viernes, 15 de abril de 2011

Encontrar el equilibrio


Me gustaría contarles la siguiente historia, referida a la vida de un hombre que durante su juventud fue un experto nadador que ahora, ya entrado en años, había decidido volverse monje. Dicho hombre vivía esta nueva realidad como un desafío, ya que pensaba que, así como había logrado dominar las olas del mar, también quería aprender a dominar las olas de su mente.

Buscó un maestro a quien respetaba, hizo sus votos y comenzó a poner en práctica las lecciones del maestro. Como sucede con frecuencia, la práctica de la meditación no le fue fácil, así que fue a pedirle consejo al maestro.
El maestro le dijo que se sentara y meditara para poder observar su práctica. Después de un rato, al ver que se esforzaba demasiado, le pidió que se relajara, pero el antiguo nadador también sentía dificultad en seguir esta sencilla instrucción. Cuando trataba de relajarse, su mente comenzaba a vagar y el cuerpo se le aflojaba, y cuando trataba de concentrarse, la mente y el cuerpo se le tensionaban. Finalmente, el maestro le preguntó: “Usted sí sabe nadar, ¿no es cierto?”.
“Claro que sí, mejor que nadie”, le contestó el hombre.
“La habilidad de nadar viene de tensionar los músculos completamente o de relajarlos completamente?”, preguntó el maestro.
“Ni de relajarlos ni de tensionarlos”, contestó el hombre. “Hay que encontrar el equilibrio entre la tensión y la relajación”.
“Bien. Ahora dígame, ¿cuándo está nadando, si sus músculos están demasiado tensos, es usted quien crea la tensión o es otra persona que lo fuerza a tensionarse?”.
El hombre pensó un poco antes de responder, hasta que finalmente dijo:
“Nadie externo a mi me fuerza a tensionar los músculos”.
El maestro aguardó un momento esperando a que el hombre reflexionara sobre su propia respuesta, y después explicó:”Si al meditar usted nota que su mente se pone demasiado tensa, es usted quien está creando la tensión; pero si usted suelta todas las tensiones, su mente se afloja demasiado y usted se amodorra. Cuando nadaba usted aprendió a encontrar el equilibrio muscular justo entre la tensión y la relajación, ahora, al meditar, debe encontrar el mismo equilibrio en la mente. Si no lo encuentra, jamás podrá encontrar el perfecto equilibrio en su propia naturaleza. Una vez que descubra el equilibrio perfecto en su propia naturaleza, podrá nadar a través de cada aspecto de su vida como nada en el agua”.

En términos muy sencillos, la mejor manera de acercarse a la meditación es tratar de hacer lo mejor posible sin centrarse demasiado en los resultados.

Yongey Mingyur Rinpoche – Libro: “la alegría de la vida”. Edit: Norma

Publicado por Claudio

2 comentarios:

  1. Me pregunto :¿en el momento propio de la accion de nadar , se compara? o ¿luego lo hace y dice que es MEJOR QUE NADIE?
    En el momento que nada, nada (es decir "NADA DE NADA")Por lo tanto ante el conflcto que se le presenta le diria ¡ARROJATE AL AGUA! y ¡descubre que ya has meditado!
    SER EN LA ACCION ,estando atento sin comparacion.

    ResponderEliminar
  2. bucear en la vida misma para poder alcanzar el equilibruio en la superficie, y cuando haga bien estar en equilibrio automáticamente pueden dejar de importar los resultados, porque todo resultará

    ResponderEliminar