martes, 24 de septiembre de 2024

Cualidades que se descubren y practican cuando estudiamos el I Ching.

 


Recuperamos o estimulamos el placer y amor por la lectura y con ello, mejoramos el lenguaje, lo cognitivo, como el nivel de comprensión de su contenido. Para eso, nos valemos de la quietud y el silencio, dos cualidades no muy practicadas por estos días, fundamentales poder entender y asimilar el texto y dejar que cada palabra de la respuesta obtenida, tras la pregunta formulada, recorra la mente y el cuerpo mostrándonos el camino correcto para cada decisión.

El arte de saber preguntar, es, sin duda, una condición necesaria no sólo para saber  ingresar en el mundo del I Ching, también lo es para poder mejorar la comunicación con los demás.
Si no somos claros al abordar el libro, lo más probable es sumar una confusión más al tema por el cual consultamos el I Ching.
Saber preguntar significa enriquecer el lenguaje y encontrar los términos adecuados para poder expresarnos de manera asertiva y precisa. De igual tenor será la respuesta tras correrse el velo de la confusión.

El estudio sistemático y cotidiano del libro de las mutaciones, nos reconecta con la naturaleza intrínseca de la condición humana, producto de que, al ir conociendo los 8 trigramas, cada uno con sus particularidades y características, cielo, tierra, fuego, agua, etc., veremos con mayor luminosidad la vinculación intrínseca que tenemos con esos elementos, los cuales, no sólo constituyen al ser humano, también, la relación con esa naturaleza de la que por ignorancia y avidez, nos fuimos alejando y maltratando con las consecuencias que ya conocemos.

Nos pone en alerta de cuándo y cuánto el ego o la personalidad, influyen en nuestra vida diaria. Al poner sobre la mesa estos aspectos que todos poseemos o hemos construido, permitirá saber distinguir entre una pregunta nacida de esa personalidad o, en su defecto, de un alma que busca ser escuchada para recuperar la memoria de para qué estamos acá y abocarnos a la experiencia de vivir para ello y no únicamente para la supervivencia y la separatividad, sentidos excluyentes del ego.

A medida que nos adentramos en su laberíntico existencial, va dejando huellas palpables en la mente como en el cuerpo, lo que se verifica en cambios en nuestro modo de ver, pensar, expresarnos y comportarnos, pues, dedicados a conocerlo para conocernos, podemos ir develando en qué estado de consciencia con nosotros y el entorno nos encontramos, de modo de evaluar nuestro progreso, estancamiento o involución.

Estimula el pensamiento crítico, el discernimiento, la reflexión, la intuición; la calma para saber aguardar los tiempos del tiempo propicio a una acción correcta o, el coraje, para dar los pasos correspondientes o el salto con el que atravesar las grandes aguas, (las decisiones más trascendentes)
La sinceridad, la paciencia y la respiración profunda del viento, para poder aceptar lo que no sabemos e ir hacia el gran hombre o maestro y dejar que éste nos ofrezca guía.

Ese sabio ha de ser el libro como un otro humano capaz de orientarnos pero, sobre todo, el maestro al cual nos referimos esencialmente, es al que yace en cada uno a la espera de ser revelado.

Descubrimos que las virtudes de las que tantas escuelas espirituales a lo largo de incontables siglos nos han advertido poseer, (Honor, compasión, modestia, justicia, gratitud, etc.) yacen en nuestro ADN espiritual, por así decirlo, a la espera de ser cultivados y regados para que crezcan en pos de ir declinando las acciones reactivas producidas por miedos de diferente orden.

El I Ching, nos revela, como buen sabio y maestro que es, que las respuestas que procuramos no están en él, sino, en nosotros mismos. Él, en todo caso y siguiendo el corazón de una verdadera enseñanza, nos muestra el camino para que lo transitemos a nuestro tiempo y sin el deseo de tener que hallar algo, sin meta o resultado previo, tan siquiera andar y ver qué vamos encontrando a cada paso que nos ayude en nuestra travesía evolutiva.

 




El libro de las mutaciones, nos enseña a saber aceptar que todo es impermanente, interdependiente y sin sustancia propia. Sin embargo, hay un velo de sostenible continuidad detrás de todo, es decir, lo permanente, lo sin nombre ni medida, el Tao, en palabras de Lao Tze, sin lo cual, el movimiento del cielo y la materialización de esa energía en la tierra, no sería posible.

Nos advierte que cuando buscamos respuestas o tomamos decisiones, el cosmos siempre está ahí para jugar su juego. Somos nosotros quienes debemos comprender que la vida no está en nuestras manos, la vida es lo que hace posible vivenciarla en este cuerpo y sus circunstancias.

 

Que el I Ching, en última instancia, es la vida misma con sus altos y sus bajos, sus luces y oscuridad, con las creencias que embotan la mente y el saber que la libera y que, en todo caso, cada quién decidirá si valerse de la sabiduría del maestro o seguir sus intenciones primarias y no mucho más.

Por eso es importante considerar el modo al que vamos al libro, ya que no es lo mismo hacerlo apurados por encontrar las respuestas que nos saquen rápidamente del nudo en el que nos encontramos, que aprender a encontrar la punta de un ovillo enredado por muchas más causas que las aparentes, permitiéndonos el tiempo que los elementos involucrados en la respuesta necesiten para su desarrollo y conclusión.

Esto hace la diferencia entre las pulsiones inferiores, egocéntricas, que siempre quieren todo a su medida y sin complicaciones y el accionar del noble, como se considera al consultante en el libro de las mutaciones, que se abre confiadamente al maestro para dejarse atravesar por la experiencia y el saber que deriva de esta.

Un camino de seis líneas, enteras o partidas, masculinas o femeninas, el padre o cielo, la madre o tierra vibrando en nuestro ADN, guiándonos sin descuidar, cada quién, su sí mismo, es decir, la decisión propia y sincera que va enseñándonos a construir nuestro destino.

Seis líneas multiplicadas de hexagrama en hexagrama nos brindan trescientas ochenta y cuatro maneras de afrontar cada día, cada situación, ¿no es generosa esta vida? ¿No es el I Ching, mucho más que un compendio oracular? 

Seis líneas que se suben de a una por vez, aunque, en ocasiones, nos tengamos que detener a observar cuidadosamente el modo correcto de dar el siguiente paso o, en su defecto, aguardar el momento propicio para continuar la travesía al siguiente estadio de consciencia de modo de atender las acciones de un noble proceder evitando las siempre tentadoras formas de alcanzar rápidamente la meta sin evaluar costos, por el deseo irrefrenable de llegar, poseer y alardear del trofeo.

En definitiva, conocer el I Ching, es conocer nuestra participación en la vida de una manera emocionalmente inteligente y consciente, de modo de poder dar cada paso a su hora y en su justa medida.

Daniel Shodo

 

jueves, 2 de mayo de 2024

Conocerse a uno mismo - Krishnamurti


Tras un año de no publicar en este blog, hoy quiero compartirles este extraordinario video donde, en palabras del propio Krishnamurti, ha ido derivando mi propia vida.
Gracias
Daniel Shodo

 

sábado, 22 de julio de 2023

i Ching y Medicina China - Trueno y Viento, Pulmones/Hígado


 
Los dioses del viento y el trueno


El I Ching enseña a tomar conciencia que por las noches, gracias a las influencias del Viento (Madera) y las del Trueno (Metal), todo nuestro organismo logra realizar una correcta eliminación de toxinas de todo el cuerpo, en la medida que estos elementos se encuentren en armonía.

Las funciones fisiológicas de los órganos vitales que la medicina china relaciona con los Elementos Madera (Viento) y Metal (Trueno), son las del hígado (Madera) y las de los pulmones (Metal). Estas funciones son análogas a las que ejercen las fuerzas Viento y Trueno, en la naturaleza.

El Trueno, ubicado en el Este, o sea, donde el sol y la primavera comienzan su recorrido ascendente de energía, es la función mineral y eléctrica necesarias para los impulsos vitales que luego, el Viento, por suparte, se encargará de llevar hacia todos los rincones, suavizando y enraizando, (otra cualidad del Viento, por eso elemento madera), el potencial de inicio que el Trueno genera.

El Trueno/Pulmones, en el trigrama que lo representa, aparece gobernado por la fuerza del Cielo, lo masculino, línea entera en la base, (ver imágen); Elimina en la inspiración, el diafragama desciende y difumina en la exhalación, el diafragma asciende.



 Trueno

El Viento/Hígado, suaviza, allana, eleva el Chi al pecho y la cabeza como a los pulmones y, encamina la energía masculina o del cielo que posee el Trueno, para lograr expandir correcta y adecuadamente lo planificado y para ello, se vale de su acción femenina o de la Tierra, representada por la línea partida de base, (ver imágen) hasta concretar, en cooperación con los demás elementos, agua y fuego, la tarea requerida.


 Viento


Así funciona también en el plano humano pues, cuando el hígado, alimentado de la energía de los pulmones, como del agua de los riñones, se mueve en la dirección deseada, debe valerse de dicho impulso para llevar la glucosa a los músculos y eliminar el exceso de carga residual ya sea de orden mental, emocional como físico.

Los antiguos investigadores de medicina china se dieron cuenta que hay unos canales invisibles en el cuerpo a través de los cuales fluye la energía que nutre los órganos principales. Son los llamados “meridianos” de energía que se estimulan, por ejemplo con acupuntura, masajes o Chi Kung, para equilibrar el Chi o fuerza vital en puntos específicos dentro de los canales asociados a cada órgano o víscera.

El horario del recorrido de la energía nutricia por el cuerpo indica que el hígado y el pulmón se nutren y se activan por la noche: (de esto se desprende la importancia de un dormir profundo y sin interrupciones) El hígado/vesícula billiar funciona entre las 23.00 y 03.00 horas y los pulmones/intestino grueso, entre las 03.00 y 07.00 horas de la hora solar.

Por eso, sabemos que tenemos que consultar la almohada cuando hay que tomar una decisión o solucionar un problema, del mismo modo que consultamos el I Ching.

Al hacerlo, comprendemos por qué este método sirve, si conocemos las cualidades de las fuerzas primordiales Viento (hexagrama 57 Lo Suave) y Trueno (hexagrama 51 Lo Suscitativo).

Se puede invocar su ayuda “lanzando un problema al aire” antes de dormir. Entonces, el Viento (Hígado) dirige sus actividades creativas en esa dirección. Aquí lo que sucede, cuando el hígado manda, por así decirlo, es que el movimiento comienza en ese órgano y estimula al pulmón. En términos del I Ching, el Viento mueve al Trueno.

De este modo, los pulmones hacen su tarea tomando únicamente la cantidad de oxígeno requerido para ello, lo cual supone respirar entre 3 y 4 veces por minuto, en lugar de las 16 o 17 veces que lo hacemos durante la vigilia.




Este flujo respiratorio ayuda a mover las aguas, como la sangre y los desechos para llevarlos al meridiano acoplado, el intestino grueso y lograr una evacuación adecuada como resultado de todo el proceso metabólico. Así mismo, podemos facilitar su trabajo si nos imaginamos el movimiento infinito de la interacción entre el Viento y el Trueno, como señalé más arriba, bien en la dirección del hexagrama 32 La Duración (el Viento inspira el movimiento) o, en la dirección opuesta del hexagrama 42 El Aumento (el Trueno inspira el movimiento). Visualizando el recorrido del signo “infinito”, la vía de actuación de ambas fuerzas naturales se libera de obstáculos por lo que podrán cooperar libremente y, mientras tanto, nosotros a disfrutar de un sueño reparador y así recoger los frutos de su trabajo por la mañana.

Daniel Shodo






miércoles, 12 de julio de 2023

I Ching y Chi Kung

 El I ching o libro de los cambios, nos advierte siempre en evitar los caminos rápidos y convenientes al ego, pues, un camino de sabiduría, requiere aprender a conocer la propia naturaleza y a saber adaptarnos a ella como a sus fluctuaciones y que de ese modo, aprendamos a tomar decisiones atentas, conscientes y con responsabilidad.

Desde el I Ching, pasamos al Chi kung, para vivenciar el valor intrínseco de los 8 trigramas o Pa Kua, a partir de integrarlos con movimientos específicos a la disciplina.
Desde el Chi Kung, realizamos movimientos y posturas estáticas para cada uno de los 8 trigramas.
Cielo, Tierra, Fuego, Agua, Viento, Trueno, Montaña, Lago.

Por ejemplo, el Cielo, en relación al cuerpo, es la cabeza, las ideas, los pensamientos, La tierra, el abdomen y sus procesos metabólicos. El fuego son los ojos, pero, sobre todo, la claridad de ver con el tercer ojo o el corazón, lo intuitivo; El agua son los oidos y la capacidad de aprender a escuchar y escucharnos,; el viento son los muslos y el andar decidido; El trueno, son los pies y el impulso inicial; La montaña, la columna y los brazos y el lago, la boca y la capacidad de nutrirnos.
No descuidemos que cada uno afecta y nos habla, también, en el plano psicológico, emocional y cósmico, por lo cual, es imprescindible saber consultar el libro con seriedad y respeto, púes, es a nosotros mismos a quienes, en verdad, estaremos aprendiendo a conocer profundamente.
No olvidemos que toda respuesta sobre nosotros y el asunto a consultar, se encuentra dentro de cada uno. El libro, en el mejor de los casos y sin restarle el valor sapiencial que posee, es un mapa de dicha situación, mostrada a los fines de ver más claramente lo que sucede y el modo más adecuado para atenderlo.
Los invito a nuestras prácticas cuyo basamento se hunde en las raíces ancestrales del I Ching, donde todo cambia pero, lo esencial permanece como es el respirar, beber, alimentarnos, estar al sol y relacionarnos generosa y abiertamente con los demás y la vida, en todas y cada una de sus muchas manifestaciones.

Daniel Shodo - Consultas peronales y cursos





Aclaración importante:

El I ching no es un sistema de creencias teístas o ateas, no es una mancia adivinatoria ni basada en supersticiones;
El I Ching es un compedio de 64 hexagramas o capítulos a partir de los cuales podemos atender, conocer, comprender, abordar y transitar todas y cada una de las situaciones propias a nuestra condición humana responsablemente, (úncio camino espiritual que conozco para un verdadero Ser lo que somos).

El sendero hacia dicha comprensión es un camino de crecimiento psicológico, emocional, mental y físico que no requiere de creencias sino, de saberes y para saber, hay que vivir las situaciones y no, simplemente consolarse en creencias de las cuales, en su mayoría, no son ciertas e incluso, incomprobables.
Si usted necesita únicamente creer, hágalo, pero, no espere que tal cosa se estimule en este sitio ni por parte de quién suscribe.
Gracias
Daniel Shodo