Mezclar,
amasar, unir.
Respirar...
Todo se
combina cordialmente.
La pasta
trae aires y sol de lugares entrañables.
El agua
hierve, el vino late. Las cebollas, el orégano y los ajos no reniegan de mis
manos.
El tomate
reposa a corazón abierto.
El aceite
de oliva perfuma de tierra madre, semilla y árbol los alimentos.
Ver el todo
en cada color, en cada forma.
Respirar
los aromas...
Saborear
los jugos, las texturas.
Saborear es
saborearse.
Saborearse
es mucho más que conocer.
Saborearse es
saberse ser.
Publicado por Claudio
Reconozco en este gesto simple, tu bello espíritu
ResponderEliminar¿¡Cómo van a renegar de tus manos cuando en ellas se sienten venerados?!.Por eso entregan a tus sentidos todas sus virtudes.
Que bueno que en este gesto habitado expreses tu alegría de vivir.
Te abrazo desde el corazón.
Muchísimas gracias Adriana
ResponderEliminarUn fuerte abrazo
Preciosas palabras, Clau, cuánta poesía para describir lo más simple y cotidiano, que es, al mismo tiempo, extraordinario y sublime.
ResponderEliminarLas pastas, sus salsas y sabores siempre generan un aroma entrañable, que nos envuelve y nos transporta. Desprenden perfume a hogar y calidez, a reunión y sentidos despiertos.
Hermosa reflexión, desbordante de sensibilidad. Besos y abrazos!!! Me voy a preparar unas pastas... ;-)
Ja,ja, Si Marielita, que te salgan bien ricas y sabrosas.
EliminarGracias, como siempre.
Abrazos muchos
Hermosa entrada!!!!!! Añoro la salsa que preparaba mi maravillosa abuela italiana para las pastas de los almuerzos de los domingos, recordando su fragancia y su sabor tengo la sensación de también saborearla a ella….
ResponderEliminarBesosss!!!
Muchísimas gracias Lucía
ResponderEliminarEl aroma de la salsa se percibe hasta acá.