lunes, 23 de mayo de 2016

Segundos de zazen





Cuando tomamos la decisión de sumarnos a la práctica del zen o zazen, lo que se nos suele recomendar es que lo hagamos de manos de un instructor o maestro zen, y junto a un grupo de practicantes favoreciendo así, la forma correcta de realizar la práctica. La comunidad de practicantes se conoce bajo el nombre de Sangha.
Esta modalidad obedece al hecho de que, aunque podemos practicar solos en nuestra casa, hacerlo siguiendo la guía del responsable del dojo y en relación con los demás practicantes, nos evita incurrir en errores sobre lo postura, la respiración y demás matices de la meditación. Pero, más importante aún, es el echo de que al hacerlo así, en compañia de otros, aprendemos a pulir nuestro ego al ir adaptándonos a lo que se nos enseña siguiendo el orden natural de las cosas en lugar de pugnar por nuestras preferencias o rechazos.

Una vez que hayamos pasado un tiempo más o menos prudencial de práctica grupal, bien podemos incrementarla no solo al sentarnos en casa sino, al ir observando modos de realizar zazen en la vida diaria de forma simple y por algunos breves segundos o incluso minutos.
Por ejemplo, nada nos impide poner atención a nuestra postura como al modo de respirar mientras aguardamos la llegada del colectivo o el subte como también, mientras esperamos a ser atendidos en la cola de un banco.
Del mismo modo, los minutos que transcurrimos en un consultorio médico en posición sentada, bien pueden aprovecharse para hacer zazen allí en lugar de revolver páginas de revistas banales donde canalizar nuestra ansiedad..
Algunos de mis alumnos me comentan que realizan zazen dentro de su automóvil a la espera de que el semáforo cambie de color, durante la preparación de un alimento o sosteniendo una conversación de escucha plena con un amigo.





Los aspectos saludables de realizar zazen, aunque se trate de unos pocos minutos varias veces al día, permiten que nuestra mente se sienta más abierta, clara y receptiva. Nuestro cuerpo menos tenso o cansado y nuestro ánimo revitalizado dándonos así un soplo de sanidad amorosa, responsable y llena de gratitud. Por otra parte, no olvidemos lo mucho que nuestra energía afecta todo lo que nos rodea por lo cual, si vamos a tocar la vida propia y ajena, que mejor que hacerlo con un gesto saludable en lugar de la negatividad acostumbrada.

Como verán, si de verdad y sinceramente queremos practicar la acción de atender nuestras diferentes posturas corporales al igual que la manera de respirar  con el abdomen lenta y profundamente, no hay casi ningún lugar o circunstancia donde no se posible hacerlo.

Una aclaración importante. No se trata de atender únicamente lo que sucede en nuestro interior, también debemos nutrirnos de una observación sobre nuestro mundo próximo; observación que, al ir ampliándose paulatinamente, permitirá ver todo lo que esté sucediendo dentro y fuera en ese preciso momento de manera completa para poder ir viviendo y comprendiendo tanto la impermanencia de los segundos o minutos mientras pasan, como la inter relación con todo lo que nos acontece en un constante flujo de energía material o sutil que todo lo abarca, que nunca se detiene y siempre cambia.

"Si no tenes 1 minuto al día para meditar, es porque necesitas 10. Y si no tenes 10 minutos, es porque necesitas 30 minutos para meditar"...


Claudio Daniel Rios

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