viernes, 20 de enero de 2012

Que la verdulería sea tu farmacia



Que la verdulería sea tu farmacia o, lo que sería lo mismo, que tu alimento sea tu medicina.
Sin pretender desestimar el uso de remedios cuando sea muy necesario, lo que intento mostrar con estas frases, muchas veces oídas o leídas, es la posibilidad que tenemos de tomar los alimentos con una actitud preventiva, amén de nutricia y placentera. Para que esto se pueda realizar, permítanme sugerirles algunas recomendaciones.

1. Comer sólo cuando se tenga hambre y beber sólo cuando se tenga sed. Es una buena manera de evitar carencias o excesos.

2. Evitar el desperdicio de alimentos y líquidos. Consumir sólo lo que se va a comer es una manera de ser solidarios con los que menos tienen.

3. Evitar, en lo posible, los alimentos contaminados con colorantes, conservantes, edulcorantes o aquellos que tienen insecticidas. Estos aditivos se encuentran en frutas y verduras no orgánicas, embutidos, conservas, gaseosas, aderezos, enlatados y en todo producto envasado.

4. Consumir alimentos siempre frescos y preferentemente orgánicos: frutas y vegetales de estación; vale que siempre recuerdes la estación en la que están disponibles cada uno para evitar ingerir alimentos madurados artificialmente. *

5. No ingerir alimentos ni demasiado fríos ni demasiado calientes; eso provoca malas digestiones.

6. Hacer las 4 comidas diarias; el índice más claro de una alimentación correcta está en no sentir hambre de 4 a 8 horas después de cada comida.

7. Cenar liviano, recordando la frase que dice “desayunar como reyes, almorzar como burgueses y cenar como mendigos”.

8. Caminar después de comer; eso ayuda a la digestión y, sobre todo, por la noche. Si no nos es posible caminar, tratar de cenar dos o tres horas antes de irnos a dormir.

9. Masticar lenta y cuidadosamente cada bocado es el primer paso para lograr una buena digestión. No olvidemos que los alimentos comienzan su proceso de metabolización en la boca a través de la insalivación.

10. Evitar los nervios y el estrés a la hora de las comidas que, por ejemplo, nos provocan los noticieros o las discusiones; sólo concentrarse en la comida y disfrutarla.






Un exceso que podemos tratar de evitar es no querer hacer todo lo que aquí les escribo a un mismo tiempo porque, como es de esperar, resultará dificultoso. Por lo que les propongo elegir un punto de la lista y arrancar por ahí, dándose el tiempo suficiente para que se pueda realizar la elección tomada y luego, seguramente, se podrá ir agregando lo restante e incluso, aplicando nuestra creatividad, sumar otras actitudes también saludables.

Si bien cada quien debe medir su propio ingreso económico a la hora de comprar, es bueno recordar que se es más inteligente, si por inteligencia entendemos hacernos y hacer el menor daño posible, que al momento de gastar lo hagamos pensando en productos de óptima procedencia, calidad y sustentabilidad ecológica y no acabar derivando lo ahorrado en medicamentos y tratamientos médicos más costosos aún.

La cantidad, calidad y forma de alimentarnos es una tarea que podemos realizar con respeto y concientemente. Elegir los alimentos, prepararlos, ofrecerlos a nuestros seres queridos o a nosotros mismos con igual amor y agradecimiento, teniendo presente que nuestro cuerpo se construye a partir de ese alimento, tanto por sus componentes biológicos como por el agregado afectivo con el que los manipulamos y cocinamos.

* Leer en este mismo Blog en: Cocina Zen: Dieta vegetariana.

Publicado por Claudio

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