jueves, 13 de octubre de 2016

¿Quién consulta el I Ching?





Los sabios y santos de la antigua china, confeccionaron generosa y compasivamente éste manual para toda la humanidad. Sin embargo, solo va hacia el maestro, así considerado por generaciones al Libro de las Mutaciones, aquel que va comprendiendo o al menos intuyendo, su trascendente papel en esta vida.

Solo aquel cuya responsabilidad y respeto por sí mismo como por sobre todo lo que lo hace posible, es el que se allega a los pies del Maestro para que éste lo ayude a ayudarse, a encontrase y comprenderse en cada gesto o acción cotidianas, a los fines de alcanzar el "Justo medio" o sendero de virtudes que ya somos pero que necesitan ser develados por nosotros mismos bajo la guía de quién ya paso antes por allí y que por tal razón sabe y enseña que, aunque se nos den todas las señales, solo nosotros debemos tomarlas, decodificarlas y trascenderlas.

Por lo tanto, toda pregunta al I Ching, es una pregunta sobre uno mismo para ser contestadas, a través del libro, por nosotros mismos; con amor, respeto y gratitud.
De tal modo que, todo aquel que aún persiste en lo meramente material, en prejuicios de toda índole, o en creencias supersticiosas sujetas a que todo lo "malo" es culpa de otros y lo "bueno" merito propio y de ese modo perpetúe su vulgaridad, no podrá, mientras permanezca en dicho estado, reconocer al libro de las mutaciones como a un Maestro aunque lo tenga en sus mismas manos.

Ir al I Ching, es ir hacia uno mismo y nuestra estrecha y amorosa relación con el Tao.
Comprender es soltar las palabras, abandonar las acciones y volverse silencio.

Claudio Daniel Rios

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