La práctica de zazen..."no sirve para nada" - Kodo Sawaki
Si, así de contundente resuenan hoy estas palabras vertidas desde el alma de un maestro que comprendió que todo sucede naturalmente cuando no forzamos nada. Entonces, se llega a comprender que zazen no es una práctica que debe elegirse para alcanzar alguna meta determinada pero, cuando a zazen se llega como naturalmente llega el agua del río al océano entonces, ese estado de maduración corporal, mental y emocional se vuelve vivo y latente en la postura de zazen, en el silencio puro de observarse a uno mismo.
Pese a lo expresado, vale mencionar que todos los que alguna vez llegamos a ese punto de maduración, bien hemos podido ir comprobando los muchos beneficios que la práctica diaria de zazen van proveyendo y lo curioso del caso, es que lo que llega, lo hace sin ser buscado...
Desde los años 50, la ciencia en oriente como en occidente, fue investigando los alcances de la meditación zen, tanto en maestros expertos, como en principiantes. La diferencia entre unos y otros, era solo de grados pero, las zonas afectadas favorablemente coincidían en todos los meditadores estudiados.
Entre sus muchos alcances, la meditación zen puede proveer al practicante de:
Mejora en la postura corporal, sobre todo a nivel de la columna vertebral.
Estimula diversos y muy importantes puntos de acupuntura a lo largo de todo el cuerpo.
Amplitud en la capacidad respiratoria.
Serenidad y calma que se verifica tanto en el plano físico como orgánico y emocional.
Mayor agudiza sensorial y energética con uno mismo y su entorno, Percepción e intuición.
Regulación de la temperatura corporal. Se padecen menos las temperaturas extremas.
Mejora en todas las funciones digestivas, hormonales y del sistema nervioso central, por aumento y profundización de la capacidad respiratoria.
Aumento de la atención y la concentración, pudiendo otorgar una ayuda muy valiosa en los procesos de orden neurológico. (Olvidos, distracciones, depresión, etc)
Mejora el sueño.
Otorga conciencia del tiempo presente, de lo que es real, como de lo ilusorio o falso.
Conciencia ecológica pues, al ir aprendiendo a soltar todos aquellos aspectos tóxicos de nuestra conducta y pensamientos, vamos pudiendo acrecentar la responsabilidad cotidiana de no sumar más daños a nuestro cuerpo como a nuestro planeta.
Se va aprendiendo a dejar lo superficial para dar lugar a lo trascendente. Este aspecto se evidencia al ir transitando por los diferentes lugares de nuestra vida, con una actitud más natural y honesta.
La práctica de zazen realizada en grupo y bajo la guía de un maestro/a, permite comprender que estamos aprendiendo una disciplina sin la cual, solo continuaríamos haciendo lo de siempre y a nuestro antojo,sin transformar verdaderamente nada.
La atención plena y la concentración son, en definitiva, el acto mismo de meditar o hacer zazen pues, son esas capacidades las que se ponen en marcha para poder tener una más clara relación y comprensión de todos los aspectos de nuestra condición humana.
Por último, no busquen practicar zazen ni vayan corriendo a su encuentro. Dejen que ese momento de maduración llegue solo, sin obligación ni expectativa.
Zazen llega cuando uno a abandonado toda búsqueda para...Entonces, zazen nos recibe, así, como somos y estamos, para que sentados nos sintamos
Claudio Daniel Rios
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