viernes, 27 de mayo de 2011

Sin meta ni deseo


Huyan del deseo de alcanzar un estado de espíritu particular o de obtener alguna cosa de especial.
Absténganse de ocuparse de aquello que ustedes creen que es la sabiduría y no se fíen de vuestra erudición.
Eviten ser presuntuosos porque hayan adquirido algún conocimiento en el Dojo.
Reciban sus pensamientos, pero no se identifiquen con ellos. No corran atrás del despertar (darse cuenta) y no traten de disipar sus ilusiones.

Practiquen una sentada en meditación constante y calma. Si ustedes no tratan de mantener a flote sus pensamientos, ellos no se anclaran a ellos mismos.
Permanecer sentados atentos a la inspiración y a la exhalación.

Maestro koun Ejo. (1198 – 1280) Discípulo de Dogen.

Publicado por Claudio

viernes, 20 de mayo de 2011

Chi Kung: La postura del Árbol


Nuestra condición natural como seres humanos debería permitirnos utilizar nuestro cuerpo en cuatro posturas básicas, como son: estar de pie, sentarnos, acostarnos y caminar.
Sin embargo, muchas personas, a raíz de estados mentales y emocionales desequilibrados, del sedentarismo tan marcado por estos días, como por la vorágine de las actividades diarias, acaban por adoptar conductas que lejos están de proporcionarnos un uso adecuado de nuestra corporalidad.
Por estas y otras causas, las malas posturas se convierten en hábitos, haciendo persistentes los dolores de espalda, dolencias articulares, fatiga crónica, entre otros padecimientos. La práctica de la postura del árbol propone devolvernos una actitud con la vida más saludable y natural.

El abrazo del “Árbol”, llamado Zhan Zhuang, representa la más significativa forma de Chi Kung estático, utilizado por todas sus escuelas (marcial, médica o religiosas), ya que ella representa la unificación del hombre con el cielo y la tierra, permitiéndonos fluir con las energías que nos originaron y de cuyo equilibrio en nosotros depende nuestra vida.
Por si existe alguna duda sobre lo que se quiere decir con energía del cielo y de la tierra, valga como ejemplo recordar que la tierra con sus alimentos nos nutre y sustenta, así como el oxígeno y el sol hacen su parte para que la vida sea posible y se manifieste de múltiples formas.

Dentro de su simpleza a primera vista siendo una postura estática, encierra una complejidad que le brinda tantas virtudes o beneficios saludables, comenzando por la noción del enraizamiento o la fijación al suelo a través de nuestros pies por donde va a fluir la energía “yin” de la tierra, dirigiéndose al centro de nuestro cuerpo, un lugar que representa el centro acumulador de nuestra energía vital, ubicado por debajo del ombligo, llamado “Tan Tien” por los chinos, adonde va a confluir con la energía proveniente del cielo “yang”, la cual vamos a absorber por la coronilla, en nuestra cabeza, específicamente por un punto llamado “Bai Hui” (cien reuniones), dirigiendo la energía celeste al Tan Tien, para fortalecernos y equilibrarnos en todos los niveles de nuestro ser con las energías de la creación yin-yang.
La posición de los brazos representa la idea de abrazar un árbol imaginario, o una esfera, en cuyo círculo se condensa la energía recibida del cielo y la tierra, que va a nutrir todo nuestro sistema energético, liberándonos de bloqueos o desórdenes, que son el origen de las enfermedades, según la medicina oriental.






La postura

Comenzaremos por pararnos colocando los pies a un ancho de nuestros hombros, las rodillas algo flexionadas y la columna erguida pero no rígida, de manera que la sintamos crecer desde el sacro hasta la base del cráneo.
Los brazos se posicionan delante del pecho como si abrazáramos un árbol o una esfera grande, evitando elevar los hombros, para lo cual dejamos caer levemente los codos. Las manos se colocan con las palmas mirando el tórax y los dedos mayores apenas rozándose.
La respiración se debe hacer, siempre que sea posible, sólo por la nariz y dirigida al abdomen o tan tien. Una vez allí, trataremos de permanecer por unos minutos, al comienzo se sugiere que no sean más de cinco o diez, y gradualmente los iremos aumentando.
Es muy importante permanecer relajados, pero sin perder la postura.
Esta es un breve explicación que sólo pretende dar a conocer una visión diferente de las distintas formas que existen para equilibrarnos y mantener o recuperar nuestra salud.

Beneficios:
· Sus efectos son de orden psicofísico.
· Energéticamente, nutre y equilibra todo nuestro sistema.
· Actúa, por lo tanto, en todos los niveles físicos.
· Fortalece músculos, tendones y huesos.
· Estimula el funcionamiento de los órganos internos.
· Fortalece el espíritu, devolviendo el equilibrio a nivel emocional.
· Desbloquea meridianos y canales energéticos.
· Favorece el descanso, representando una cura para el insomnio.
· Activa el sistema circulatorio, fortaleciendo el corazón.
· Aumenta las defensas del organismo.

Cómo saber si lo estás realizando correctamente

Si la práctica es adecuada, el ritmo cardíaco se acelerará, mientras la respiración apenas variará. Aumentará el flujo circulatorio y la oxigenación corporal, lo que determinará que se incremente la temperatura y se produzca sudoración, a pesar de que permanezcas inmóvil.

Existen diferentes ejercicios de Zhan Zhuang y algunas variantes del abrazo del árbol. No se practican simultáneamente, sino que se comienza por la posición inicial Wu Chi y se continúa con uno de ellos, para avanzar en la práctica.
Un elemento que suele utilizarse para comprobar hasta dónde hemos llegado con nuestro enraizamiento, es pedirle a un compañero/a que ejerza leves empujones sobre nuestra postura. Si nos desestabilizamos rápidamente, será porque aún nos falta práctica o porque nuestro estado mental se encuentra disperso, evidenciando falta de contacto conciente con nosotros mismos y conexión con lo que estamos realizando.
En la naturaleza, un árbol es símbolo de fortaleza, flexibilidad y longevidad, algo que los chinos comprendieron muy bien, razón por la cual han trasmitido, y continúan haciéndolo hasta hoy en todas las escuelas de Chi kung.

Publicado por Claudio

viernes, 13 de mayo de 2011

viernes, 6 de mayo de 2011

Sopa de otoño



Tarde de cielo gris

el árbol desnudo

de hojas y pájaros

La taza de té

humea  en mis manos.

La energía del otoño invita a respirar tranquilos, a caminar lento por este paisaje de ocres y amarillos; hojas caídas crujiendo bajo mis pies. El otoño, como los árboles sus hojas, nos enseña a soltar, a dejar ir y a conservar y cultivar el potencial que nos dejó el verano, el cual reverdecerá con la energía vital de la primavera.

La tristeza es, al decir de La Medicina Tradicional China, la energía propia de esta estación.
Los pulmones, asociados a este período y correspondientes al elemento metal, se caracterizan por la condensación de la energía. Su influencia y movimiento al respirar con calma y profundidad, mueven los líquidos corporales. El equilibrio de este órgano vital alimenta la integridad y la dignidad.

Para acompañar este otoño y dejarlo ser y expresarse desde la nariz hasta el alma, les propongo hacerlo degustando esta rica sopa de verduras.




Receta

Saltear en aceite ajos y cebollas, condimentándola con orégano y queso parmesano, rallado por nosotros y no el comprado en paquete, ¡por favor!, es un deleite para la vista y por supuesto, para el cuerpo. Así que, ahí vamos con la receta.

Para 4 a 6 personas

1 taza de legumbres cocidas (pueden ser: lentejas, arvejas, garbanzos, etc.)
De 2 a 4 tazas de sobras mezcladas, o como diría mi suegra, a barrer la cocina y usar todo lo que se pueda y sirva: papas, zanahorias, pan, pastas, puerros, zapallos, espinacas...
1 cebolla cortada a dados.
De 1 a 2 cucharadas de aceite de oliva de primera prensada en frío.
De 2 a 4 dientes de ajo, picados.
½ cucharada o más de tomillo seco
1 cucharada o más de orégano seco
Sal marina
Pimienta negra o roja
y... el queso Parmesano

Las cantidades son aproximadas y hay que tener en cuenta que las legumbres darán cuerpo a nuestra sopa. Si tenemos sobras de cereales, como maíz, trigo o avena, aportarán más consistencia a la sopa.
Cuando ya definimos lo que vamos a ponerle a nuestra sopa, o sea, lo que “barrimos” de la cocina, cortar todo en trozos del tamaño de una cuchara, más o menos, y poner el contenido más las legumbres en una olla con agua hasta cubrirlo y calentar.

Saltear en una sartén las cebollas y luego de un minuto añadir el ajo y las hierbas secas. Cocerlo un par de minutos más, después poner todo en la sopa.
Comprobar el color y el condimento. Si no tiene color o está aguada, añadir puré de tomates - ¡el de lata no!, tómense unos minutitos y háganlo con tomates naturales, ¿sí? También pueden usar salsa de soja con el mismo fin o incluso ambos ingredientes, tomates y salsa de soja juntos. En lo personal, me gusta mucho usar hongos; quedan riquísimos en la sopa mezclados con el resto de las verduras.
Por último, agregar la sal, la pimienta negra o roja y... el quesito!!!
Que les aproveche y si les salió rica me cuentan. No, mejor me invitan a saborearla con ustedes, ¿bueno?

Fuente consultada: La cocina Zen – Edward Espe Brown.

Publicado por Claudio