cosmos.
Daniel Shodo

Taller de Escritura terapéutica y creativa, TODOS LOS VIERNES 19Hs por Zoom
Coordina Daniel Shodo
Informes en http://claudiodanielrs62@gmail.com 

miércoles, 12 de mayo de 2021

Humanidad, la historia nunca contada.


Los invito a ver éste video de una hora de duración con datos sobre la humanidad que, probablemente, no conozcan y que puede ayudara entender mejor éste momento en el que nos encontramos.
Gracias
Daniel Shodo

miércoles, 21 de abril de 2021

No soy patria, no soy matria, soy...

 


¿Será éste el kairos, el instante oportuno, la chispa de la genialidad divina, donde estas mentes maceradas a puro temor o vicio, al fin se atrevan, como Ulises u Odiseo, a partir, luego de una victoria no menos humana que cualquiera, hacia su Itaca, tras dejar ciego a Polifemo, al comprender la ceguera propia; arremetiendo los infiernos del canto de sirenas, los mares embravecidos de toda confusión egoica y, dejando a orillas de la melancolía y el desamor, cada quién a su Edipo, a su Elektra?

¿Quién será el Aión, el niño anciano, el no tiempo, que le quiebre a Kronos su reloj inapelable y pétreo, le oxide su tiempo lineal como daga de una vida efímera y de la muerte fáctica?

¿Quién se entregará a lo eterno, más allá de este cuerpo y sus mezquindades o, permanecerá en un sin fin de deseos y placeres, como una serpiente que se muerde la cola; lamiéndose las heridas de un samsara interminable?

¿Quién será capaz de matar a su padre, sepultar a su madre, a Dios, a Buda y a cada ilusoria creencia, hasta descubrir que no caerá a los infiernos del Dante, si se lanza a la travesía de Ser Eso?

¿Ser Eso? Si, pero, no si antes no es uno mismo quien corte y ensamble los maderos, quiebre su ignorancia al cargarlos, forje sus propios clavos, lacere la piel y la carne (nunca el alma) se crucifique a sí mismo y mirando hacia la mente inexpugnable y, con el último aliento, antes de morir a la nada insípida, diga: “me perdono porque hasta hoy, hasta este alumbrado día, nunca antes, había sabido lo que hacía. 

Resucitado este Ser, a los píes de la bienaventuranza, manifiesta, en unívoco silencio; YOSOY, Eso...

Daniel Shodo



martes, 6 de abril de 2021

De la peste a la Confianza divina

Sin Pestis, no hay Pistis. Sin Pistis, no habrá Emunah, sin Emunah no habrá Sophia y sin Sophia, no nacerá una nueva humanidad.



Explicación:
Cuando hablo de ESO, no hablo de Él, ni del hombre histórico. Menos aún de las ideas fantasiosas de quienes esperan que vuelva y los "salve". Mucho menos hablo de las mentiras argumentativas de quienes sólo anhelan ambición y poder. No; cuando hablo de ESO, hablo de lo que somos como esencia divina (esencia que no puede nombrarse, porque se limitaría a otra idea parcial de la realidad, a otra trampa del Ego) esencia que aún no se percibe y menos se comprende debido a que todavía imperan en la mente del hombre/mujer, los viejos paradigmas de: "Si pero...", " es difícil", "no puedo"; "Es lo que hay" (resignación). "Aquí ando, tirando o, en la lucha", "; No sé", "no tengo o no debo o, ¿sí debo?"; "El que sabe o puede es el otro porque estudio"; "Empiezo el lunes". "No es para mí, (aunque no ha probado; sólo es una creencia)
Mientras estos y otros dichos se mantengan, (con lo trascendente que es la palabra a la hora de crear realidad, "Y Dios dijo y se hizo"...), debido a lo muy aferrada que continúa la mente a la creencia de que la realidad sólo sucede afuera y por eso, se vive para el afuera, se espera todo del afuera y se está nada más que dilapidando energía vital para ese afuera, entonces, de continuar acumulando estas creencias, no habrá nueva humanidad. Por tal razón la Pestís se llevará a los que sólo han vivido para el ego, los apegos, para sus sistemas de creencias, el miedo, la ignorancia y la ambición desmedida.
De tal modo que, cuando hablo de ESO, ESO en realidad, es lo que habla. y dice: La Pestis (peste o contingencia) trae la oportunidad de redimirnos y perdonarnos (sin lugar para la culpa) para ir hacia la Pistis, la CONFIANZA, (lo que ESO, transmitió para que aprendamos a generarla en cada uno y no, la Fe; nuevamente ir para afuera o sea, hacia un futuro inexistente con una mente mendicante que crea ansiedad y ceguera. (Los laboratorios crean la enfermedad y luego se espera que ellos, traigan la cura, por ejemplo).
ESO nace y se manifiesta cuando SOLTAMOS, porque dejamos ir, agotamos lo irreal es decir, todo cuanto hace o haga a los viejos paradigmas. Si la Pistis o CONFIANZA DIVINA surge, entonces, es porque comprendimos que ESO, ha de emanar (Emunah) en cada uno, desde el centro del corazón, del ojo que todo lo ve y lo comprende, de modo que el Saber, bañando cada átomo y célula de la vida en todas y cada una de sus formas y no formas, se torna Sophia, Sabiduría.




La sabiduría es y será el alma de la nueva humanidad, siempre que cada uno haga su tarea de ir hacia adentro de cada uno. Insisto, el trabajo es profundamente interior y sólo interior. Sugerencia: No buscar las respuestas en las prácticas espirituales, en el Yoga, el Chi kung, la meditación, reiki, NO. (nada de malo hay en todo eso, ¿si? .Sucede que el desconocimiento de dónde se comienza el camino, lleva a la creencia que las respuestas están en esas prácticas, pero no, no es por ahí, es por dentro de cada uno para poder ver, comprender, aceptar y DEJAR IR, todo cuanto ha moldeado nuestra vida, los paradigmas del poder, saber, tener y deber que durante siglos delegamos en otros y que de no recuperarlos, no será posible esa nueva humanidad.
Escucharse y observar cómo los pensamientos traen esos viejos sistemas anquilosantes que no permiten evolucionar.
YOSOY, Yo emano el PODER de crear mi realidad, porque CONFÍO en las capacidades que TENGO y en las que el Universo envía una vez que está claramente enunciado el camino a trazar. Confío en el SABER que nace con cada experiencia consciente y porque ese es mi DEBER o misión en esta vida, en este cuerpo. SER ESO.
Daniel Shodo
Nota: Texto basado en experiencias propias y en los "Once pasos de la magia de José Luis Parise"

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miércoles, 31 de marzo de 2021

Ser alguien. Ser eso.



En la práctica de meditación de esa mañana, apareció un muchacho nuevo entre los muchos practicantes habituales Al finalizar la práctica, el maestro lo diviso y mirándolo desde el fondo de su Ser, pregunto: ¿Y tu quién eres? a lo que el muchacho, presuroso, contesto pronunciando su nombre. 

El maestro contesto: "no te pregunte cómo te llamas; te pregunte quién eres".

El novicio, algo más incómodo por la situación, buscó en su mente la respuesta apropiada, más por no pasar verguenza que por que supiese qué contestar. Sin embargo, a cada cosa que refería sobre su persona, el maestro refutaba con un: "no te pregunté de dónde eres, a qué te dedicas o, a qué has venido, sólo pregunte, ¿Quién eres?" Un silencio no descriptible se apodero del recinto; minutos después, todos se levantaron de su sitio y abandonando la sala para continuar con las actividades del día; el joven iniciado, se alejo mirando el suelo.

Al nacer, no somos alguien. Estamos vacíos de cualquier contenido cultural, ideológico, creencia o costumbre. Algo que dura poco, como es de esperar, si lo vemos en un sentido práctico; ese vacío que es nuestra presencia existencial, es llenada por todo cuanto haga al acerbo étnico y cultural en el que hayamos nacido.

Como digo, que portemos un nombre, una nacionalidad o una lengua, no es el problema; después de todo, nos serán útiles para, como mínimo, sobre vivir y desarrollarnos en este mundo material.

El proceso arranca cuando desde la primera infancia, ya se nos comienza a instar en que "debemos ser alguien" si deseamos ser reconocidos o valorados, de lo contrario, de no atender los mandatos sociales que de nosotros se esperan, la mirada que se nos echará podría conminarnos al desprecio, la indiferencia o, incluso, ser tildados de locos si no cumplimos con las normativas que nos "aseguran ser vistos como normales" Los condicionamientos suelen dar una plataforma, sobre todo, para quienes aún no saben qué quieren de su vida, mientras se dejan amoldar por lo establecido. Lo cierto es que, no son estas personas las que hacen la diferencia con la que pueden abrir las puertas a la evolución sino, las que siguen a su corazón y se echan a la mar de la vida para cumplir su misión, con aquello que han venido a aprender y enseñar. Misión que muchas veces se convierte en un faro para que tantos más se vistan del coraje necesario y crezcan.

Básicamente, la carencia esencial de amor con la que mucha gente es criada, fortalece estos aspectos negativos de la persona los que, de no corregirse, lo pueden condenar a una vida de sufrimiento e inestabilidad emocional la que infructuosamente se busca compensar con objetos, dinero o fama.

El problema, en verdad, es cuando caemos en la sutil trampa de, "soy lo que hago o, soy lo que tengo". Esto es, identificarnos con quién creemos ser y entonces, muy seguros de saber "quiénes somos", andamos por la vida sin siquiera imaginarnos que, en realidad, ese que decimos ser, es sólo una máscara (persona). Una figura con la que nos mostramos ante los demás. El carnet de identidad.



Volvamos a la relación maestro discípulo. 

Habiendo pasado ya varias semanas del primer encuentro, el discípulo pidió al maestro una entrevista para poder indagar sobre este asunto, a lo que el maestro accedió.

Cuando estuvieron juntos, el aprendiz volvió sobre el tema, porque lo intrigaba e incomodaba descubrir que quién creía ser, y todo lo que a ese ser pertenecía, al parecer no era así  y dijo: ¿Quién se supone que soy?  ¿Puede usted decirme, Maestro? Cuestionó, con un dejo de intranquilidad

El maestro comento: No hay manera alguna de que yo o alguien, pueda contestar a esa trascendental pregunta, estimado alumno. En primer lugar porque, toda pregunto sobre uno mismo, nadie más que uno la puede llegar a responder. Segundo, si la pregunta no nace del fondo de tu alma, mejor descartarla porque, sin notarlo, será una artimaña más de tu ego que, temeroso de no tener el control, buscará una respuesta que lo satisfaga aunque, no será otra cosa que una faceta más de sus otras muchas.

Sin embargo, cuando tu mente, calmada de siempre andar queriendo, pensando y desando algo más se aquiete, cuando dedicado completamente a lo que en ese momento estés haciendo, si la pregunta de, "quién soy", llegase a emerger, entonces, dejala que se pasee por todo tu cuerpo, no la interrumpas apresurando definiciones que tu cerebro nunca podrá darte. Simplemente, hace de la pregunta tu práctica. Come con ella, dormí con ella, medita con ella, lava tus ropas sintiéndola pero, sin buscar nada.

Si la revelación llega, no dependerá de tu voluntad sino, de tu entrega. Entrega significa, completa confianza en Eso, En la Budeidad, El Tao o Dios. Entrega que se aprende a realizar a partir de tu práctica de meditación diaria. Sin meditación, no te será posible trascender el personaje o la persona.

Un personaje que puede darte ciertas alegrías o satisfacciones, por qué no. Probablemente un buen trabajo, una pareja amorosa, hijos, acomodada posición social. Eso si, si aún teniendo todo lo que tu persona anhela, un día cualquiera sentís el vacío llamándote, no te demores, deja momentaneamente todo cuanto te ocupe y sumergite en ese vacío, en tu sí mismo. Mira, comprende y acepta a esa persona que decimos ser. No la culpes de lo que no pudo hacer de otra manera y con el tiempo de habitarte atenta y conscientemente, quizás, un buen día descubras que tu persona, más y mejor afinada, como un bello instrumento, ya no es la que "manda", desde el temor, la culpa o el rencor, por así decirlo y sí, tu Ser. 



"Ser alguien" conscientemente, a los fines cotidianos o, el traje que portamos y con el que nos movemos por la vida diaria sin ya ocuparse de nada más que de tus asuntos responsablemente y en paz con vos mismo y tu historia personal, es lo que sucede cuando hemos atravesado las creencias, los hábitos o costumbres y ahora, centrados desde el Ser, simplemente somos. Somos sin adherencias partidarias de algún tipo porque hemos aprendido a ir más allá de pertenencias limitantes. 

Somos a partir de saber que, como el gran Maestro decía: "Estamos en el mundo sin ser del mundo".

Estamos en el mundo y en un cuerpo que, conscientemente está pasando. Pasando, aprendiendo y dejando ir en completa gratitud.

Maestro: "Cuando tengas hambre come", "Cuando estés cansado, descansa" "Cuando sientas lo que sea que sientas, sentite". Sin expectativas, sin deseos, sin querer algo o controlar alguna cosa. Solo SE.

Daniel Shodo

martes, 16 de marzo de 2021

La calma y el estrés dan un paseo



Una mañana bien temprano, la calma invitó al estrés a dar un paseo. El estrés, presuroso, como de costumbre, acepto preguntando, ¿a dónde vamos y qué hay para hacer ahí?

La calma respondió con una leve sonrisa y se echó a andar. A los pocos minutos el estrés volvió a preguntar, ¿a dónde vamos?

No sé, respondió la calma sin prestarle mucha atención ¿no te agrada lo que ves? El estrés la miró frunciendo el ceño y contestó: pero, ¿Qué sentido tiene caminar sin rumbo fijo y para no hacer nada o no ganar algo?

La calma continuó caminando con tal decisión que el estrés, tentado por el desafío de ver si la convencía de encontrarle sentido al paseo, la siguió unos pasos más atrás, pero ahora, un tanto más molesto.

El enojo del estrés no se hizo esperar pues, como todo estrés que se precie de tal, no concibe la vida sin metas ni expectativas -  no voy a seguir con tu juego porque todo esto es una pérdida de tiempo, ¿a quién se le ocurre caminar por caminar sin un propósito? -  protestó airado -

La calma prosiguió a paso cansino respirando, mirando todo a su alrededor. Incluso, por momentos, se detenía largo rato para apreciar el cielo, los árboles, los pájaros y sonreía agradecida por tanta belleza, lo que irritaba aún más al estrés que, por no declinar en su lucha por doblegarla, le siguió el tranco no sin objetar cada una de sus acciones. Ella, pese a los berrinches y amenazas constantes que recibía, no se dejó amedrentar y continuó andando.

Algo más tarde y viendo que la calma nunca perdía su esencia a pesar de los muchas artimañas que el estrés buscaba imponer, éste optó por increparla y mirándola directo a los ojos comenzó a vociferar: ¿De qué vale una vida sin lucha, sin esfuerzos, sin doblarse la espalda hasta alcanzar la gloria y que todo el mundo te mire orgulloso por haberlo logrado? la calma, sin perder la calma, preguntó: ¿A eso llamás vida?  Acaso, ¿Sos de los que creen que sólo vale la pena vivir si es con el sudor de tu frente que te ganarás el pan? ¿De los que nada más conocen de vivir como se les ha educado, moldeado según el sistema de creencias y nunca, como el corazón llama? - Concluyo -

¿Y qué otro modo hay de ser exitoso en esta vida si no es saliendo a pelarlo todo, a competir y llegar a cada sitio que nos propongamos? -  exclamó el estrés con mucha furia .y esperando una respuesta que lo declare vencedor, pero, inesperadamente, noto que la calma le devolvió la mirada con dulzura, lo cual desconcertó al estrés pues, no encontró en esos ojos ni un gramo de incomodidad, mucho menos, de enfado. Convengamos que el estrés sabe más de ojos serios, inquisidores y centrados en su presa, que nada que se pareciese siquiera un poco a ese mirar que ella le ofreció.  



La calma se tomó unos instantes y echando mano de su experiencia y como dijese un viejo sabio, sentenció: - imagina por un momento que hayas logrado poseer cada centímetro cuadrado de esta tierra y todos sus tesoros, Que seas amado e idolatrado por toda la humanidad y que no te haya quedado absolutamente nada por ganar, ¿Qué harías luego? y, sabiendo que un día morirás, ¿a dónde te llevarías todas tus propiedades y pertenencias? Esas palabras cayeron con la contundencia de un rayo y por primera vez, en todo el paseo, el estrés enmudeció; su rostro se empalideció y una sensación de vértigo y sudor frío, lo envolvió hasta el desmayo.

Quizás fue la falta de hierro, el factor sorpresa o, simplemente, que empezó a sentir los dolores y pesares del desgaste, de la energía de la ira que lo condujo a la tristeza y a un miedo que no lograba controlar. Lo cierto es que por primera vez, el estrés quedó tan shockeado por la impotencia de no saber  qué respuesta dar, ante lo incontrastable de la realidad y el amor incondicional que la calma emanaba que, apenas atino a quedar inmóvil, como un niño desamparado bajo un vendaval.

De repente, lo sacudió una sensación de no saber quién era, ni dónde ubicarse en este mundo, ahora sin rumbo fijo conocido, ni exigencias o mandatos que cumplir, lo que propiciaron las condiciones naturales para que, luego del sopor y el mareo, el estrés soltara toda resistencia y se animase, por fin, a dejarse ir. 

Ante el hecho consumado, el estrés echó mano de un último intento en la partida y como quien añora algún pasado lejano que ahora y por el agobio del presente, lo recuerda con un dejo de romanticismo y deseo prometedor, pensó: "qué bueno si estuviese de nuevo allí, donde todo era controlable y seguro, en lugar de seguir los pasos de alguien que vive sin sentido ni propósito" Luego se hundió en un sueño profundo y reparador, como hacía meses, quizás años, no experimentaba.

La calma lo tomó en sus brazos y como el niño que alguna vez fue, él se sintió conmovido por un amor que los miedos, el resentimiento y el orgullo mal habido, le habían dejado tirado en un rincón muy oculto en su Ser.



La calma, en un gesto de misericordia, lo invitó a sentarse a la orilla de un lago y le preguntó: ¿Qué ves?

Agua,  contestó él, con una sensación de pérdida. Simple, ¿verdad? Agua siendo agua; como la vida, siendo vida, ¿Qué más? - replicó la calma y agrego: - podes ocuparte de cuanto necesites, quieras o gustes, pero, si en ello te va la vida y la salud. Si te aleja de tu centro, del amor verdadero y te debilita en lo humano, volviendo lo simple en complicado y fácil en engorroso, ¿tiene sentido buscarle utilidad a todo, para no gozar del sosiego y nunca abrazar la emoción de dejarse mecer por la existencia?

¿Y qué sentís, al ver el lago?  - Preguntó la calma - 

Tardo en contestar porque noto que las palabras no eran suficientes para explicar que todo su ser, ahora más liviano y sin tensiones, comenzaba a regocijarse en la serenidad de ese paisaje y entonces, lloró. Rompió sus defensas, esas que lo protegían pero que a su vez le impedían SER y lloró. Lloro largo rato sus propias aguas, y a medida que las lágrimas se amontonaban en su rostro, en sus labios, lo conmovió observar que ahora él se había vuelto calma, la misma calma que lo había acompañado durante todo el viaje pero que, ganado por sus implacables deseos de triunfo y satisfacción, jamás le permitieron percatarse de que, en realidad, su sí mismo, la calma, siempre había estado en él, aguardando el momento donde todo fuese propicio para nacer, por segunda vez, como se suele decir para indicar que hemos dado el paso correcto hacia el despertar de la consciencia. Nacer a un estado mental y emocional más elevado, donde el amor de verdad habita y nos habita y desde donde todo se torna más pleno y claro.

 Feliz por el salto y el coraje de darlo, el entonces estrés, río ampliamente complacido del maravilloso descubrimiento que había debajo de una gruesa capa de ignorancia y heridas nunca antes sanadas, 

Algo más repuesto del parto, miró a su lado y observó que la calma, ya no ocupaba un cuerpo, un sólo espacio sino, que donde volcase sus ojos, ella, allí estaba porque en verdad, donde él fuese, la llevaba.

Daniel Shodo

viernes, 12 de marzo de 2021

Chi Kung: Un viaje a casa

Vayamos a donde vayamos y por la razón que sea, más tarde o más temprano, siempre volvemos a casa ¿no es verdad?




Cuando practicamos Chi kung, aprendemos a reconocer como casa, este cuerpo mente. 
A medida que vamos transitando los días, meses y años de práctica, pasamos de una relación casi automática y en ocasiones superficial, a otra más consciente, plena y profunda. Pasamos del poco o nulo amor por la vida a un respeto y gratitud indescriptibles. Sobre todo, comprendemos que si no comenzamos por saber cómo y de que manera es, funciona y se vincula este cuerpo con sigo mismo y su entorno y que esto se aprende habitándonos conscientemente, difícilmente lleguemos a saber cómo hacerlo con el techo que se yergue sobre nuestra cabeza, los demás y el planeta.

Una vez que nos vamos familiarizando con esta casa/cuerpo, descubrimos que en ella o él, hay un sitio que los chinos llaman Tan Tien, los japoneses Hara (ver foto) y que yo denominare, el hogar.
Esa zona del abdomen es conocida desde siempre como el centro de gravedad del cuerpo humano. Los orientales, a diferencia de la mirada de occidente sobre el cuerpo humano y a partir de la experiencia con estas prácticas ancestrales, (Chi Kung, Tai Chi, Yoga o Meditación), siempre supieron que, además de ser nuestro eje central, es un campo de enorme energía vital desde el cual toda nuestra existencia se vale para su desarrollo y funcionamiento.
Aclaro que todo el cuerpo es esencial y es, también, energía vital. 
Haciendo un paralelismo con las corrientes marítimas, que muestran el potencial de agua circulando a lo largo y ancho de todo el planeta por canales específico sin que por ello, el resto del agua circundante deje de ser energía. Volviendo a nuestra casa, esos centros o canales de Chi, poseen una cantidad de electro magnetismo mayor que las áreas que la rodean; de ahí su importancia; más aún si entendemos la relación intrínseca de estos meridanos de energía con los órganos, vísceras, glándulas endócrinas, como con el sistema nervioso central, por ejemplo.


EL tan tien se encuentra a unos tres dedos por debajo del ombligo,  a unos tres o cuatro centímetros dentro del abdomen y tiene un diámetro de diez centímetros.


Cuando practicamos Chi Kung solemos hacer hincapié en la atención en esta zona del cuerpo, tanto sea porque la vamos a trabajar específicamente o, para que desde ella, sepamos cómo asentarnos o movernos para luego regresar a ese punto. Dicho de otro modo: "Donde todo comienza, termina".
Se utilizan formas de movimientos encadenados, como posturas estáticas y la respiración pero, el aspecto a observar es que la mente esté enfocada en el Tan tien como en la totalidad de lo que estamos haciendo y sintiendo, pues, donde va la mente, va el Chi.

Esta practica favorece un aspecto destacado sobre nuestra humanidad que es, en primer lugar, reconocer cuando no estamos en este hogar, producto de encontrarnos mentalmente dispersos o atados a  pensamientos rumiantes; cuando nos desbordan las emociones o las reprimimos, así como cuando nos encontramos demasiado aferrados al suelo, a lo material (trabajo, dinero, consumo), ya que, asimilada la existencia de dicho centro energético u hogar, podemos, atención mediante, regresar a casa, a nuestro refugio no para ocultarnos sino, para volver al eje de nuestra vida y una vez allí y valiéndonos de la respiración como vehículo esencial, poder aquietarnos, pensar, reflexionar y discernir con más claridad o, sencillamente, quedarnos en el silencio de la meditación.




Estar aquí y señalo el hogar, respirando en este sitio, favorece aspectos psíquicos más estables, incrementa la confianza en uno y en la vida, nos "amiga" con la panza, esa cuna desde donde la vida aunada a la madre y al cosmos nos fue posible; nos torna más creativos y abiertos a mejores relaciones interpersonales;  estimula la producción de serotonina que nos proveen las neuronas que se encuentran dentro de los intestinos; bajamos el fuego de una mente incesantemente pensante (productora de los miedos sin fundamento que tanto daño provocan), nos ayuda a salirnos de las aguas turbulentas de las emociones antes de que acabemos ahogados en ellas. Siempre que sepamos que contamos con un lugar acogedor a donde ir, solo queda hacerlo.

Quizás, el sólo acto de ir a casa, no siempre sea suficiente para resolver lo que nos sucede pero, de seguro, nos aportará el beneficio de la calma, el sosiego y el tiempo necesario para ver, ahora con más claridad, el modo más adecuado de atender lo que nos perturba.

En el mejor de los casos y para cerrar digo, que ir a casa, a este cuerpo mente, no sea únicamente para amansar las corrientes alteradas, que sea, también, una decisión nacida de saber lo bien que nos sienta estar en paz, con uno mismo.

Daniel Shodo


miércoles, 3 de marzo de 2021

El viaje iniciático



Hay una sola y única puerta que atravesar para realizar el viaje. Esa puerta es, "el miedo a la muerte". Ninguna otra cosa es necesario conocer, habitar y superar o, de lo contrario, estarás evadiéndote de vos mismo. De tal modo que, iniciemos por algo elemental: no me hables del zen, del Tao, de los registros akashikos, de chamanísmo, de psicología; no me hables de filosofía, de religión. No me hables de ideologías de izquierda o de derecha. Tampoco de tu familia, de tus hijos o proyectos para vivir en un país mejor. 

No recurras a los libros sagrados, los talismanes o a tu equipo preferido. A tu ropa, tus gustos ni tus rechazos.

No me hables de la quinta dimensión o de la nueva era. No me hables de los iluminati, del fin del mundo o de soluciones medio ambientales. No me hables de virtualidad, menos aún de lo que la televisión o las redes sociales machacan a diario. No menciones el veganismo o cualquier otra dieta orgánica, por mucho que te de placer y esperanza. Eso, mucho menos hablame de esperanza o de Fe. Te preguntarás de qué hablar o, qué decir. Nada, absolutamente de nada. Dedica tiempo para escucharte. Algo más, no hay nada de malo en todo eso de lo que te pido dejes en suspenso, ni nada de bueno, pero hasta acá, han sido nada más que palos en la rueda, adornos y excusas.

A partir del momento en el que te quedes quieto y comiences a sentirte, percibí como se arremolinan las imágenes de cuanto has hecho y conocido hasta aquí en su afán por rescatarte, por darle "sentido" a tu vivir, pero, dejá pasar todo cuanto estés pensando, aunque te falte el aire de pura impotencia. Sentí el temblor de la abstinencia por querer recurrir a tus ideas de siempre, hasta que estas, se debiliten. Sentí la tentación desgarradora de querer explicar desde tu lógica, desde tu historia personal, desde tus hábitos y costumbres pero, NO LO HAGAS.

Comenza por entender que la primera verdad que hay que soltar, es todo cuanto te ha moldeado como idea, concepto o cultura o, al menos, todo cuanto te sea posible. 

Ideas acerca de vos mismo, por empezar. Ideas sobre lo que tiene que ser y no ser. Ideas. A lo que hay que morir es a todas las ideas, ideales e ideologías. Cualquier mínima mota de polvo  con la que te identifiques, creara un gigantesco basural. ¿Qué como se hace? Esa no es la pregunta correcta. La pregunta es si estás dispuesto a verte cara a cara y desprovisto de todo cuanto te ha sido dado hasta aquí. El cómo, en todo caso, se te revelará durante la práctica misma.

Luego, cuando la muerte te parta en infinitas moléculas de existencia, cuando te hayas despojado de todo cuanto hasta ahora han sido, sobre todo, salvavidas, (todas tus prácticas "espirituales" guardan un valor agregado del que no se puede saber nada si primero, no te olvidas de todo lo que creas saber) La consigna a continuación es simple: rearmate desde dentro hacia afuera con lo que sos; Con Eso, sin nombres ni etiquetas y luego, andar por las calles, hacer tu trabajo, mirar a los ojos, descansar o comer, olerá muy, muy distinto. ¿Cómo de distinto? Primero hay que morirse para poder renacer. Sin ese segundo nacimiento, no se podrá experimentar un aire nuevo y fresco.

Sucede que si algo a motorizado la vida humana hasta aquí, no es, como muchos creen, las ganas de vivir. No es la búsqueda cada día más frenética por alcanzar ciertas metas o deseos. No, la mayor motivación es la consciencia de saber que vamos a morir. Saberlo, aterroriza a las masas, las convierte en entes que se mueven a grandes velocidades ocupándose de cuanto se les cruza, útil o no, con tal de no recordar que tenemos fecha de caducidad. Esto significa que a la muerte le debemos el haber acumulado tanta historia, amor y sangre. Saber que vamos a morir, es lo que permite vivir de verdad; completa y saludablemente, primero porque nadie sabe cuándo; segundo, porque se ha alcanzado la consciencia de lo impermanente, interdependiente, efímero e irrepetible de nuestra maravillosa y no menos misteriosa existencia humana.

Por si no soy claro, no hablo de la muerte física, porque de esa no se puede saber nada hasta que ocurre. (si es que hay algo que se pueda decir entonces) Hablo de morir a las creencias; a lo que estamos tan seguros de saber. Hablo de mirar lo de siempre como si fuese la primera vez. No, no lo pienses, no busques imaginarlo porque tu cerebro sólo conoce lo que conoce, el pasado; al punto que ya olvido la sensación de la primera vez. Hay que ir observando cuando el hábito vuelve, atenderlo y no ir en esa dirección. Respira. Respira con total atención en ello y continua sin seguir los pasos de lo conocido y ve por vos mismo, qué sucede.



Dicho esto, agrego: si no estás dispuesto a enfrentar el miedo a morir a las ilusiones, no perdamos tiempo porque continuarás confundido en un matorral de pensamientos, memorias, recuerdos; deseos que no son otra cosa que proyecciones de esas ideas. Presentes contaminados de lo único que sabemos y conocemos que es, repetir el pasado hasta el hartazgo. Pero, si ya no hay dónde ir, si nada consuela o se acomoda para continuar perpetuando el auto engaño entonces, es porque te llego la hora de morir, de dejar que se vaya lo que sea posible soltar, gestarte y parirte.

Silencio, total silencio y quietud. No te muevas. Sentite, escuchate. No hables sino para manifestar que has superado el miedo a morir. El problema con esto es que no se vale de palabras sino, de acciones para mostrar que el camino se ha ido despejando de ilusiones. Aclaro, no se trata de matar las ilusiones, como dicen por ahí, más bien se trata de saber que se está encerrado en una.

Los grandes maestros nunca se regodearon con la palabra, no persiguieron ideales ni pretendieron seguidores; mucho menos aduladores y fanáticos. Ellos, en sus actos cotidianos, fueron la verdad misma; la verdad sin más que lo que ES. Quizás por eso a las mayorías, adictas a la mentira disfrazada de verdad, les pesaba lo suficiente esas maravillosas presencias como para desdibujar el mensaje que eran y acomodarlo a sus caprichos egocéntricos o, incluso, crucificarlos porque nada molesta más al mediocre que la verdad desnuda y clara.

Quedate mirando las formas, los colores, quedate escuchando los ruidos, las ensoñaciones; sentí los aromas, los asabores, y deja que el viento se lo lleve todo. No te detengas ante nada ni ante nadie. Seguí andando hasta que no haya en este mundo nada que "creas" verdaderamente necesitar. Luego cerra los sentidos, y mirá, mirate.



Hasta que no descubras que somos un huesped estarás inconscientemente muerto. Como todos un poco, convencidos de ser dueños de algo o de alguien o sea, sufriendo. Sólo alguien que se sabe un andariego viaja liviano y agradecido porque a comprendido que no es nada sin todo lo demás. Esto supone estar hablando de moderación, humildad...No importa, porque hasta que la vida no te salga por la médula osea, todo esto que aquí menciono, continuará siendo nada más que palabras.

Camina. mira, toca, abraza, y no interfieras. Si, si, los pensamientos no cesarán, no te dejarán en paz. Nada de que preocuparse, es la naturaleza de esta mente que piensa y piensa. De igual modo  hace el corazón, los riñones y los pulmones, nunca paran y sin embargo, no impiden que vivamos nuestras pequeñeces cotidianas, ¿verdad?

Se un maravilloso equilibrista. Primero caete a la derecha; luego a la izquierda. Por momentos sentíte dueño de la verdad y ve como el piso se te muestra duro y cerca; luego, conocete tembloroso y observa cómo no logras despegar los pies ni un centímetro de la cuerda, de la vida; conocete temiendo. Más tarde, cansado de ir y venir, descubrí la senda media, cómo está hecha de un poco de esto y un poco de aquello, nunca de algo definido. No saques conclusiones, toda conclusión es un intento burdo por perdurar, pero muerto en vida. Eso sí, termina lo que comenzaste; a eso se lo denomina continuidad, como la vida que siempre teje sin que se le corra un punto.

El primer paso es saber qué se quiere. El segundo es definirlo en uno mismo claramente. El tercero es echarse a andar que la vida te mostrara el cómo. El asunto es que, atravesar el miedo a morir, es todo lo que hay que querer porque cualquier otra cosa, es pasado. La nueva vida está justo detrás de ese miedo.

Es imprescindible que lo hagas con el mayor amor y respeto posible porque se trata de parirte a vos mismo en el ceno de la vida, en brazos de esta madre tierra y con todo el potencial vital del cielo a tu disposición. Como verás, no hace falta nada aunque, sí es cierto que al principio nos da vértigo y la confusión aterra. Esos son indicios de que estamos en el camino o, al menos, que estamos comenzando a dejar el que conocíamos.

Cuando sientas sed, se te dará agua. Cuando sientas hambre, comerás. Cuando estés cansado, habrá donde echarse. Si no haces elecciones, si no destacas preferencias ni rechazas lo que se te ha dado, es porque estás comenzando a morir y a nacer, de nuevo.




Nota: Emunah: La verdadera enseñanza de Jesús no fue, crean en mí o, tengan Fe en iglesias o imágenes, No. La enseñanza real fue: CONFÍEN. Confíen completamente, no en algo o alguien. Sólo confíen en ESO, en lo sin nombre y emanen (emunah) desde dentro de cada uno el Reino de Dios, el Nirvana, sólo así lo conocerán. De no ser así, continuarán ocupándose de sus muertos (viviendo para el mundo material, solamente) 

Daniel Shodo

domingo, 17 de enero de 2021

La longevidad según el Chi Kung



Practicar Chi Kung, es practicar la atención sobre nuestra integridad humana compuesta de diferentes aspectos como ser: cuerpo físico, orgánico, emocional, mental, psicológico, relaciones inter e intra personales; Desarrollo de pensamiento, reflexión y discernimiento, Saber expresar en palabras o silencios, lo que se piensa o siente de un modo definido, seguro y actuar, en lo posible, consecuentemente y de manera asertiva: Alimentación, respiración completa; Teoría, practica y experiencia hacia el saber y la sabiduría. Es decir, la salud propiamente dicha, pues, salud, incluye todos y cada uno de los aspectos que hacen a la condición humana y no, como muchas veces se cree, únicamente comer sano y hacer actividad física o deportes. Y es que si sólo nos ocupamos de esos aspectos, desde ya sumamente importantes, estaremos dejando fuera, todos los demás sin los cuales, la vida no gozara de equilibrio o verdadero bienestar: Un ejemplo: se puede comer muy saludablemente o no faltar nunca a la práctica deportiva, pero, mantener relaciones psicológicas o emocionales indeseables o, permanecer dentro de relaciones familiares o laborales tóxicas e inestables con lo cual, la salud, no puede catalogarse de armónica. 

Si bien es cierto que no se busca ningún tipo de perfeccionismo (toda búsqueda de perfección es anti natural) lo que con la práctica de Chi kung vamos advirtiendo es que, justamente, el equilibrio, consta de saber cómo moverse según la naturaleza del propio cuerpo y de las circunstancias reinantes a la hora de hacer la práctica, (cansancio o relajación, buen o mal humor, clima, tensiones musculares, estrés, preocupaciones o calma mental, etc) 

Un ejemplo muy usado y claro para explicar este comportamiento, es el del equilibrista ya que como bien sabemos, quien camina por la cuerda floja no pude permanecer demasiado tiempo a la izquierda, a la derecha o en el centro a riesgo de caerse. Tiene que aprender a desarrollar la capacidad de no quedar apegado a nada porque, en ese caso, estaría poniendo en riesgo su vida.



En la vida diaria, con la ayuda de Chi kung y la atención plena en uno mismo y lo que sucede en tiempo presente, vamos aprendiendo a movernos con ese mismo sentido que es, no quedar fijados únicamente a puntos de vista estáticos o rígidos. Cuando así sucede, el tipo de vida que estaremos creando, estará sujeto nada más que a esa mirada parcial; incluso, si no sabemos o no queremos movernos de esa postura estrecha, podríamos estar poniendo en riesgo grave nuestra salud.

¿Qué lugar ocupa entonces, la longevidad de la que tanto se habla como resultado de practicar Chi kung? 

En parte, la longevidad o la posibilidad de extender el tiempo y la calidad de vida, está dada por lo antes explicado, estos es, tratar, práctica mediante, que cada uno de las áreas de lo humano sea atendida, escuchada y acompañada, aprendiendo a soltar actitudes, hábitos o cuestiones de carácter que puedan impedir el desarrollo hacia una humanidad habitada en la paz interior. Paz interior que no remite a momentos de calma o tranquilidad sino, a estar en eje con uno mismo o, a vivir en concordancia con los ciclos naturales de la vida; Lo que podríamos llamar coherencia, es decir, sentir, pensar, hablar y actuar, en concordancia con uno mismo y el Tao.

El otro aspecto sumamente importante de la longevidad es cuando vamos alcanzando cierta sabiduría humana y planetaria. Sabiduría significa, saber el modo justo de utilizar en tiempo y forma lo aprendido tanto en la práctica de chi kung como en la vida misma, fundamentalmente. para nuestro bien y, más que nada, para el bien común.

Y es que un ser humano que llega a saber que no sabe nada, parafraseando al maestro Lao Tse, o al filósofo Socrates, es alguien que, abierto a experimentar el día a día como si fuese la primera vez, dispuesto a continuar su aprendizaje en el buen vivir, es quien trasunta en gestos, palabras o acciones, esa paz intrínseca propia de quien a llegado a ser uno con el Tao, uno con la vida. Es quien a soltado la prisa por la calma, el deseo por la gratitud, la pasión desmedida, por la austeridad, la multitud por la soledad, la creencia por el saber y el miedo, por el amor.

Ese humano, hombre o mujer, es quien no se apega ni rechaza, de manera dogmática, sólo vive según la vida lo invite a hacerlo porque ahora y en ese estado de plenitud consciente, sabe que a lo único que en verdad pertenece, no es a otra cosa que a la vida misma, por eso nada se llevará, excepto lo vivido, para su evolución y la de todo aquel que haya tocado a su paso.



¿Cual es entonces la diferencia entre hacer una práctica física o alcanzar la sabiduría? responder nada más que al miedo (me cuido para que nada malo me pase) o, saber escuchar al corazón y seguirlo, para que lo que sea que pase, se pueda aprender de ello.

No importará cuántos años se viva. Importará la entrega  y confianza completa dada a cada instante del eterno infinito, en el único lugar que como humanos, podemos hacerlo, el cuerpo. El cuerpo como un fractal del cosmos que somos.

Que así sea, está hecho.

Daniel Shodo

jueves, 14 de enero de 2021

La vida según el Tao...

"Se un equilibrista. No permanezcas siempre a la izquierda, a la derecha o en el centro porque estar siempre en el mismo sitio, es muerte. La vida es movimiento constante. Lao Tse 




Daniel Shodo


jueves, 7 de enero de 2021

I Ching y naturaleza humana



El libro de las mutaciones, I ching, no es un compendio únicamente matemático o simbólico de la vida humana y sus múltiples circunstancias; el I ching es, también, científico y espiritual. Es decir, una invitación a transitar el camino de la vida, expresada en sus elementos naturales como son, el cielo, la tierra, el agua, el fuego, el trueno, el viento, la montaña y el lago. 

Para considerar lo que aquí expongo, haré un repaso breve por cada trigrama o elemento para hacer observar su intrínseca conexión con el ser humano; su ego y su Ser.

Comencemos por El Cielo:El padre, la energía masculina y creadora. El movimiento ascendente, el espacio. La capacidad de destruir. ¿No son acaso características afines a la condición humana todas estas cualidades?

La Tierra,:La madre, la receptividad, la mansedumbre, lo prolífico, la contención, la confianza. Sequedad, ahogo posesivo o apego ¿No es el ser humano, capaz de comportarse de alguno de estos modos?

El Trueno: El hijo mayor. Lo suscitativo, lo inesperado, el chispazo inicial, el entusiasmo; Arrebatar, lo intempestivo, los comienzos.

¿No sabemos los humanos dar primeros pasos en algo o, hacia algo de manera consciente o inconsciente?

El Viento: La hija mayor. Lo suave, lo penetrante, la palabra, el mensaje, las raíces, la soberbia., arrasar con palabras hirientes. ¿Es el ser humano unas veces capaz de acariciar y otras, de golpear?

El Fuego: La hija del medio, Ver con claridad, luz espiritual y mental, calidez, tierno de corazón; Quemar, ceguera o fanatismo.

¿Es el humano capaz de ser la luz del sol, la calidez de un abrazo fraterno o el odio encarnizado?

El Agua: El hijo del medio. Lo abismal, lo desconocido en uno mismo, los temores, la constancia y perseverancia, la ecuanimidad; La sangre, las emociones vitales.

Como el agua, el humano, que es agua, puede abarcarlo todo, llevar y dar vida o quitarla.

La Montaña. El hijo menor. El aquietamiento. la reflexión, el silencio. Una puerta de acceso o una traba u obstáculo. El final y el comienzo de ciclo. La acción meditativa.

Aunque lo haya olvidado, el ser humano es el Maestro que tanto busca encontrar fuera y que sólo hallara cuando se detenga a escucharse y observar el ritmo agitado de su ego, debajo del cual aguarda, el silencio vacuo de la sabiduría.

El Lago: La hija menor. La serena alegría, la nutrición y el aprendizaje. El discernimiento, la capacidad para separar lo denso de lo sutil. El sitio donde todas las actividades humanas son posibles, son realizables o, por envidas o celos, el lago puede secar o desbordar sus aguas elementales y volverse estéril y embrutecido.

Sin serena alegría en el hacer cotidiano, el caos, gobierna.



Como podrán notar, esta familia de elementos que constituyen la totalidad del planeta,como la integridad humana, están en este maravilloso libro, representadas en imágenes, mostradas, explicadas, sugeridas, advertidas y puestas al servicio de que el Noble o sea, el consultante, vaya hacia ellas, no sólo cuando aborda el libro en búsqueda de respuestas, también, cuando en el día a día, aprenda a reconocer cómo funcionan e interactúan en sí mismo, al igual que en su entorno inmediato.

Que así sea.

Daniel Shodo