viernes, 13 de enero de 2012

Anatomía de una respiración



Deseo abrir el año nuevo dándome un respiro y, como de respirar se trata, volver sobre la importancia fundamental que tiene una correcta respiración durante nuestra práctica.
La diferencia con otros escritos sobre el tema es que, en esta oportunidad, quiero subrayar algunos aspectos anatómicos que permitan comprender mejor por qué se hace tanto hincapié sobre la manera correcta de colocar nuestro cuerpo al momento de sentarnos durante zazen.

Al ingresar en un zendo, nos mostrarán la postura corporal, indicarán la manera de ejecutar la respiración y señalarán aspectos de la actitud mental, pero tengamos presente que los tres puntos –postura, respiración, pensamientos- no están en absoluto separados.
Tampoco se trata de ir logrando primero uno y luego lo otro, puesto que se van perfeccionando simultáneamente.
La postura exacta de zazen es la que permite al aliento ir y venir libremente.
La actitud durante zazen de estar atentos a lo que ocurre sin caer en juicios o valoraciones facilita el desarrollo respiratorio, obteniendo un ritmo que ayuda a dejar pasar los pensamientos y, a su vez, endereza y fortalece el cuerpo.

Hagamos ahora un repaso anatómico y funcional de algunos puntos de la postura para una correcta respiración durante la práctica.



Posición de las piernas: Siempre comenzamos por asegurarnos que las rodillas, al cruzar las piernas, estén en contacto con el suelo y los glúteos sobre el “zafu” (almohadón de meditación), para que de esta forma la columna se encuentre bien sostenida.

La lengua y la mandíbula: La punta de la lengua debe descansar apoyada en la raíz de los dientes superiores sin presión pues, si la lengua permanece apretada, esta tensión bajará por la garganta, cerrándola parcialmente y disminuyendo el paso del oxígeno a todo el cuerpo. Por la misma razón, la boca se mantiene cerrada pero sin que los dientes se presionen exageradamente entre sí.

La columna vertebral: Entre las vértebras cervicales sexta y séptima nacen las raíces del nervio frénico, el cual irradia y permite el movimiento del principal músculo de la respiración, el diafragma. Por tanto, el gesto tantas veces repetido en la práctica de zazen de “recoger el mentón” lo que hace es enderezar la columna a esa altura y liberar esta inervación permitiendo, por tanto, un mejor funcionamiento autónomo del diafragma.
Mantener en línea la totalidad de la columna, evitando que se encorve cayendo hacia delante, se incline hacia un costado o se halle rígida, es esencial para el buen paso del aire y el movimiento relajado de los músculos respiratorios-intercostales, serratos, etc.

Las caderas: Al tener las piernas cruzadas, éstas se posicionan en rotación externa y anterversión de la pelvis, con lo cual se marca la lordosis lumbar normal, dando lugar a que el abdomen se encuentre suelto de cualquier tensión posible, pues si esto no ocurre, la respiración encontrará allí otro obstáculo, porque el diafragma se verá impedido de realizar su natural movimiento de ascenso y descenso. La obturación del “hara” (abdomen) condiciona la totalidad de la postura, alterando el modo correcto de respirar y provocando que la mente se distraiga más fácilmente con cualquier pensamiento o idea.
Por el contrario, si dejamos el abdomen liberado, el diafragma, que separa la cavidad torácica de la abdominal, asentándose en las costillas y la columna vertebral dorso-lumbar, se vuelve el motor del movimiento respiratorio.
La conexión respiratoria con el hara crea un movimiento circular que proporciona fuerza y estabilidad a la postura, estando esto íntimamente ligado al estado de “no ego”, como nos lo recuerda el maestro Taisen Deshimaru.






La respiración ha de efectuarse siempre por la nariz, de manera cuidadosa, casi imperceptible, sin retener el aire ni interrumpiéndolo abruptamente, dejando que la inspiración se funda con la espiración.
Durante la espiración, el diafragma sube a la vez que empuja a los pulmones, forzando la salida del aire. En la inspiración, el diafragma desciende, empujando los músculos abdominales hacia fuera, como un globo al inflarse, permitiendo el ingreso del aire.
Este es el modo natural de respiración. Una vez interiorizado, se busca que al momento de exhalar, los músculos abdominales ejerzan una leve y equilibrada presión de descenso, produciendo así una espiración más prolongada y continua. Este es un punto crucial que invita al abandono, al soltar sin actuar tanto desde la propia voluntad, sino observando qué pasa y dejándolo pasar.

En definitiva, y como escribí en los primeros párrafos, la postura, la respiración y la mente se vuelven una sola, llevando la experiencia de zazen a olvidar toda técnica y a dejarse “ser respirado” por el universo entero.

Publicado por Claudio

1 comentario:

  1. En el apartado donde se habla de la correcta posición de la columna vertebral se dice"recoger el mentón" Y ahí aparece la cultura occidental que tiende a copiar lo que ve y que a veces, como aquí, no es lo que realmente es. Lo que en apariencia es un mentón recogido (que en consecuencia privaría a nuestra columna de sus curvas naturales impidiéndole acompañar a nuestra respiración en sus movimientos)es en realidad una cabeza apoyada, cómoda sobre el tope de la columna que toma esa posición por el equilibrio de su propio peso y quue la lleva a esa posición que se ve como un mentón recogido sin serlo...

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