domingo, 29 de mayo de 2016

Aceptar, no es resignación





Somos un cuerpo que invariablemente está sujeto al dolor como también, al placer; sin embargo, lo que impide comprender esto, es el sufrimiento que solo sucede a nivel mental.
El propio Buda fue claro al respecto en el Sutra denominado " El ciclo de la rueda de la verdad" (Dhammacakkappavattana sutta) cuando afirmo que el sufrimiento o la insatisfacción son parte constitutiva de nuestra vida y que, en tanto no seamos capaces de aceptarlo, solo continuaremos sufriendo.
En dicho Sutra, Buda nos introduce en la primera de las cuatro nobles verdades. Todo ser vivo sufre por lo que no tiene o lo que sí tiene y teme perder. Sufre ante el dolor o la falta de placer, como también al enfermar, envejecer y morir.
Entonces, lo que nos impide aceptar es que, tan apegados estamos a esperar que todo se mantenga bajo nuestro control que, cuando así no sucede es eso mismo lo que nos hace sufrir y no tanto lo que en realidad ocurre.

Aceptar no es bajar la cabeza y abandonarnos por que las cosas no resultan a nuestra medida, eso es resignación, lo que en el peor de los casos nos cristaliza y al mismo tiempo que la vida sigue su curso, nos deja apegados al pasado o añorando un mejor futuro embarrados en la desesperanza, perdiendo de vista, al mismo tiempo, las muchas oportunidades que se muestran para poder dejar de sufrir y avanzar.

Aceptar mirando la realidad directamente a los ojos, nos permite reorganizarnos, cambiar de planes  o esperar. Aceptar es reconocer que no todo depende de nosotros sino que estamos dentro del río de la vida donde la naturaleza en cualquiera de sus manifestaciones juega su papel en tiempo y forma.

Aceptar no es conformismo o esperar a que nos llegue la muerte. Es, por el contrario, comprender que nuestras opiniones no son la realidad. Que la vida nunca será ideal sino, como es, incierta, solo probable y siempre invitándonos a dejarnos llevar o a resistir y empujar. Cada uno elije siempre, lo sepamos o no.

Apelando a mi profesión, cuando pienso en aceptación, imagino una postura erguida, mirando hacia adelante y parado sobre lo real, mientras que la resignación la visualizo en un cuerpo doblegado sobre sí mismo y abatido.




La vida es dinámica y cambiante, relativa a multiplicidad de factores y circunstancias. Cuando la mente invade arrastrada por el miedo a lo que puede o no acontecer, el sufrimiento se apropia de nuestro presente y acabamos a la deriva, ansiando una plataforma firme y segura que nuca hayamos más que por el tiempo que dura un suspiro.

Cuando planificamos pero al mismo tiempo dejamos al universo hacer su parte, se disuelve el sufrimiento aprendiendo a atravesar el desprendimiento de aquello que hemos sujetado cuyo dolor siempre es proporcional al apego generado.

Lo que aquí y ahora acaba para dejar de ser, es el sitio exacto donde lo nuevo o lo viejo reciclado, asoma.
Admitir la ilusión a la que estamos aferrados, verificar sus causas, acceder a un tratamiento o técnica, en mi caso la práctica de zazen, que permita su final para luego elegir concientemente y en armonía con la vida lo que resulte correcto en acción, palabra o pensamiento para nuestro bien y el de los demás, son los pasos a dar en lo que el Buda Sakyamuni dio a conocer como las cuatro nobles verdades.

Un ejemplo final. En muchas ocasiones mientras doy mis clases de Chi kung, las que nunca están previamente planificadas pero que a medida que avanzamos van tomando forma definida, sucede que ante alguna circunstancia imprevista, hay que dar un cambio de rumbo resultando, por mucho, de las clases más enriquecedoras para todos los que en ellas participamos.

Claudio Daniel Rios







lunes, 23 de mayo de 2016

Segundos de zazen





Cuando tomamos la decisión de sumarnos a la práctica del zen o zazen, lo que se nos suele recomendar es que lo hagamos de manos de un instructor o maestro zen, y junto a un grupo de practicantes favoreciendo así, la forma correcta de realizar la práctica. La comunidad de practicantes se conoce bajo el nombre de Sangha.
Esta modalidad obedece al hecho de que, aunque podemos practicar solos en nuestra casa, hacerlo siguiendo la guía del responsable del dojo y en relación con los demás practicantes, nos evita incurrir en errores sobre lo postura, la respiración y demás matices de la meditación. Pero, más importante aún, es el echo de que al hacerlo así, en compañia de otros, aprendemos a pulir nuestro ego al ir adaptándonos a lo que se nos enseña siguiendo el orden natural de las cosas en lugar de pugnar por nuestras preferencias o rechazos.

Una vez que hayamos pasado un tiempo más o menos prudencial de práctica grupal, bien podemos incrementarla no solo al sentarnos en casa sino, al ir observando modos de realizar zazen en la vida diaria de forma simple y por algunos breves segundos o incluso minutos.
Por ejemplo, nada nos impide poner atención a nuestra postura como al modo de respirar mientras aguardamos la llegada del colectivo o el subte como también, mientras esperamos a ser atendidos en la cola de un banco.
Del mismo modo, los minutos que transcurrimos en un consultorio médico en posición sentada, bien pueden aprovecharse para hacer zazen allí en lugar de revolver páginas de revistas banales donde canalizar nuestra ansiedad..
Algunos de mis alumnos me comentan que realizan zazen dentro de su automóvil a la espera de que el semáforo cambie de color, durante la preparación de un alimento o sosteniendo una conversación de escucha plena con un amigo.





Los aspectos saludables de realizar zazen, aunque se trate de unos pocos minutos varias veces al día, permiten que nuestra mente se sienta más abierta, clara y receptiva. Nuestro cuerpo menos tenso o cansado y nuestro ánimo revitalizado dándonos así un soplo de sanidad amorosa, responsable y llena de gratitud. Por otra parte, no olvidemos lo mucho que nuestra energía afecta todo lo que nos rodea por lo cual, si vamos a tocar la vida propia y ajena, que mejor que hacerlo con un gesto saludable en lugar de la negatividad acostumbrada.

Como verán, si de verdad y sinceramente queremos practicar la acción de atender nuestras diferentes posturas corporales al igual que la manera de respirar  con el abdomen lenta y profundamente, no hay casi ningún lugar o circunstancia donde no se posible hacerlo.

Una aclaración importante. No se trata de atender únicamente lo que sucede en nuestro interior, también debemos nutrirnos de una observación sobre nuestro mundo próximo; observación que, al ir ampliándose paulatinamente, permitirá ver todo lo que esté sucediendo dentro y fuera en ese preciso momento de manera completa para poder ir viviendo y comprendiendo tanto la impermanencia de los segundos o minutos mientras pasan, como la inter relación con todo lo que nos acontece en un constante flujo de energía material o sutil que todo lo abarca, que nunca se detiene y siempre cambia.

"Si no tenes 1 minuto al día para meditar, es porque necesitas 10. Y si no tenes 10 minutos, es porque necesitas 30 minutos para meditar"...


Claudio Daniel Rios

jueves, 12 de mayo de 2016

Alumnos de chi kung dan testimonio de sus muchos beneficios

Hoy comparto con ustedes, una la lista de beneficios saludables que puede otorgarnos la práctica regular de CHI KUNG, basados en la experiencia de alguno de mis alumnos.





"Chi kung es volver a las bases del ser, es dejar brillar lo que siempre nos ilumino y por alguna circunstancia ocultamos, Es vivir esto que somos, "tiempo presente en tiempo de amor presente" y vibrando al unísono con todos los seres". ALEJANDRO  6 años de práctica.

"Chi kung cambio mi vida en muchos aspectos, cambiando mi energía física, mental y adaptando mis horarios de trabajo a ésta práctica y así llevarla a mi vida diaria. Con el tiempo se va comprobando sus beneficios y notando que el entorno también lo advierte por lo tanto, se vuelve agradable continuar practicando. A todo esto se suma el haber conocido en las clases a gente muy linda por lo cual estoy muy agradecida por ello.  SILVANA 1 año de práctica.





"Comencé a practicar Chi Kung en un grupo de personas de edad más avanzada asistiendo dos veces por semana. Al poco tiempo advertí que un cambio importante se daba al poder aprender a ver al otro y a mi misma como parte de un todo, disminuyendo el juicio de valor, la discriminación, la observación comparativa y competitiva.
Fue, al aprender a respirar profundo , un volver a habitar el cuerpo y la mente en unidad. La tarea no ha sido sencilla pero de seguro, muy reconfortante al alcanzar una comprensión más precisa a cerca de qué es la salud en realidad. Por último, practicar Chi Kung, fue la puerta para entrar en la práctica de zazen". EVA 6 años de práctica.

"Comencé Chi Kung participando de una clase abierta que tome de manera particular, como una búsqueda personal.
Al hacerlo, me sorprendía ver cómo, una actividad "suave y lenta" me movilizaba hasta el tuétano.
Con el compromiso tomado y la ayuda del grupo, observamos que lo importante no radica en aprender formas y posturas sino que, a través de formas y posturas vamos  madurando en personas de bien tanto dentro como fuera del Dojo o espacio de práctica.
No importa lo que estés buscando, ESO, también lo encontrarás". JUAN CARLOS  2 años de práctica".





"Cuando falleció mi papá, tres personas que no se conocían entre sí, me sugirieron que tomara clases de Chi Kung. y practicara meditación con Claudio Rios. Entonces, hacia allí fui,con mi profunda tristeza...
Cada clase me permitió observar lo que iba pasando por el cuerpo ya que Chi Kung es pura experiencia. Hay que vivirlo y puedo asegurarles que transforma tu ser.
Chi kung, también se vuelve cotidiano cuando notamos cómo afecta favorablemente tu vida familiar, laboral y la relación con los demás.
Aprendí a transitar mejor los momentos de dolor y estar más presente en el "aquí y ahora"
Chi Kung es conocer sobre la luz, la transformación y, lo más importante, el amor. CARINA 8 años de práctica".

"Empece a practicar Chi Kung cuando sentí que mi cuerpo me expresaba su necesidad de ser escuchado. Me sentía superada de estrés y mi cuerpo lo evidenciaba en dolores, cansancio y agotamiento.
Las primeras clases fueron una experiencia placentera como movilizadora,
Con el tiempo, esta práctica se volvió parte de mi ser y un muy buen aprendizaje en cuerpo y mente.
Aprendo día a día a escucharme, a respirar, a estar quieta y a escuchar lo que mi cuerpo me cuenta durante esa quietud. Creo que e vivido un antes y un después.Muy transformador. CRISTINA 6 años de práctica".





"A lo largo de los años que llevo de practicar Chi Kung, e podido observar cambios muy favorables en mi cuerpo, mente y estado anímico.
Escuchando mi cuerpo y acompañando sus procesos, también pude darme cuanta de que mi mente no debe dominar.
La respiración y la relajación me ayudan mucho ya que acrecientan un estado de ánimo más equilibrado y estable. OLGA  6 años de práctica.

"Para mi hacer Chi Kung, me permitió reencontrarme con  mi ritmo y mi cuerpo el cualsentía muy extraño desde hacía mucho tiempo". CRISTINA 2 años de práctica

"El lo personal, rescato como muy importante la respiración profunda y calmada. En cuanto a los movimientos, he notado cómo me ayudan a reciclar la energía del día y a recuperar la vitalidad".
NORMA 8 años de practica.





"Me acerque a la práctica de Chi Kung buscando mejorar mi salud y con la intención de dejar de fumar. Para mi sorpresa, no solo encontré una actividad que me hace sentir muy bien sino que, al mes de comenzada y tras un estudio de capacidad respiratoria, la doctora no podía creer las mediciones que daba el examen cuando, luego de practicarlo repetidas veces, tuvo que aceptar que mi capacidad pulñonar había mejorado notablemente". GABRIELA 3 mese de práctica

"Juego al fútbol hace muchos años y la verdad, nunca había sentido un entrenamiento corporal y mental tan intenso y vivificante como hacer Chi Kung. Me siento más flexible, con menos estrés, mejoro mi sueño y hasta noté que requiero menos cantidad de alimentos para sentirme bien". NORBERTO 2 años de práctica.

Aunque las palabras de mis alumnos te resulten válidas o interesantes, lo que realmente cuenta es que, si queres saber qué es chi kung y lo que puede aportarte, TE ACERQUES Y PARTICIPES por que solo poniendo el cuerpo se aprende a saber de qué se trata esta milenaria y hermosa disciplina.
Te esperamos.

Claudio Daniel Rios

lunes, 9 de mayo de 2016

Fuse (Dar) La más elevada virtud





Cuando el rumbo de nuestras vidas se dirige hacia el zen, donde la práctica esencial es zazen, es en ese momento cuando se produce nuestro primer "fuse" o acto de dar, solo que aún no lo sabemos, por qué? Porque aunque todos entendamos el dar como una acción que realizamos hacia otros, ese primer gesto de sentar en zazen , es, en sí mismo, un "darnos" a  nosotros mismos la atención necesaria para sentirnos, escucharnos y comprendernos. Después de todo, ¿cómo podemos dar a otros lo que no tenemos o desconocemos tener? Entonces, primero ver y sentir para luego aceptar y soltar.
Más despojados de insatisfacción o dolor, de conflicto o queja lo que prevalecerá sera libertad y apertura donde todo ya estará siendo dado sin pensar o especular.

La maduración de una persona se certifica cuando la práctica de zazen se realiza sin segundas intenciones o deseo de beneficio propio por lo cual, el dar, también se produce con la misma conciencia, la de no esperar nada a cambio.
De tal manera que, toda vez que la atención esté puesta en el ofrecer como en la manera en que dicha ofrenda es entregada, podremos reconocer si las formas son correctas o sea, desprendidas de todo provecho egoísta o, todo lo contrario. En cualquier caso, todo aquello que sepamos ver tal cual es, aceptación o rechazo, siempre puede resultar en un reconocido aprendizaje.
Menciono esto para que aprendamos a vernos no como víctimas o culpables de nuestros actos, palabras o pensamientos sino, como el resultado de una vida basada en encajar a los mandatos recibidos con los que cada quién fue tejiendo su telar con los hilos que pusieron en nuestras manos y que tomamos y usamos como nos fue posible.





Dar es un gesto de profunda generosidad que invita a  bailar al alma cuando verificamos que lo que estamos haciendo es, en realidad, compartir; porque después de todo ¿qué o quién es tan nuestro para que podamos darlo? ¿acaso olvidamos que somos polvo que lleva el viento y que los lugares donde hoy nos posamos ya lo ocuparon otros y así continuara sucediendo?
Por eso digo que el "fuse" del que hoy escribo es el de darnos, porque de ese modo también nos recibimos y volvemos a darnos infinitas veces, como infinitas veces da la lluvia de beber al campo.

Aunque actualmente no se lleva a cabo con la frecuencia de otras épocas debido a que la mayoría de los monjes trabajan por su cuenta, Fuse es la práctica que los monjes Budistas suelen hacer cuando reciben de manos de los pobladores, donaciones para su manutención a cambio de comprender que ellos entregan su vida para ayudar a todos los seres a alcanzar la iluminación y la felicidad es decir, nunca se practica zazen para beneficio personal sino, para el universo todo.





Una vez que el tiempo de pasar por la puerta del dojo y seguir de largo se agoto, entramos, y sentados con toda nuestra humanidad nos disponemos a ofrecernos la valiosa virtud de vernos y aceptarnos, evitando caer en la pereza, la duda o el enojo, rasgos propios de un "yo" que aún solo sabe pedir, cultivando la confianza y la paciencia, semillas que crecerán en la quietud de cada zazen y más aún, en el supermercado, el colectivo, el trabajo, la escuela o la calle.

Si así no sucede, a no complicarse, solo hay que continuar viniendo al dojo y realizar la práctica entregado a la confianza de Buda, del Buda que ya somos, del Dharma o, lo que necesitemos aprender para despertar, y de la Sangha la comunidad de practicantes con quienes vamos logrando pulir nuestro ego para hacerlo más bello y pleno cada día.

Claudio Daniel Rios