miércoles, 3 de diciembre de 2014

La conciencia necesaria

Recuerdo una breve conversación entre Buda y un filósofo de su tiempo:
He oído decir que el budismo es la doctrina de la iluminación. ¿Cuál es su método?...O en otras palabras, que haces cada día?
Andamos, comemos, nos lavamos, nos sentamos...
¿Y qué tienen de especial esos actos? Todos andan, comen, se lavan, se sientan...
Existe, amigo mío, una diferencia. Cuando andamos, tenemos conciencia de que andamos, cuando comemos, tenemos conciencia de que comemos; y así sucesivamente...Cuando los otros andan, comen, se lavan, se sientan, no se dan cuenta de lo que hacen.





Es conversación expresa claramente la necesidad de la atención que en el budismo es el secreto por el que el hombre "pone luz" en su existencia, produce el poder de concentración, y hace que surjan a la luz la sabiduría y el despertar. La atención es la clave del budismo.

¿Poner luz en la existencia? Si, este es el punto de partida. Vivir sin conciencia de lo que vivo viene a ser como no vivir o, vivir en el olvido.
¿Cuantos hay entre nosotros y a nuestro alrededor que "viven como muertos"?...Por eso lo primero que hay que hacer es volver a estar vivo, despertarnos, ser conscientes de lo que somos, de lo que hacemos...¿Somos conscientes de que estamos comiendo, bebiendo, sentados en meditación? ¿O estamos perdiendo el tiempo y viviendo en el olvido...?

¿Producir el poder de la concentración? Si, la concentración nos ayuda a enfocar la atención y a saber qué estamos haciendo.





Solemos ser prisioneros del medio social, estamos dominados por los acontecimientos sociales. Vivimos disgregados, perdidos.
Nuestro cuerpo y mente no están armonizados. Comenzar a ser conscientes de lo que hacemos, de lo que decimos, de lo que pensamos, es el modo de evitar ser arrastrados por el medio y por las percepciones erróneas. Cuando la lámpara de la conciencia está encendida, todo nuestro ser resplandece y también se iluminan cada uno de nuestros pensamientos y emociones. Se recupera la confianza en no mismo, y las tinieblas de la ilusión ya no pueden invadirnos. Este mero hecho desarrolla la fuerza espiritual.
Te lavas las manos, te vistes, haces las cosas cotidianas como antes, pero ahora eres consciente de todos tus actos, palabras y pensamientos.

La práctica de la atención no es exclusiva de los novicios, es para todo el mundo, incluidos los grandes iluminados y el propio Buda. El poder de concentración es de hecho la fuerza espiritual que caracteriza a los grandes hombres y mujeres de todos los tiempos.

¿Hacer que surjan a la luz la sabiduría y el despertar? Si, por que el fin  último del zen es la visión clara de la realidad; ver las cosas como son. y eso se adquiere por medio de la concentración.
Esta visión lúcida es la iluminación, que siempre es iluminación respecto de algo, no en abstracto.






Extraído del Libro: "Las claves del zen" - Autor Tich Nath Hanh
Editorial: Neo Person

Publicado por Claudio

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