Siento que no hay un sólo modo de practicar chi kung, excepto que alguien crea que únicamente se trata de hacer ejercicio físico, como tampoco para la atención plena. Del mismo modo, no hay un solo lugar donde la práctica sea posible sino, que cada momento, lugar y circunstancia pueden ser bien aprovechados como una oportunidad para realizarla.
Alcanzar esta comprensión requiere, al menos por un rato, olvidarnos de nosotros mismos o sea, de nuestras preferencias o rechazos. Entonces, así, despojados de nuestras habituales maneras, logramos estar donde estamos con lo que en ese momento esté sucediendo, plena y concientemente.
Les comparto esto pues, al notar de que manera un pensamiento arraigado resuena ante lo diferente, la ocasión puede, o bien ahogarnos en la queja aumentando el displacer o, por el contrario, invitarnos a ir más allá de ella es decir, hacia el ondular natural de la vida.
Así me sucedió por estos días mientras me encontraba vacacionando con Vane, mi pareja, cuando, al verme en medio de una situación que había dado por sentado que nunca más atravesaría, de pronto se poso frente a mis ojos y, ante el hecho consumado, note con total claridad de que manera mi cuerpo era sometido a la incomodidad de una mente que se resistía a soltar sus viejas formas. Pese a todo, busque centrarme en lo que sucedía hasta que la lucha seso, se desvaneció y así, liberado del enquistado prejuicio el cuerpo bailo y disfruto volviéndome el paisaje mismo.
Publicado por Claudio
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