viernes, 15 de julio de 2011

Luces y sombras

En la luz existe la oscuridad, en la oscuridad existe la luz.
Una barca solitaria arrastra la luna;
la noche permanece entre las flores de las cañas.
Después de todo, un rayo de luz no es más que eso...



En un nivel humano convencional, es esperable que evaluemos las cosas, situaciones y comportamientos personales desde un solo punto de vista sin comprender que ello, más que ver, nos ciega. Nuestra tendencia hacia la polarización de las cosas (lindo–feo, bueno-malo, etc.) nos coloca en un nivel, si se quiere, bajo de comprensión, ya que, nos guste o no, para el universo, el todo no es el resultado de la sumatoria de sus partes; por el contrario, el todo no puede, ni quiere, ni le interesa la disección, pues no es así como funciona. Me refiero a que no se puede prescindir de la sombra, pues no habría luz, como no se puede desestimar la izquierda, sin la cual no existiría la derecha, etc., etc., etc.
Sin embargo, y por “ver” tan sólo un lado de las cosas, es que acabamos convenciéndonos de que es ese lado el único existente y válido, o lo que es peor aún, convencernos de que erradicando lo que no nos gusta, lo que sí nos agrada perdurará invariablemente, siendo estas razones suficientes para justificar cualquier lucha que garantice nuestro objetivo.
Lamento desilusionar a más de uno, pero el orden universal, repito, no funciona así. Para comprenderlo, hay que apuntar más alto, a un lugar que nos lleve a la comprensión de que todo opuesto es, a su vez, complementario.

A modo de ejemplo. Cuando compramos un objeto, nos detenemos en su forma, color, función, quedando abstraídos por su belleza, diseño y buen funcionamiento, lo cual nos hincha el pecho de satisfacción. Por supuesto que en esos momentos de gratificación no queremos pensar en que el objeto tan preciado se nos pueda romper, perder o ser “víctima” de algún robo. Lo único que anhelamos es que la dicha no concluya nunca, si fuera posible.
Lo cierto es que muy rara vez somos capaces de comprender que desde el momento mismo de su fabricación, ya está condenado a desaparecer, antes o después de nosotros, da igual, pero a desaparecer, seguro.
Ahora bien, cuando algo de todo esto sucede, ¿cómo reaccionamos desde el nivel bajo de comprensión? Con fuertes ataques de bronca, odio, angustia o depresión y, por supuesto, buscando a los culpables del desastre.

Por el contrario, cuando la comprensión llega, cuando logramos abrazar las contradicciones y trascenderlas y vivimos en sintonía con el funcionamiento natural del universo, o sea, sabiendo que todo está destinado a terminarse, desaparecer o transformarse, incluido nosotros, el modo en que atravesamos el momento del cambio se vuelve menos doloroso, menos dramático y, sobre todo, y antes del inevitable final, la actitud de contacto y trato con la cosa en sí se lleva a cabo desde una profunda responsabilidad, plenitud, alegría y gratitud, debido a que se tiene bien claro y presente que un día concluirá.

El acceso a esta comprensión echa por tierra lo justo de lo injusto, lo violento de lo pacífico, lo alto de lo bajo, lo femenino de lo masculino, porque, lejos de separar, integra, une. O como bien señalan los maestros, esos hombres y mujeres que han transitado estas verdades antes que nosotros y hoy las comparten generosamente: Volver al origen, al centro donde mente, cuerpo y espíritu son uno solo.
Siempre estamos eligiendo, desde lo más trivial a lo más importante: eso en sí mismo no es ni bueno ni malo, tan siquiera es nada más que una elección. El conflicto se produce tras la valoración a favor o en contra de lo escogido. En otras palabras, por el apego. Por la mirada parcializada de la realidad, lo que nos pone en un estado de lucha casi permanente por sostener lo elegido y evitar no ser fagocitados por lo que no elegimos. Lo paradójico es que, desde esta actitud, lo único que obtenemos es aumentar y fortalecer lo que no queremos en desmedro de lo que sí seleccionamos. Siendo muchas veces lo que no queremos lo que en realidad necesitamos.

La naturaleza no toma ni rechaza. La naturaleza, por su propia condición, pasa por cada lugar y circunstancia adaptándose, fluyendo, porque la vida, con o sin nosotros, siempre se abre paso.

A propósito de lo expuesto y por lo ocurrido por estos días con el asesinato del cantautor argentino Facundo Cabral, un hombre entregado a la paz que muere violentamente, otra vez los opuestos encontrándose, un buen amigo envió por e-mail una reflexión sobre la interpretación de lo sucedido, cuyo tramo final quiero compartir con ustedes y que de seguro ayudará a darle más claridad a mis palabras precedentes.
Dice así:

¿Por qué quienes más abogan por uno de los polos parece que casi siempre terminan sucumbiendo al otro?
Probablemente, sea por dos razones:


1: No conocen que el polo al cual procuran combatir nunca cambiará hasta que lo integren dentro de sí mismos (no hay la opción "desaparecer". O se integra o se colapsa frente a él).


2: Son almas que deciden voluntariamente antes de encarnar, llevar a cabo una tarea de "despertar masivo" y para ello se ofrecen como instrumentos.

Las generales de la ley les cabe a casi toda la humanidad (el punto 1, digo). A los ejemplos nombrados – Jesús, Martín L. King, Gandhi (y a tantos otros) seguro les pinta mejor el 2.
Pero tanto a unos como otros les cabe que: "Al Universo, le importa un cuerno lo que a cada quien le parezca". Y siempre, inexorablemente y sin excepción: LO QUE ES, ES LO QUE ES.

La mente dualista ante el hecho aparentemente contradictorio se pregunta: ¿por qué?, ¿cómo? O: si era un pacifista, ¿no es injusto que lo hayan asesinado?...
La práctica de zazen es la puerta de acceso hacia la comprensión del funcionamiento de la mente dual y de cómo abrazarla y trascenderla; también es la entrada al conocimiento de nuestra verdadera naturaleza que no es otra que la del cosmos mismo.
Para finalizar, si a la hora de elegir, observamos atentamente nuestra actitud y sin juicio de valor recordamos que la luna, como todo en la vida, tiene dos caras opuestas, complementarias e indivisibles, podremos evitar o reducir el nivel de dualidad, conflicto y posible litigio, accediendo así a un más alto estado de conciencia, que permitirá ver, como dice mi amigo, que lo que es, es lo que es. O sea, la realidad sin maquillaje.

A cerca del tema que hoy me ocupa, los polos opuestos y complementarios, se han escrito numerosas páginas, sobre todo en oriente. Si a esto le sumo lo limitado del espacio y de mi conocimiento, tendré razones suficientes para no extenderme más de la cuenta. Mi intención es invitarlos a poner atención en esto para que cada quién haga su personal experiencia y así agregar lo que aquí no se ha escrito pudiendo enriquecer más aún su contenido.

Publicado por Claudio

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