sábado, 13 de junio de 2020

La belleza conformada





Nos recuerda Platón que la palabra crea y transforma la realidad, construyéndola, como el fuego que purifica y templa el espíritu, si el alma que la anima tiene el carácter que nace de la unión celestial entre la estética y el eros. El habla resultante de ese matrimonio, es la ética, es decir, la belleza conformada o, con forma de ser humano.

Estética, remite a la capacidad de percibir por los sentidos. Comprender. La comprensión es el devenir del viaje interno e iniciático que cada quién realiza en su sí mismo como una acción de continuidad que parte desde el ego o personalidad hacia el misterio del ESO impronunciable.

Eros; no incita únicamente al acto sexual genital sino, al encuentro con la energía sexual que todo lo impregna y que, aprendiendo a sublimarla y redireccionarla, se vuelve artífice y creadora de dicha realidad. La energía, Chi, Prana o Plasma, es sexual y por eso creadora. La realidad como simiente, comienza en el éter del pensamiento o idea, lo invisible que luego se verbaliza, se define, por la palabra expresada.

Ética, no es un manual de valores morales impuestos por algún sistema dogmático de control. Ética es la resultante de un ser humano comprometido, confiado, agradecido con la existencia, lo único que ahora, saber ser. Es el amor incondicional como energía madre/padre de toda emanación espiritual hecha cuerpo y mente; esto es, lo sutil conformado, materializado. De ahí que el hombre/mujer se reconoce en la manera en que se hacen las cosas o se mantienen los vínculos y no, como alguien separado de las cosas, de los otros. Costumbres y hábitos que, como condición sine qua non es la de observar que toda palabra, acción y pensamiento, atiendan prioritariamente, el bien de los demás.

Sostenido en la tierra y abierto al cielo, lo bello conformado, se abre en la mente clara y reside en un corazón puro. En otras palabras, tanto lo que se dice y realiza, emerge de la sinceridad (sin cera, sin falsedad) que se hallaba en el fondo de la caverna del yo atormentado por las sombras de lo no real, a causa de lo que ignora o no sabe.

El habla estética (sensible y decidida) es erótica (creativa) Por eso, lo bello, la ética, imprime carácter en uno y en una sociedad cuando esta es receptiva a esos dones. Por lo mismo, las distintas lenguas son maneras diferentes de ser, ser humano.

Es importante que quienes usamos la palabra para transmitir conocimientos o interpretarla, debamos preguntarnos qué queremos, si guiar al iniciado hasta los límites de su territorio existencial aún no explorado o, desplomarnos en el abismo, si la palabra dada cabalga sobre el lomo de la arrogancia y la idolatría. Esto equivale a tomar el SER en nuestras manos y saber si es desde ese SER que hablamos, damos la palabra, la vida (corazón/mente) o, desde el pequeño "yo" que busca tan sólo reconocimiento y veneración.

Probablemente, cuando la estética sucumbió a los adornos y fantasías y, eros descendió a los instintos de la sola pulsión, fuera cuando la ética, abandonada a los designios de una familia disfuncional, cayo herida de muerte en los puños de los inferiores (como el I Ching denomina todo capricho egoico) lo que explicaría, al menos en parte, el derrumbamiento de lo humano al hambre visceral del poder, de la sociedad entretejida de diversidad al caos y de la música al ruido ensordecedor sobre toda ley suprema.

El resto de la historia, donde la belleza deformo en princesa sin calabaza ni zapato de cristal, es bien conocida por todos. Y es que todos, más distraídos en nuestros asuntos que en la poesía, desde la cual la palabra devela la red de Indra, para que luego la prosa o la narración ordenen y racionalicen el mundo aquí abajo, nos dedicamos a donar granos y más granos al arenal del desamor.

Pese a todo, siento que hay una buena noticia y es que, de las sombras se sale entrando en las sombras; como de los laberintos se sale por la misma puerta por la que se ingresó, tras haber resucitado, vuelto a suscitar. Renacido.

Shodo Rios



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