sábado, 9 de octubre de 2010

Consumo de carne y medio ambiente

Tercera parte - final

La industria de la carne es una de las más contaminantes del planeta y produce más emisiones de gas de efecto invernadero que el combustible fósil emanado de los medios de transportes.
Con los granos que se alimenta a una vaca, se pueden alimentar 14 personas. Y para obtener mayor cantidad de estos alimentos, se deforestan miles de hectáreas para cultivar soja de baja calidad (transgénica), produciendo daños graves en la salud de las personas involucradas con ese cultivo como en sus descendientes, debido a los pesticidas y herbicidas. Igual daño se produce en la tierra cultivada y en todas aquellas que la circundan. Sequía y erosión en las zonas deforestadas e inundaciones en lugares próximos o distantes, como también la escasez de agua potable, es otro de los tantos males que afectan a buena parte del planeta.
En la tala indiscriminada, no se pierde tan sólo la vida de un árbol, sino toda la biodiversidad vinculada a él y a su medio.

La dieta usual de una persona en los Estados Unidos requiere un total de 16.000 litros de agua por día (alimentar a los animales, regar los cultivos, lavar, cocinar, ducharse, entre otros usos). Mientras que la dieta vegetariana de una persona consume 1.100 litros de agua al día.
Los animales domésticos precisan mucha más superficie para su desarrollo que la necesaria para la producción agrícola.
Si se distribuyera equitativamente los granos y vegetales, se podría alimentar a la población mundial en su totalidad, mientras que si nos dedicáramos tan sólo al alimento animal, esto alcanzaría para alimentar a 2.600 millones de personas, o sea, apenas la tercera parte de los habitantes del planeta.
Por lo tanto, de continuar a este ritmo, ya sea por superpoblación o distribución desigual, nos veríamos forzados a continuar la deforestación.

A esto se le suma, por un lado, la explotación exacerbada de la pesca con la que aniquilan toneladas de especies, haciendo desaparecer unas y poniendo en riesgo de extinción otras, como es el caso del salmón y el atún. Y por el otro, el trato deshumanizado en la cría de pollos a base de antibióticos, hormonas y todo tipo de productos artificiales, los cuales se los obliga a ingerir en un plazo de 20 días, hacinados en lugares que bien recuerdan a campos de concentración, para de ahí pasar a las góndolas de los supermercados, cuando la verdad es que un pollo criado en el campo naturalmente necesita entre 6 y 7 meses para llegar a su tamaño y peso normal. Estos lugares son llamados “fábricas de ganados” y se calcula que generan más residuos que ninguna otra industria.

Una familia de cuatro personas produce el gasto de 983 litros de petróleo al año. Esto incluye todo el proceso de mantenimiento y producción del alimento cárnico.
Se necesitan 28 calorías de crudo para obtener una caloría de alimento carnívoro. Y para la misma cantidad de proteína vegetal, tan sólo 3,3 calorías de petróleo. Más carne, más petróleo, igual guerra... ¿les suena?

Bien, no es mi interés profundizar detalladamente en todos y cada uno de los pormenores referidos al consumo de carne y sus consecuencias. Después de todo, si lo que queremos es información, hoy día la podemos obtener sin muchas trabas o inconvenientes a través de internet, por ejemplo. Pero no es la información en sí misma la que puede permitir un cambio de conciencia adulto y sostenido, lamentablemente y aunque así me gustaría, no hay quien nos pueda facilitar esa tarea.
La conciencia es un trabajo y un logro al que cada uno podrá acceder tomándose el tiempo de atender qué hacemos y cómo lo hacemos, intentando que nuestras acciones nos dañen y dañen la vida en todas sus formas lo menos posible.
Soy muy consciente de lo difícil que resulta encontrar una solución coherente a tamaño problema, pero eso no justifica que no podamos ocuparnos de hacer un uso responsable de nuestros recursos, accediendo a mudar algunos hábitos que, sumados al de muchos otros, colaboren paulatinamente a no continuar con tamaño desastre y descontrol.

Cuando lo que impera en las personas es el miedo, lo que reina es la violencia, el despilfarro, la ignorancia y la desintegración. Ahora, cuando lo que prevalece es el amor...
Las conclusiones se las dejo a ustedes.

Fuentes consultadas:
Guía práctica de Vitacultura – Carmen Caraballo Ortega – Ed. Despertar.
Nueva alimentación, nueva vida – Silvana Ridner – Ed. Edicol.

Publicado por Claudio




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