La modalidad bajo la cual transmito e imparto mis clases de Chi kung/ Tai chi, o mi propio método, es transmitir un sentido orientado a la toma de consciencia del cuerpo/mente que somos y cómo este sistema indiviso, orgánico y energético funciona, a los fines de estimular en el alumno, la curiosidad, la indagación y el conocimiento al que cada uno pueda acceder, experiencia mediante, clase tras clase.
El alumno llega a las clases con lo puesto, como suelo decir, osea, su historia escrita en un cuerpo mayormente dolorido, estresado, dañado de un modo u otro por un trajinar diario exigente, competitivo y hasta agresivo con sigo mismo o, su contrario, sedentario y poco afecto a ocuparse responsablemente de su salud.
Partiendo de cómo cada uno llega y apreciando el tiempo que se permiten para ir tomando el aprendizaje dado, lo que suelo señalar es el hecho de que, como han tratado su cuerpo en lo cotidiano y como sea la relación que con él han establecido, es la manera en la que ese cuerpo se mostrará en las clases. Por esa razón es que invito siempre a observar el cuerpo desde las sensaciones que se perciben en cada ejercicio realizado, pues, es la sensación la puerta de ingreso para ir tomando, paso a paso, más y mejor conciencia propia. Esa conciencia será vital para comprender que la vida es un proceso, no un estar estático basado en determinismos y conclusiones. Es un proceso porque se trata de algo vital que se encuentra en constante movimiento y transformación.
Lo que dificulta esta comprensión es el hecho de que la mente, que sólo vive del pasado, recuerdos y semblanzas auto adquiridas no conscientemente, lleva a ese cuerpo a ejecutar respuestas condicionadas por ese pasado que se materializan en el único tiempo real, el presente, pero, sin ser apreciado ese lapso pues, se está gobernado por dicho accionar sistémico el cual, durante las clases y al tener que verse siendo los protagonistas de cada hacer desde el cuerpo, no dejará otra opción que ver cómo se refleja en sus formas, ese historial de vida. Luego, será el propio alumno quién decida si continuar el camino hacia su evolución o,simplemente, quitar los ́síntomas y seguir como si la vida fuese nada más que un mercado de consumo y obtención de satisfacciones momentáneas hasta caer, una vez más, dentro del mismo planteo repetitivo y en ocasiones, adictivo de comportamiento.hasta que algo en el camino se rompa y no quede más remedio que ocuparse de atender, ahora sí y con el dolor que esa situación siempre conlleva, lo que hasta ese día, sólo se ocuparon de negar u ocultar.
Un ejemplo: Cuando nos ubicamos en tiempo y espacio, esto es, parados sobre nuestros pies con las rodillas levemente flexionadas y con un ancho de hombros para desde allí movernos, avanzar en cualquier dirección o retroceder, lo primero que suelo notar es que lo que el alumno mueve son sus ojos acompañados de su cabeza para orientar el sentido al que nos dirigimos, lo cual es un proceder natural de todo cuerpo. Sin embargo, lo que se observa a continuación (dejando de lado que se está aprendiendo y en ese derrotero es lógico y hasta saludable esperar errores como parte del aprendizaje) que la dirección escogida por la forma que se practica, por ejemplo avanzar hacia uno de los flancos, se realiza tan sólo con los brazos, con las piernas o a penas con parte del cuerpo. Qué quiero señalar con esto que, esa respuesta, la de ir parcialmente en la dirección tomada, no está dada por lo que aún se está aprendiendo y no se conoce sino, por el condicionamiento que se tiene con el pasado, vivir segmentado (somos nada más que el lado habil y del resto nada o poco se sabe),
Del mismo modo les sucede en el mundo ordinario; es decir, no se llega áun a contemplar la totalidad como ser vivo que se es, tan sólo la parcialidad de quién no se mueve conscientemente con todo el cuerpo/mente; y por eso tan siquiera lo hace a medias, como quien duda de si ir, o quedarse, de sí, con un poco es suficiente o, en su defecto, se dirige a su objetivo con tanto empeño, auto exigencia y arrebato, que se pasa del punto utilizando más vitalidad de la requerida.
La pregunta en estos casos que tan habitualmente suceden en las clases sería: ¿No es de esas maneras que ese alumno o alumna se comporta en su vida diaria pero, sin notarlo a causa de la falta de atención sobre sí mismo?
En síntesis: O se vive con todo el cuerpo o, se vive a medias.
Aprender a caminar, no es nada más que mover los pies de forma biomecánica; Caminar, desplazarnos en la dirección que decidamos, precisa de un cuerpo entregado y confiado, de una mente alerta y calmada y de un espíritu asertivo, abierto a la incertidumbre del devenir el cual, nunca está sujeto a nuestras decisiones como sí,lo está el andar, el practicar, el entrenar o el prepararnos para nutrirnos de aquello que deseamos saber.
Cuando realizamos los paso de la grulla, el tigre o el oso, cuando acariciamos la crin del caballo o empujamos montañas (posturas y formas de chi kung y tai chi) es menester, para una correcta postura ante la vida, hacerlo con la totalidad de lo que como humanos somos. Cuando mis alumnos halagan las formas sinuosas, armoniosas y agraciadas que muestro de estas disciplinas maravillosas y milenarias, siempre les recuerdo las palabras de Lao Tse, "Un camino de mil pasos, comienza con uno" y el camino o Tao sobre el que transitamos, somos nosotros mismos.
Daniel Shodo - Profesor de Chi kung/ Tai Chi
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