Si al practicar mindlness el único objetivo que se enseña o se busca es alcanzar metas personales entonces, no se estará practicando correctamente la atención plena sino, una nueva forma de egoísmo donde, ganados por la fascinación de algo "espiritual" no percibiremos que tan solo se tratará de un cambio en el objeto de deseo y no de una verdadera transformación humana.
Una actividad presentada de éste modo es muy acorde a estos tiempos donde se busca casi milagrosamente, alcanzar resultados inmediatos y altamente competitivos sin medir, la mayoría de las veces, el daño que ello involucra para uno y los demás.
La meditación correcta es aquella que incluye en todo momento el evitar dañar a quienes nos rodean o con quienes estamos en relación directa o no por eso, cuando así se practica no se la llama meditación sino, zazen.
Zazen es una práctica única pues nunca, desde el Buda Sakyamuni hasta nuestros días, se pensó a la hora de sentar en zazen, en buscar un beneficio propio debido a que se comprendía que dicho bienestar solo se alcanzaba cuando a la hora de realizar cualquier acción diaria, palabra o pensamiento, se velaba por evitar perjuicios a los seres vivos como al planeta. Razón por la cual es común escuchar a los maestros zen decir: "zazen se practica para el bien de todos".
Tomemos como ejemplo el caso de un hombre que se haya enfermo y utiliza más tiempo en quejas y reclamos que en ocuparse de mejorar su salud. No pasara mucho tiempo hasta que sus familiares o amigos comiencen a fastidiarse de tal situación, mermando tanto sus ganas de colaborar como su espíritu por permanecer equilibrados. En sentido inverso, cuando el paciente hace su parte en la recuperación poniendo respeto y amor sera precisamente eso lo que estará depositando en sus seres queridos.
Volviendo a mindfulness, como hoy se denomina a la utilización de la meditación con fines terapéuticos, es respetable y hasta loable buscar en ello un medio a través del cual la persona pueda resolver o atenuar sus problemas de salud, sobre todo a nivel mental y emocional. Sin embargo, si el foco está centrado solo ahí y no se explica y, mejor aún, no se comprende que, no hay modo alguno de que lo que nos sucede se deba únicamente a nuestro hacer personal sino, a una compleja red de iinterrelaciónes con el medio entonces, se estará cayendo en un error el cual, tarde o temprano, se presentara ante el paciente cuando compruebe que no era suficiente con cambiar uno sino también, era preciso aprender a encontrar las herramientas que permitan ver con claridad que el juego de la vida tiene múltiples actores y que cada uno de ellos juega su parte.
Todos estamos viajando en el mismo barco, razón demás para comprender que la atención que sí ha de comenzar aplicarse en uno, (si no me comprendo y conozco no podre hacerlo con mis pares), es imprescindible que se la sepa llevar hacia los otros de modo de poder aprender a vérnosla con situaciones que en ocasiones podremos acompañar y resolver y en otras, solo dejar hacer porque no se encuentran a nuestro alcance o dentro de nuestra responsabilidad.
Esto en el Budismo se llama, compasión. Sentir con el otro. Sentir el peso de la vida en la carne de ese otro ser humano que, aún con sus diferencias respecto de las nuestras, es igual a nosotros pues, su energía emocional se expresa del mismo modo aunque ocurra por causas distintas.
Ofrecer por el que ahora no puede, nuestra comprensión y entrega durante la práctica para su bien existir y hacer.
En pocas palabras, lo que se vuelve una situación de distrés (estrés negativo) por no haber podido evaluar y ejecutar una correcta relación con el entorno, requerirá como primera medida observar sin juicios o críticas la burbuja falsa de: "conmigo alcanza" aprendiendo a reconocer quiénes somos respecto de quiénes decimos ser y eso es posible durante la práctica de zazen en solitario como al animamos a volver a la tribu, a la comunión con la vida en todas sus manifestaciones.
Si el estar solo y en silencio no es para vernos, para comprendernos y comprender y así aceptar, crecer y continuar elevando la consciencia humana por favor, estar más atentos porque nos estaremos evadiendo una vez más con ilusorias promesas de despertar que solo nos dejarán durmiendo una siesta demasiado lánguida y carente de verdadera vida.
Zazen ha sido y es, la única práctica que permite atravesar en cuerpo y alma lo que aquí menciono.
Zazen no se practica para obtener premios o méritos. Zazen, al momento de estar presentes con lo que ES, se torna es en sí mismo estar despiertos. "Práctica y realización suceden a un mismo tiempo" nos recuerda el Maestro Dogen
Zazen es una práctica de acceso a ver lo que es en su contexto real permitiéndonos atenderlo objetivamente sin que por ello debamos forzarnos a evitar las diferentes expresiones que nos caracterizan como humanos, como son las emociones o los pensamientos condicionados porque, de lo contrario, solo estaremos volviendo a errar.
No somos individuos a los que les basta una buena arenga para desempeñar responsablemente nuestro rol en la vida. Somos una comunidad que no podría existir sin esa esencia que nos vuelve conscientes de que si no aprendemos a compartir y a compartirnos, estaremos condenándonos a desaparecer del mismo modo que por el exceso de individualismo, hemos contribuido a hacer desaparecer a tantas otras formas de vida como también a contaminar los elementos más esenciales como son el agua, el aire y la tierra.
En última instancia, vale menos el nombre que le pongas a tu práctica como si el tener bien claro que, si no involucras a los demás en ello para un bien común entonces, mejor seguir con la vida tal y como ha sido hasta ahora que volcarse irreflexivamente a una práctica de sospechosa espiritualidad, por muy bien vestidita de adornos orientales o exóticos con los que nos la presenten.
Claudio Daniel Rios