martes, 25 de diciembre de 2018

¿Cómo es?





¿Cómo es este instante? ¿Este milisegundo en el que nada hay para hacer, para decir o desear? Donde la vista se acurruca entre las hojas del árbol, una música se desliza leve, por el espacio hasta penetrar el cuerpo que no se resiste ni se apropia; donde los pensamientos surcan el cielo mental pero no impiden que el sol ilumine el patio y el  rostro de ella, y donde la respiración se columpia entre la vida y la muerte.

¿Cómo es este perpetuo devenir cuando la voluntad está de franco? O, cuando alcanza con el fresco de la baldosa en los pies, la piel desnuda de todo rubor; cuando la columna, erguida por un rosario de caricias ancestrales, sostiene la sonrisa sin motivo de tu niño. Y entonces, me pregunto: si el niño ha asomado de entre los huesos transitados, ¿qué más da saber cómo, si ya se ha retornado?.

Shodo Rios

jueves, 20 de diciembre de 2018

El tiempo, como un Haiku

Digo: El tiempo es como un haiku, breve y contundente.






El verano es un haiku que pasa volando.
Como la poesía, no necesita de grandes sucesos para discurrir, al revés: se desliza más rápido cuando más vacío, más repetido y lleno de tranquilidad.

Como los haikus, las vacaciones son tiempos de suspensión, vacíos en el calendario que apenas dejan notas en las agendas más allá de una comida, un paisaje o el recuerdo de una noche pero que nos acompañarán ya siempre precisamente por su intemporalidad.

Haiku significa corte, enfrentamiento entre dos ideas que vienen a ser la misma y entre las que se interpone otra, como las vacaciones hacen con nuestro tiempo presente. Por eso —y por su brevedad— hay que aprovecharlas, no porque nos lo diga la industria del ocio, que ignora conscientemente, puesto que vive de ello.
Aprovechar el tiempo no significa llenarlo de obligaciones y citas; al revés: aprovechar el tiempo consiste en dejarlo fluir libremente, como los cangrejos del haiku de Yosa Buson (与謝蕪村)

"Noche corta de verano:
entre los juncos, fluyendo,
la espuma de los cangrejos.

Y con él nuestros pensamientos...

Un año más ha pasado.
Una sombra de viajero en mi cabeza.
Sandalias de paja a mis pies.

Fuente
http://denkomesa.blogspot.com/…/el-verano-es-un-haiku-que-p

Publicado por Claudio

domingo, 9 de diciembre de 2018

La voz del corazón





Tras finalizar la práctica de zazen, y la ceremonia en conmemoración al despertar del Buda, mi maestro hizo mención a un texto titulado, "La voz del corazón". El escrito era una invitación a poder practicar una vida basada en la sinceridad del buen hacer, decir o pensar. Al concluir y dejando el libro a un lado pregunto: ¿Cuando escuchan hablar a su corazón, qué escuchan? Acto seguido agrego: la gente, ante esta pregunta, suele responder a cuestiones basadas en sentimientos, anhelos o emociones relativas a ese preciado órgano como a lo que simbólicamente representa para el ser humano. Sin embargo, continuo explicando, se equivocan pues, la pregunta alude a algo más concreto y sustancial como... pu pum, pu pum, pu pum expreso en un tono vivo y claro, al tiempo que percutía con su puño el suelo de madera. Su sonrisa evoco la nuestra al caer en  "la trampa" de suponer que nos hablaba de aquello que se siente, se trate de amor u odio, por ejemplo. Pero no, se refería a algo más simple y cercano como es el latido constante y certero del corazón palpitando con su verdadera voz. La voz profunda e inconfundible con la que el bebe se mece, la que galopa ante el miedo, la excitación o el asombro y que, durante zazen, bien podemos percibir, solo si nos encontremos en un profundo silencio. Era tan siquiera, atender lo real. Aquello que ahora está sucediendo sin proponer ningún análisis filosófico o religioso. Lo que ES en estado puro.

Después de todo, la práctica de zaen es sentir. Es constatar el roce del aire atravesando la nariz o, el agua de lluvia sobre la piel. Es la práctica de sentarnos para sentirnos y quizás, descubrir cuánto de lo complejo que hemos vuelto nuestro vivir, se puede tornar simple y llano. Como cuando el Maestro dice: "si ya terminaste de comer, lava los platos". Aunque para ello haga falta re aprender a escuchar la voz del corazón y algo menos, la del ego.

Shodo Rios