viernes, 8 de julio de 2011
El zen y el samurai
Destacados “bushis” (guerreros) en distintas épocas y lugares del imperio del sol naciente constataron que la simple práctica de las técnicas de combate no era suficiente para proporcionarles autoconfianza a toda prueba, o liberarles del miedo al adversario y a la propia muerte.
Así que, guiados por la intuición, se acercaban a solicitar el consejo de los maestros zen, en cuanto al modo de encontrar un sistema eficaz para forjar el temple de su espíritu y obtener el perfecto autocontrol y el no-miedo.
El samurai pregunta al maestro zen:
-¿En qué consiste la Vía?
-En estudiar y conocer tu ego. – responde el maestro.
-¿De qué modo puedo hacerlo?
-Olvidándote de ti mismo.
-¿Cómo puedo conseguir olvidarme de mí mismo? - preguntó el samurai, algo desorientado.
-No pienses, no busques, no desees, no rechaces, no persigas, no guardes, no abandones...
Por medio de esta relación entre guerreros y monjes, el “bushido” (código de honor samurai) recibió una poderosa influencia del budismo zen en aspectos tan fundamentales como estos:
El apaciguamiento de las pasiones y el control de los sentimientos.
El dominio de sí mismo en todas las circunstancias.
La idea omnipresente de la realidad de la muerte.
El desapego o desprendimiento hacia todas las cosas.
El samurai había hecho un lugar en su vida para la meditación (zazen) aprendida de los monjes, que se realizaba simultáneamente con el entrenamiento de las artes de combate, al descubrir que la primera y principal victoria era la que debía alcanzar sobre sí mismo.
Publicado por Claudio
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ZAZEN UNA PRACTICA INDISPENSABLE PARA OLVIDAR LO APRENDIDO Y CAMINAR POR EL SENDERO
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