Empujo
fuerzo
no veo
no escucho
me quiebro
lloro.
La rigidez se paga.
Si no nos fue posible dejarnos arrastrar por esas ideas o
pensamientos y acabamos realizando esas acciones o diciendo palabras negativas
(dentro de lo negativo, sumo aquello que esté plagado de ilusión o irrealidad),
la atención plena al momento de ejecutarlas puede prevenir que aumente la situación
negativa. Es decir, hablo de observar y refrenar aquello que puede crear
perjuicios. Aclaro, refrenar no es sinónimo de reprimir o esquivar el momento
argumentando excusas. Refrenar, reitero, es poder detener la “bola de nieve”
antes de ser aplastados por ella.
Por último, y no habiéndonos sido posible suprimir
cualquiera de los dos sucesos anteriores, aún queda un tercer paso posible, la
reflexión y el discernimiento, y así acercarnos a una visión correcta de la
realidad.
La práctica de la atención plena en pensamiento, palabra y
acción nos permite aprender a desterrar hábitos poco saludables, y en su lugar,
cultivar y regar nuestras mejores semillas, o sea, atención, comprensión,
respeto, amor, etc.
El esfuerzo justo se alcanza cuando no se lo busca, cuando sólo
se actúa sin vivir pendientes del resultado anhelado. Si hay alguna meta que
alcanzar, ésta no se encuentra en el futuro, sino en el camino mismo, ése que
vamos dando a cada paso.
Publicado por Claudio
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