viernes, 7 de septiembre de 2012
Una cosa por vez
Estas sugerencias de cómo desarrollar una vida de atención y calma no requieren que vistamos el kesa de un moje zen; bastará con tener interés, voluntad y perseverancia en la vida que cada uno desempeñamos cotidianamente al trabajar, estar en casa o en cualquier otro sitio.
Una cosa por vez: Una tarea, nada de multitareas.Un proverbio zen dice: Cuando camines, camina, caundo comas, come.
Hacer pausadamente y con propósito: Aunque hagamos una cosa por vez, podemos hacerla aleatoriamente y con precipitación. Por el contrario, nuestras acciones deberán ser razonadas y realizadas con pausa, así ganaremos en concentración.
Hacer de forma plena: Centremos la mente en la tarea y completémosla antes de pasar a la siguiente.Si algo queda inacabado, apartemos la tarea sin dejar ningún resquisio.
Por ejemplo: Si preparamos algo de comer, no lo comamos hasta que no hayamos lavado todo lo que usamos para su preparación.
Hacer menos: Un monje zen notiene una vida peresosa. Se levanta pronto y trabaja durante todo el día, pero no genera una lista de tareas sin acabar. Realicemos las tareas que realicemos, serán ésas y ninguna más.
Abarcar mucho en el hacer diario, no permitira una concentración adecuada.
Espaciar las tareas: Disponer de tiempo entre tareas nos ayudará a concentranos en ellas y nos facilitará completarlas. Una programación relajada ayudará a terminar tareas que se alarguen disponiendo del tiempo necesario para finalizarlas.
Desarrollar rituales: Los monjes tienen sus propios rituales para las tareas que realizan, desde comer a limpiar o meditar. Eso les da la máxima atención y a que puedan ser hechas con pausa, correctamente.No tienemos que seguir ningún ritual, cada cual creará el suyo. Lo interesante de crear rituales es que ayudan a disminuir las actitudes obsesivas.
Asignar tiempo para ciertas tareas: Hay tareas diarias que requieren horarios determinados. Determinemos el tiempo para el aseo, para trabajar, ir al gimnasio o lo que sea que necesitemos o nos guste hacer. Si algo es importante para nosotros, dediquémosle el tiempo necesario.
Dedicar tiempo a sentarnos: Como los monjes dedican tiempo a la práctica de zazen (meditación sentada) nosotros podes también, si es nuestro interés, dedicar un tiempo a ello, aunque sea una vez a la semana. La sentada en meditación ayuda a concentrarse pero, cualquier actividad que hagamos también puede hacerse conncentrado y atento y así, estaremos meditando.
Sonreír y ayudar a los demás: Los monjes zen dedican buena parte de su vida a ayudar a los demás. Esto enseña humildad y aleja el egoísmo de sus vidas que se orientan al servicio.
Dentro de la familia o fuera, podemos dedicar ese tiempo a los demás. De igual forma sonreir y ser amable con todo el mundo, puede ayudar a mejorar la vida de los que nos rodean.
Que las tareas cotidianas sean nuestra meditación: Como mencione unos párrafos antes, además de la meditación, cocinar o limpiar, son partes importantes del día de un monje zen. Pueden resultar provecchosas realizarlas cada día como práctica del auto-conocimiento. Podemos, a esas tareas diarias, quitarles el aburriemiento que algunas o muchas veces suponen, volviéndolas nuestra práctica meditativa concentrándonos en ellas pausada y plenamente.
Nuestra vida cambiará y la casa quedará más limpia.
Pensar qué es necesario: Hay muy poco en la vida de un monje zen que sea realmente necesario. En su armario no hay prendas exclusivas, ni muchos zapatos, nada de instrumentos tecnológicos, ni comida chatarra (suelen ser vegetarianos). Por supuesto, no es necesario vivir como un monje zen pero ello nos ayuda a recordar que hay muchas cosas en nuestra vida que no son realmente necesarias. Para cada quién se tratará de cosas diferentes, familia, amigos, ropa, objetos, emociones, pensamientos etc. En cualquier caso, observemos qué no necesitamos más y aprendamos a soltarlo.
Recordemos que disminuir el consumo, es una práctica ecológica y humanitaria.
Publicado por Claudio
El texto está basao en comentarios del monje zen Thich Nath Hanh
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ResponderEliminarCuando leí el texto no pensé que estaba escrito según las plabras del maestro Thich...
ResponderEliminarCuando surge el conocimiento surgen las palabras, el conocimiento solo está, llegada la situación se manifiesta.-
Este comentario ha sido eliminado por un administrador del blog.
EliminarHola Adri
EliminarSi, coincido con tu frase final. Quizás, no quise adjudicarme el conocimiento y si agradecer a una de las personas de quienes lo aprendí, como también de vos.
Abrazos hermana