martes, 28 de enero de 2020

¿Querer ser otro?

La búsqueda de querer ser otro a partir de la comparación, siempre acarreara malestar o sufrimiento porque en el fondo, continuaremos sin descubrir quiénes somos en verdad.





Toda comparación se basa en ideas erradas de la realidad con las cuales no resulta nada difícil caer en actitudes de soberbia o lamentación como ser, si digo que soy bueno o que deseo ser mejor, lo que estoy diciendo es que, hay otros que son "malos", (sólo los otros, nunca yo) o que, no estoy a la altura de las circunstancias y por eso, me aferro a la idea de crear en mi mente un alterego que alcanzar para sentirme que, ahora sí soy el que quería ser; pero, esa sensación durara lo que tarde en aparecer un otro que, a mi modo de percibirlo, se muestre superior y entonces, nuevamente me someteré a una carrera interminable por "ser" lo que nunca alcanzare.

Quizás, en realidad de lo que tratamos de huir, al salir a buscar a "ese que quiero ser", es del que han hecho de mí las personas que me criaron, como los educadores y la cultura que mamamos desde la cuna; es decir, somos el resultado de un humano moldeado a lo que debe ser y no, a lo que sentimos necesidad de ser.
Siguiendo esta lógica, no se trata entonces, de "ser otro" sino, de dejar de ser todo aquello que hemos vestido hasta aquí y que nos fue dado porque esos otros (padres, cultura y educación) en el fondo, no supieron darnos otra cosa que lo que a ellos les fue dado.

Se trata de dejar de actuar, hablar y pensar como otros, como la moda o las costumbres indican, pero,atención porque, no es cuestión de volverse un rebelde en contra de todo sistema de creencias ya que estaríamos actuando igual que esos de los que me quiero desembarazar, aunque no nos lo parezca debido a que nos vemos ubicados en la vereda opuesta. En la acera del; "ahora sí soy yo".
Esto es, continuaríamos comportándonos del modo contrario pero, subordinados por un mismo patrón de creencia que es, "hay que ser alguien" por lo cual, y sin percatarnos de la visión errada, es cuando salimos en procura de otro mandato desde el que mostrarnos.
Sin embargo, no hay de qué sentirse culpable pues, si sólo hemos aprendido a movernos bajo consignas ajenas, ¿cómo nos sera posible elegir sin esa condición, sin que alguien decida por mí, si únicamente aprendimos a obedecer?

No es cuestión de adquirir nada del mundo exterior sino, de dejar a un lado lo que nos aprieta, nos queda chico e incómodo o, a sido siempre de otros a pesar de haberlo adoptado como propio y así, devolverlo a sus dueños originales.
Una vez desnudos de toda condición innecesaria, si buscaremos dentro nuestro cómo aprender a andar dentro de la piel y más allá de ella, también.
En cuanto a mi, esto me fue posible no sólo por mi auto determinación sino también, gracias a la ayuda de un Maestro o guía a partir del cual aprender a reconocerme.
Ni en contra ni a favor, nada más haciendo lo que ha de ser hecho bajo nuestra tutela y atención consciente. Eso, al menos para mí, es SER.

Una vez más reitero, nunca compararnos con otras personas será el camino correcto pues, y como dije párrafos arriba, sólo continuaríamos negándonos a nosotros mismos con el riesgo de haber pasado por esta vida sin descubrir jamás, quienes somos y para qué vivimos como lo hacemos.

Desaprender es el asunto a atender, al menos en un principio; hasta que la mente se calme y aclare para luego, más livianos, decidir cómo y hacia donde dirigir nuestra existencia pero ahora, bajo nuestra completa y amorosa responsabilidad.

Shodo Rios


domingo, 5 de enero de 2020

En el país de la palabra






En el país de la palabra, toda metáfora fue abolida por insensata.
Cada sujeto, fue enumerado y anotado en una extensa nómina como anónimo.
Los puntos y las comas fueron barridas por el apuro
Y aseguran que el predicado anda por ahí, hablando solo y sin cura.

Al relato lo derroco un monosílabo
y el sustantivo, tan seguro de SER, se vio forzado a declinar ante el grito.
El resumen se convirtió en un indigente emoticón y la síntesis enmudeció ante el gesto torpe de cierto dedo.
La novela ceso a todos sus personajes por un par de labios hinchados y algún que otro trasero.
El cuento fue degradado a un vulgar chiste; y el chiste se rio por des...contado.

El ensayo quedó sin presupuesto con que considerar reflexiones e ideas.
Y cuentan que hubo rebelión entre antónimos que intentaron hacer sucumbir a los sinónimos a que se conviertan en parónimos porque al parecer, todo se parece y da lo mismo.
El verbo fue conminado a sólo hacer y tener. Cualquier otra acción, sería reprimida.
Las letras se ahogan en sopas donde toda oración, ha sido horadada.

La poesía tiene pedido de captura en varios continentes y cafés literarios por sediciosa, subversiva y por tener la osadía de liberar a la prosa de quedar cautiva de cualquier idiota canción de moda.

En el país de la palabra, a penas unas pocas siguen palabreando como ecos cayendo por una cascada de balbuceos sin corazón ni sentido; otras, andan despreocupadas y sueltas de acentos, encubiertas detrás de un pronombre que se conoce como, “che, boludo”, luego que la gramática fuera tachada por decreto y la ortografía ya nadie recuerde cómo se escribe.

Torturada en las escuelas, rebajada en las redes a una fotografía sin adjetivo ni paisaje, quedo la palabra a la deriva dentro de un charco barroso de onomatopeyas, donde la conjunción es una utopía y la preposición un desatino imperdonable.

Se exigió en sucesivas misivas que argumentasen cuál era su prosapia para ordenar tanto desdecir, pero las cartas fueron devueltas al remitente porque nadie supo a quién se referían con prosapia…,

Pese a todo, me contenta saber que aún nos queda la paráfrasis para echar una ojeada, en un último intento por comprender tamaña invasión iletrada. Y, sobre todo, el contrabando de lexemas entre los que no nos rendimos a ver muerta la voz ni la escritura que, como mínimas palabras de riqueza proverbial, contienen el espíritu de toda dicción y el ánima para cultivar los versos que el amor, la vida y la muerte, nunca callan ni soslayan.

Shodo Rios

Comentario: Más allá de la humorada del texto, lo que intento es recalcar la importancia que va teniendo en el funcionamiento del cerebro y en el tipo de sociabilidad que vamos generando, la disminución y pobreza del lenguaje cotidiano como también, el uso inapropiado de ciertas palabras que se mencionan más por moda que por un sentimiento genuino como ser, "todo bien" o, "es lo que hay". 

Se sabe, científicamente hablando que, el uso de palabras mayormente negativas, disminuyen el coeficiente intelectual es decir, la capacidad de pensar y reflexionar de modo crítico y constructivo.
Por el contrario y, sin la necesidad de palabras rebuscadas o frases grandilocuentes, un vocabulario positivo pero, cargado de sinceridad, no solo enriquece el modo de comunicarnos verbalmente también, aumenta la capacidad de ponernos en el lugar del otro y acompañarlo.

Por lo tanto, repensar el modo en el que usamos las palabras, recordando que por sí solas son huecas o sea, si no se acompañan de un sentimiento determinado las palabras nadad dicen por sí solas, amén de su significado pues, lo que buscamos decir es, precisamente, lo que sentimos y no únicamente, lo que la palabra quiere significar.

Claudio Daniel Rios