viernes, 10 de junio de 2011

La dieta del descanso


A la hora de realizar cambios en nuestro habitual modo de vida, nos ocupamos de buscar una dieta alimenticia y una actividad física acorde a nuestras necesidades y capacidades, pero pocas veces reparamos en una parte esencial de dichos cambios, que es el descanso.

Comencemos por el descanso físico

Lo que comúnmente entendemos por reposo físico es tumbarnos en el sillón de casa a ver televisión o a dormir más horas por la mañana. Sin embargo, este tipo de “descanso” propicia más un estado alterado del sistema nervioso y puede tender a abrir la puerta más al sedentarismo que a la recuperación del agotamiento.
Lo recomendable cuando se llega a dicho sedentarismo es realizar algo de actividad, como salir a caminar.
Vale decir que, si el cansancio se produce por estar haciendo diariamente lo mismo, de la misma manera y a un mismo ritmo, es natural llegar a situaciones de distrés, ya que nuestro cuerpo no logra recuperar la energía gastada. Por lo tanto, para acceder al descanso requerido, necesitaremos hacer alguna actividad que invite al cuerpo a moverse de una manera diferente de lo cotidiano, por ejemplo, estiramientos musculares, y así salir de la monotonía, produciendo lo que suelo llamar un cansancio saludable o reciclado de energía, para una vez hecho esto poder encontrar el sosiego adecuado. Para entender mejor el concepto, supongamos que estuviésemos sosteniendo un par de mancuernas de 5k en cada mano durante mucho tiempo. Todos convendremos en que esto provocará agotamiento, obligándonos a soltar las mancuernas, ¿verdad? Al hacerlo, el cuerpo se oxigena liberando toxinas que facilitan la reanudación de nuestras tareas con el menor daño posible.

Descanso postpandrial

Se denomina de este modo al reposo que se origina luego de las comidas.
Si acabamos de almorzar, la sugerencia es sentarnos cómodamente con la espalda apoyada y hacer una siesta de unos diez o quince minutos, con lo cual para nuestra digestión será suficiente.
Si lo que deseamos es una siesta más prolongada, optaremos por recostarnos en posición fetal. Lo mismo vale en el caso del sueño nocturno.

Descanso de un minuto

Consiste en cambiar de posición y movilizarse, bostezar, desperezarse y estirarse, aunque sólo sea cada hora o con tanta frecuencia como sea posible. Este modesto descanso puede ser subestimado por su sencillez, sin embargo es altamente beneficioso para el sistema nervioso y circulatorio.

Descanso general

En yoga, existe una postura llamada “Savasana” o postura del muerto que consiste en echarse en decúbito supino o boca arriba sobre una manta colocada en el suelo, con la cual se obtiene una relajación sostenida y profunda. Una vez ubicados, nos ocuparemos de recorrer mentalmente el cuerpo, relajando todas y cada una de sus partes, acompañando el trabajo con una respiración pausada. Este ejercicio puede llevarnos unos diez o quince minutos o más tiempo si disponemos de él.

Descanso por derivación bioeléctrica

Todos estamos expuestos a energías atmosféricas, la electricidad, entre otras. Esta electricidad no sería ningún problema si se derivara a tierra caminando descalzos. Como los humanos solemos andar calzados, esta electricidad queda retenida y se va acumulando progresivamente sin tener posibilidad de hacer tierra, como suele decirse. El cúmulo de esta electricidad a lo largo de los años puede presentar diferentes problemas en el sistema nervioso.
Esto se agrava por el uso de ropa sintética, como por la sobre exposición al celular, la computadora, el televisor, la luz artificial, entre otras fuentes generadoras de lo que se denomina iones positivos que, a diferencia de su nombre, resultan negativos para nuestra salud. Lo recomendable es, al final del día, quitarnos la ropa, ventilarla, ducharnos durante unos minutos para que el agua, conductora de electricidad, limpie el exceso de ésta y tratar de caminar descalzos. En lo posible, disminuir las horas de exposición frente a los electrodomésticos, como también evitar tenerlos en el dormitorio.

Descanso sensorial

Cuando hablamos de alimentarnos, es lógico pensar que se trata de todo aquello que ingresa por la boca a nuestro cuerpo. Pero tomemos en consideración que, además, nos alimentamos de oxígeno, por lo que se sugiere dedicar un rato al día o a la semana al contacto con zonas arboladas, como de todo aquello que entra en nosotros a través de nuestros órganos sensoriales, vista, oídos, gusto, tacto, olfato.
Por consiguiente, aquí también es importante que podamos atender al bombardeo de información que nos llega para atenuarlo y diversificarlo y no acabar sobre exigiendo tanto a dichos órganos como a la totalidad de nuestra condición natural, llegando de esta manera a provocarnos trastornos y enfermedades.
Por ejemplo, podemos oír menos noticias negativas y en su lugar escuchar música que invite a la relajación o incluso sentarnos durante unos minutos en meditación, apreciando el silencio y el modo en que la respiración se va realizando.
Lo mismo cabe para el resto de las sensaciones, mirar distintos paisajes, gustar de diferentes alimentos, oler aromas no habituales y abrazar con más frecuencia.

Descanso psíquicos o mentales

En otro artículo de este Blog, señalé la importancia de hacer “dieta mental” por ser un factor determinante sobre nuestros comportamientos y costumbres, pues, no olvidemos que así como pensamos actuamos, por lo que de poco valdrá cualquier cambio en nuestra vida si éste no es acompañado por un corazón y una mente dispuestos sinceramente a ello.
En consecuencia, así como es necesario tanto el descanso físico como el sensorial, no menos importante lo es encontrar dicho reposo en lo concerniente a nuestros patrones mentales.
Para poder hallar calma en nuestra vida, lo primero es darnos cuenta de la intranquilidad reinante. La alteración producida en nuestro cerebro causada por pensamientos negativos y ansiosos moviliza glándulas endocrinas, según sean las emociones que se están suscitando (de miedo, ira, prisa, etc.).
Esta conexión entre el cerebro y las glándulas endocrinas activa el aparato neurovegetativo, y su influencia es más potente que cualquier acto de voluntad.
La solución no es negar esos pensamientos ni cambiarlos por otros, por el contrario, sino recurrir a prácticas que nos ayuden a comprenderlos y procesarlos. La práctica de la meditación zen o “zazen” juega aquí un rol destacado porque la técnica consiste en dejar pasar los pensamientos, acompañando la práctica con una respiración que poco a poco vaya siendo profunda, lenta, y acentuando la atención en obtener una exhalación más larga que la inhalación.
La práctica diaria de zazen consiste en centrar la atención en lo que se está haciendo y observar sin juicio ni crítica, lo que va ocurriendo dejándolo pasar. Al no retener los pensamientos, estos pierden intensidad y fuerza, generándose un vacío que trae paz, equilibrio, descanso mental y armonía.






Buen Dormir

No lo dejé para el final por ser menos válido que cualquier otro tipo de reposo, sino porque está más difundido todo lo referente a un buen dormir que cualquiera de las otras variantes de descanso antes mencionadas. De todos modos, no quiero pasar por alto esta cuestión del buen sueño, ya que, como todos sabemos, no dormir adecuadamente traerá serias dificultades durante el día.
De hecho, no son infrecuentes los accidentes laborales, hogareños o de tránsito relacionados con la disminución de la capacidad en el rendimiento por fatiga o caída de la atención como consecuencia de trastornos del sueño.
Durante las horas de sueño, el organismo recupera energía, condición que le permite encarar el día siguiente con fuerzas. El sueño tiene grandes efectos sobre el organismo. Si se duerme bien, el cerebro descansa, tiene más capacidad de memoria y se obtiene más agilidad mental.
Si la falta de descanso se prolonga durante varios días, de manera inevitable desembocará en trastornos en su vida laboral y social, provocando una importante disminución en el rendimiento físico e intelectual. Se sentirá con cansancio, somnolencia, desgano y, sobre todo, irritación.

A continuación, el Dr. Sergio Zimmer nos da algunos datos a tener en cuenta durante las horas de sueño:

- Ambiente: a la hora de dormir, hágalo solamente en la habitación destinada para ello. Que sea en lo posible tranquila, confortable, bien ventilada y oscura para favorecer el reposo.
No se olvide que la temperatura debe ser la adecuada, la temperatura ideal es de 18 grados centígrados.


- El dormitorio debe ser sólo para dormir. Debe ser un lugar para el descanso y la relajación. No la utilice para comer, leer, mirar TV y hasta trabajar en la cama o en su PC.


- La postura: lo más recomendable es dormir boca arriba, porque nuestra columna vertebral apoya correctamente sobre el colchón y además facilita una mejor respiración. Una opción intermedia es dormir de costado, postura que también permite un buen descanso si se realiza adecuadamente, cambiando con frecuencia de posición. La ubicación boca abajo es la menos aconsejable, ya que modifica la curvatura de la columna, porque para poder respirar se mantienen el cuello y la espalda ligeramente invertidos durante las horas de sueño.

Entonces, recordemos que cuando se comienza a transitar un camino de transformación, por ejemplo, a partir de la dieta alimenticia, lo que debemos tratar es ir sumándole a ello actividad física, sobre todo aquella que nos dé placer, y descanso, todo el descanso que podamos necesitar.
No olvidemos que, gota a gota, la piedra, al fin, se horada.

Fuente consultada: Guía práctica de Vitacultura – Carmen Caraballo Ortega – Editorial Despertar

Publicado por Claudio

2 comentarios:

  1. Muy interesante la nota, Claudio. Siempre es útil leer éstos artículos, que tanto bien nos hacen, y sobre todo ponerlos en práctica. Soy Liliana.

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  2. Muy bueno el articulo, hace bien leer tus notas...
    Yo ya se q dieta es la q mas necesito emplear! pero la combinacion de todas es el ideal q todos queremos alcanzar...en eso estamos. Ana Laura.

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