La palabra Samurai significa, servidor. Fieles a su tradición y honorabilidad, todo Samurai rendía culto a esa condición a sabiendas de que, si a algo o a alguien servía de corazón, no era tan solo al emperador, Shogun o feudal de su época, antes bien, servía con absoluta entrega a sí mismo.
Tanto así era que, morir resultaba menos degradante o importante que no ser capaz de cumplir con la palabra y el honor, al punto que, de ser necesario, practicaba el Sepuku o Harakiri, como muestra de su total ofrenda a una vida basada en dicha honorabilidad, benevolencia y justicia.
Más allá de sus historias, muchas veces edulcoradas por la industria del cine americano, estos hombres, que también practicaban la poesía, el Budismo zen o el Shintoísmo y quienes mantuvieron su condición de ferreos guerreros a lo largo de más de 600 años, también supieron templar mucho más que una espada o Katana, la cual era considerada el alma del samurai, y era su espíritu o ser divino, pues, el verdadero poder radicaba en un código inquebrantable conocido como, Bushido, El camino del Guerrero.
Hoy día, ser un samurai, no requiere de haber nacido en Japón, pero sí, de tener conciencia de lo que significa ser un hombre o mujer vivos y dignos de esta vida a partir de la clara y profunda comprensión de lo que eso significa por experiencia propia, la justicia, el honor, la bondad, la sinceridad, la cortesía o el buen trato, incluso con sus enemigos, el coraje y la compasión.
No se precisa usar ninguna armadura, como la que ellos portaban confeccionadas con exquisita artesanía, pero sí saber que, con lo que nos vestimos cada día y bajo cada circunstancia, es nada más que un rol, papel o personaje como ser, padre, maestro, profesional, ministro o cliente, es decir, lo que aprendemos a vestirnos con esas cualidades antes mencionadas y no con la ignorancia habitual de creer que somos apenas un personaje, tanto sea para alardear de él o, por sentirnos disminuídos y obligados a cumplir porque eso es lo que se espera que seamos y no mucho más.
Tampoco es condición sine qua non portar un sable o espada japonesa (katana) pues, si hay algo que puede cortar en su justa medida toda situación cotidiana para ir más allá de los condicionamientos establecidos y de todo aquel que prefiere esconder su cabeza en un pozo a ver la realidad, por muy dura que esta se presente, es la lengua y la palabra asertiva, sincera y honesta que el corazón pronuncia y la acción plasma. La palabra y la tarea a realizar eran una misma cosa, dando por ya realizada la misión.
Ser un samurai en tiempos oscuros no es una opción, es LA acción más elevada y correcta que ha de honrarse y grabarse a fuego y espada en cada centímetro cuadrado de nuestra existencia humana para el bien común. En tiempos oscuros, la luz es ser verdadero e íntegro con uno sin perder la paz interior ni la templanza.
Sé un Samurái en el amor volviéndote un loto en medio del fango; Sé un Samurái en la vida haciendo lo correcto en cada acto sin dejar nada por ser vivido, y sobre todo, sé un samurái en la única guerra por librar y donde yace el único enemigo a vencer que no es otro, que uno mismo. AL hacerlo, al entrar en pacífica guerra con tus miedos y dragones, sabrás que Dios nunca ha estado lejos, tan solo faltó aprender a verlo en los ojos de tus padres o de tus hijos y a escucharlo en el silencio.
No importa errar, no importa morir, importa SER y hacer aquello para lo que hemos venido
Daniel Shodo
Aquí les comparto este enlace sobre los 7 códigos o virtudes del samurai. Que lo disfruten. Gracias
Hermosos principios. Justas acciones.
ResponderEliminarGracias querido Claudio por mantener vivo el fuego sagrado.🙏
Hola Hermana del Dharma y amiga querida. Gracias a vos también por ser parte de ese fuego. Abrazo grande.
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