jueves, 3 de diciembre de 2015

Todos los días y con cada respiración

El maestro acababa su conferencia a cerca de la meditación o zazen cuando alguien pregunto:
Maestro, ¿la meditación hay que practicarla todos los días?
A lo que el maestro contesto:
¿Hay que comer todos los días?
¿Hay que beber agua todos los días?
¿Hay que dormir todos los días?...






Al comienzo, la práctica se realiza con demasiado esfuerzo y lucha. Tanto así sucede que, no faltan momentos en los que se piense en abandonarla y regresar a la comodidad y distracción habitual. Sin embargo, impulsados por la fe y la confianza, continuamos la práctica con un espíritu que busca sin buscar alcanzar el despertar o la comprensión de nuestra verdadera naturaleza Búdica. Por lo tanto, la práctica se realizara sentados para sentirnos, pero también de pie, caminando o acostados.; en casa, en el trabajo, en la escuela, con la familia, los amigos y los demás seres y circunstancias de la vida cotidiana hasta que un buen día, dicha comprensión llegue y la vida o nuestra condición humana, pese tanto como una pluma sostenida en la mano de un bebe.

Publicado por Claudio



lunes, 9 de noviembre de 2015

La conciencia es una propiedad del universo


"La consciencia es una propiedad del universo"

Jose Luis San Miguel de Pablos: Geólogo y Doctor en Filosofía




Lleva años preguntándose sobre la consciencia desde la filosofía y hoy le sobran argumentos para afirmar que la concepción materialista de nuestra sociedad es la responsable de nuestra crisis socio económica. Dice que el alma no es ningún fluido etéreo que entra y sale del cuerpo, es la consciencia; y que hoy a todo se le ha desposeído de alma: a la naturaleza, al universo, a los animales y al hombre. Entiende la espiritualidad como una dimensión más de la vida que surge sencillamente de conectar con el fondo de uno mismo y darse cuenta de que tiene que ver con todos y con todo, argumentos que esgrime en su ensayo La rebelión de la consciencia (Kairós).


Nunca he entendido del todo eso del ser o no ser...
Es que tiene su miga. El ser está detrás del pensar,como lo está un dolor de muelas: el sentir. El ser es el testigo de cualquier experiencia.

El sentir depende del sistema nervioso.
Organiza, centra, focaliza la consciencia pero es muy probable que no la produzca. Filosóficamente defiendo que la consciencia es una propiedad del universo.

Alma, ¿es un sinónimo de consciencia?
Sí. Yo no creo que el alma sea una sustancia etérea que entra y sale del cuerpo. Hay que darse cuenta de la enorme importancia que tiene "ser" en este sentido hamletiano y espiritual básico. Si no te enteras del dolor, del goce, la duda... no hay nada.

Otro de sus temas es el estudio de la teoría de Gaia. ¿La tierra tiene consciencia?
Según esta hipótesis de James Lovelock y que secundó la prestigiosa bióloga Lynn Margulis, la tierra es una realidad viva y autoorganizada. La gran cuestión es si ahí puede haber una consciencia global.

¿Usted qué cree?
Que la consciencia es básica en el universo, que no es algo que emerge con la evolución. La consciencia es la base de todo, pero el materialismo filosófico nos ha llevado a creer que es irrelevante. Para Descartes los animales eran máquinas.

Hoy ya sabemos que no lo son.
...Pero nos ha costado mucho saberlo y se les ha infligido e inflige mucho sufrimiento debido a esa creencia. Todavía legalmente los animales son cosas, no seres. El materialismo ha machacado a los animales y ha degradado profundamente a los humanos.

Y ha ninguneado la consciencia...
Si, desde hace más de dos siglos. Hoy tenemos la tecnociencia que es poder, pero también es pérdida de sabiduría.

Defíname sabiduría.
Darse cuenta de lo esencial.

Por fin sé lo que es la sabiduría.
Pues hemos ido perdiendo pie en lo esencial de una manera tremenda. La conciencia, al no ser un objeto, no podía ser estudiada científicamente y se ha considerado algo místico, irrelevante, lo que equivale a considerar a los seres humanos no científicos, místicos e irrelevantes.

¿Y qué produce esa manera de pensar?
La deshumanización en el doble sentido: el de perder contacto con nuestra esencia, y el de dejar de ser humanos, es decir buena gente, porque si tú no valoras la conciencia del otro, si el otro es una especie de máquina, un amasijo de fluidos orgánicos y de cromosomas... ¿a ti qué te importa el otro?

Igual no es tan extremo el tema.
Los animales están considerados eso, pero ahí toparíamos con la autoconciencia.

Perdone pero primates, delfines, elefantes y hasta cuervos la tienen.
Y ahora han concluido que también los pulpos y los calamares. Sí, aunque nos los comamos deberíamos reconocer que ahí hay otro ser. Las tribus primitivas se los comen, pero antes les piden perdón.

No sé si es un consuelo...
El animal es la primera víctima propiciatoria del materialismo filosófico y por extensión el humano.

El "todo es materia" ya no se sostiene científicamente.
Pero nos quedamos con la idea de que todo lo que no es tangible es despreciable. El materialismo ve la conciencia como una ilusión de nuestra mente, pero si es un autoengaño, ¿quién se autoengaña? Es una teoría tan contradictoria que es increíble que se le de beligerancia.

¿Y por qué ha triunfado tanto?
Porque simplifica mucho, ha sido útil para desarrollar una ciencia material que ha conducido a la tecnología, y algo muy importante: elimina muchos problemas éticos.

¿De qué tipo?
Descartes le fue muy útil a la iglesia católica y al poder porque esa teoría permitió desposeer de alma a grupos humanos (indígenas, negros, mujeres, judíos). Desde el siglo XVII la gran mayoría de humanos eran cosas y solo algunos privilegiados tenían alma.

Entiendo.
Si nos damos cuenta de que somos consciencia, cuando conectamos con otro ser por la vía de la afectividad, del amor y la comunicación empática, tenemos la evidencia de que "el otro" también es un ser.

¿Y ser consciente de la consciencia varía algo?
Nuestro comportamiento. Y eso tiene una aplicación en la sociedad y en la política: no se puede estar en un capitalismo egoísta e individualista a ultranza si tienes en cuenta que el ser es lo que nos une a todos.

Sin categorías humanas, sin vips.
Un aislamiento psicológico basado en el tener, en el dinero, no te puede permitir ser feliz, porque la felicidad es compartir, conectar con los otros. La felicidad colectiva es la única felicidad posible.

¿Y si no?
Zombis, robots biológicos sin interioridad ni consciencia. No somos eso, por mucho que lo diga el sistema neocapitalista y los materialistas, aunque sean de izquierdas.
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La rebelión de la consciencia 
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Publicado por Claudio

viernes, 9 de octubre de 2015

Sentarse y sentirse

Me apropio por éste ratito de la frase "sentarse para sentirse" del Maestro Dokusho Villalaba, monje budista zen, para hacerles una invitación y así, llevar la práctica de zazen o meditación a la vida cotidiana justo donde estamos ahora.





Sentarse para sentirnos es la consigna y, a partir de sentirnos, comprendernos, aceptarnos y descubrir que así como somos es todo lo que hace falta saber a cerca de nosotros mismos en lugar de buscar, infructuosamente, ser otro.  O sea, al sentirnos, nos reencontramos con quien ya somos y soltamos a ese otro que tanto nos gustaría ser. Esto último explica  aquello de, las cosas como son . Más aún, cuando somos quienes somos sin tanto quiero o no quiero, lo que ya no necesitamos conservar (conductas, ideas, creencias, posturas insalubres) se lo va aprendiendo a soltar con menos dolor y sufrimiento. Por qué? por que quienes somos, no precisa ocultarse detrás de ningún personaje.
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Cuando  dejamos hablar al cuerpo con el lenguaje que le es propio ( gestos, temblores, temperatura, suspiros, tensión, relajación, etc) nuestros músculos, huesos, corazón  o intestinos pueden comunicarnos lo que les pasa, lo que necesitan y cómo podemos ayudarlos, lo mismo que decir, ayudarnos, verdad?
Ya nos lo recordaban los sabios cuando profesaban: "La sabiduría se alcanza estando en silencio para aprender a escuchar".





¿Sabían que cuando escuchamos el cuerpo, y lo acompañamos sin invadirlo o juzgarlo y dejándolo que haga su camino según causas y condiciones, lo que estamos haciendo es, sanarnos?
Nos sanamos por que,  a diferencia de la mente que se mueve rápido y pugna por que todo se resuelva veloz y mágicamente, el cuerpo, por el contrario, tiene sus propios tiempos y formas los cuales, no siempre conocemos pues, nos falta la práctica diaria de sentirlo más a menudo y no sólo cuando las sensaciones son claras y evidentes como cuando tenemos, hambre, sed o cansancio.
Sanarnos es poner los caballos delante de la carreta y la carreta bajo nuestra sensibilidad, ya que nos hacemos cargo y responsables del modo en que nos tratamos y nos ocupamos de nuestra vida.

Partimos por reconocer la intención real de nuestras acciones. evaluando la voluntad o chi (energía) disponibles y por último, la forma en que hacemos realidad dicha intención a través del  cuerpo.
Se me ocurre que un paradigma que explica muy bien la dificultad por la cual nos cuesta bastante escucharnos es la que dictamina lo siguiente; ¿cuantas veces nos dijeron: pensa, pensa, pensa? Seguramente más de las que podamos recordar. Y, ¿cuantas, sentí, sentí, sentí? Probablemente muy pocas.
Lo que les propongo es balancear un poco nuestra vida y darnos mayor espacio para habitar el cuerpo sensitivo y emocional. El viaje no será sencillo pero si, maravilloso y enriquecedor.




Cuando sentimos nuestro cuerpo/mente/espíritu en concordancia o sea, al rimo del corazón, estamos practicando, quizás sin saberlo, el primer acto de compasión, respeto y cuidado que podemos realizar con un ser humano es decir,con nosotros mismos. Por lo tanto, imagínense lo mucho que podemos ayudar y comprender a los demás si comenzamos por casa/cuerpo a desarrollar y ejercer esas virtudes.

Entonces, sentarse para sentirse, caminar para sentirse, conversar para sentirnos, escuchar para sentirnos, recostarnos para sentirnos. La lista sigue y la pueden, si les parece, completar ustedes pero no la escriban, practiquen. Cuanto tiempo? toda la vida; acaso hay algo mejor que hacer que tratarnos bien?

Publicado por Claudio

martes, 29 de septiembre de 2015

Diálogos en el Sueño: DOKUSHÔ VILLALBA ROSHI. Maestro Zen.





Dokusho Villalba es Monje Budista Zen. En esta entrevista nos comenta cómo llevar a la vida cotidiana la práctica y comprensión del Budismo a través de zazen o, Meditación.



Publicado Por Claudio

jueves, 24 de septiembre de 2015

Cerrar los cíclos

Tal vez por estar fuertementen influenciados por la cultura occidental de creer que las cosas o las situaciones sólo suceden en forma lineal (pasado - presente - futuro), es por lo que en muchas ocasiones no podemos apreciar que la naturaleza, en cualquiera de sus formas, se manifiesta de modo circular o cíclico.





Cíclico es el movimiento estacional anual, cíclico es el movimeinto de los días con sus noches y cíclica es la vida en relación con la muerte, por ejemplo. Sin embargo y apesar de poder claramente entender estos conceptos, no dejo de observar lo difícil que se vuelve poder tomar la decisión de concluír un período, terminar un encuentro, o partir hacia otros rumbos dejando en el camino pesados rastros de dolor o sufrimiento. Probablemente, una causa sea lo que mencione más arriba, el ver e interpretar la vida y sus múltiples manifestaciones como una larga y finita línea, en lugar de alcanzar la justa comprensión de que todo y todos, nos movemos en una eterna espiral construída de infinitas pequeñas espirales.

La práctica de la meditación zen o zazen, estar atentos y concentrados a nuestras acciones, palabras o pensamientos, puede ayudarnos a experimentar el órden cíclico de la vida de una manera más práctica o menos traumática si, por ejemplo, observamos ese movimiento en las tareas de la vida diaria.
Comienzo por ejemplificar la cuestión mencionando, rápidamente, la forma en la que accedemos a sentarnos en zazen y cómo al concluír la práctica salimos de ella. Nos detenemos delante de nuestro zafu, almohadón de meditación, haciendo gassho con las manos unidas delante de nuestra naríz, luego nos sentamos con las piernas cruzadas y la columna recta de cara a la pared. Suena una campana tres veces para dar comienzo formal a la práctica , y permanecemos allí durante algunos minutos hasta que la campana vuelve a sonar una vez anunciando el cierre. Paso siguiente, nos estiramos, nos levantamos acomodando el zafu y finalizamos volviendoa a hacer el gesto de las manus unidas (gassho) Es decir, como comenzamos, terminamos.

Ahora bien, y suponiendo que muchos de ustedes no practiquen zazen, ¿cómo pueden hacer conciente el comienzo, desarrollo y final de alguna actividad para que de esa manera se vea y perciba la naturaleza circular de las cosas? Pues bien, podemos usar como ejemplo el acto de tomar una tijera para cortar algún material y luego devolverla a su sitio. También, hecha la lista del supermercado, nos dirijimos hacia allí y, a medida que vamos encontrando lo que buscamos, lo tachamos de la lista. Luego y una vez en casa, el cíclo termina cuando logramos acomodar las cosas compradas en su lugar. Otro ejemplo. Compramos los alimentos, los manipulamos para cocinarlos, los comemos, para lo cual hacemos uso de varios utencillos, ollas o sartenes. Algo después,concluímos la secuencia lavando todo y depositando cada elemento en su lugar. A propósito de éste último ejemplo, hay un momento del día que suelo vivir con mucha intensidad esto de ser parte del ciclo de las cosas y es, precisamente, al terminar de almorzar cuando, luego de lavado todo y acomodado los cacharros en sus estantes, observo complacido y hasta maravillado, que ese final de ciclo dar lugar a otro que es, el comienzo de la tarde, donde el sol se cuela por alguna ventana y el sielncio y la calma dan la bienvenida al sosiego de la siesta;  apropósito de estadíos, con la siesta se cierra el almuerzo y con ella el comienzo del final de la tarde.
Algo más cerca y a mano es la respiración pues, al tomar el aire el ciclo inicia y finaliza al soltarlo.

Por el contrario, cuando no concluímos los hechos o cosas, y vamos relegando el compromiso asumido, tarde o temprano tendremos que volver sobre nuestros pasos para darle un cierre al asunto, verdad? Pero lo que suele suceder es que regresamos sobre las cosas no terminadas con un dejo de fastidio y un agregado extra de energía con el que sera preciso contar para poder acabar con el trabajo. Para mi, al menos, esto supone un desperdicio de tiempo y energía que, por otra parte, tampoco me ayuda a lidear con mi ego, ya que si todo debe ser hecho únicamente a mi antojo, un buen día acabaré por tener que saldar una deuda más grande aún de la que supone dar por finalizado lo que en algún momento comence a su tiempo y forma correctos.
Un viejo monje explico estos asuntos diciendo: Una cosa después de la otra. Uno, luego dos, después tres..." Esa es la práctica del camino Budista que se haya justo aquí donde estamos.

No serán pocas las veces en las que queramos cerrar una puerta pra abrir otra producto de que las circunstancias no nos serán favorables. En esos casos se me ocurre que podemos aprovechar para practicar un par de virtudes; por un lado la paciencia, para saber esperar a que todo se acomode y pueda continuar con su rumbo y por otro, la humildad al comprobar como no siempre las cosas cuadran según lo planeado quedando sujetos a nuestro entorno.





A lo dicho, pueden ustedes sumar la cantidad de situaciones que se les ocurra, por supuesto pero, siempre que tratemos de aprovechar cada instante para volver a involucrarnos con nuestra naturaleza siempre activa, aún en la quietud, y siempre cambiante, ya que al hacerlo, quizás, podamos aprender a transitar con menos angustia los cambios profundos que suponen una separación, un despido laboral, una mudanza o la muerte de algún ser querido. Esas circunstancias, aunque porpias de la condición humana, solemos vivirlas con suma trascendencia al considerarlas hechos extraordinarios que conmocionan nuestra rutina adormecida de hábitos mecánicos y poco corazón. Si bien coincido en que muchas veces nos vemos desbordados por algún episodio de éste tipo, no dejo de pensar que, probablemente, una causa sea el no permitirnos ver cómo lo magno se presenta en lo mínimo y visceversa. Y es que si podemos ver que en la nimiedades lo ciclíco está siempre presente, también lo podremos ver y vivir con algo menos de pesar en lo relevante.

En palabras del Maestro Zen Dogen, la cuestión puede resumirse diciendo: "Dejar la cocina como si nunca hubiesemos pasado por allí" Gassho

Publicado por Claudio

martes, 8 de septiembre de 2015

El maestro





El maestro Zen es el amigo espiritual que te ayuda a descubrir lo esencial en ti mismo, que te guía por los vericuetos de tu propia mente y te enseña a plantar en tu conciencia las semillas de  una realización espiritual que te permita descubrir por ti mismo tu auténtica naturaleza.
En Japón, en China, Europa o América, aquellos que quieren estudiarse a sí mismos siguiendo la Vía del Zen, siempre han buscado un maestro, un amigo espiritual. Un maestro Zen es como un guía de montaña que se conoce la ruta por que ha subido y bajado muchas veces por ella. te ahorra tiempo, te ayuda en los momentos de desaliento y te alerta sobre los pasajes difíciles.
Estudiar con un maestro Zen no significa renegar de la propia responsabilidad en la práctica de la Vía de Buda. El estudiante debe practicar por él mismo, siguiendo las indicaciones de su maestro.El maestro es el dedo que señala la luna, pero es el alumno quien debe mirar la luna. El estudiante debe experimentar la enseñanza del maestro de lo contrario esta enseñanza se vuelve inútil.

La relación con el maestro la podemos enfocar de dos puntos de vista:
A) Como simple practicante. Es decir, sin crear fuertes vínculos personales con él, oyendo sus enseñanzas y consejos e intentando seguirlo como cuando se oye un profesor de universidad. El estudiante recibe una enseñanza objetiva, la técnica de la meditación zen o zazen, los principios Budistas Zen. Al no haber creado un fuerte lazo personal con el maestro, el estudiante no corrobora su comprensión con la comprensión del maestro quedando sujeto a su sola interpretación. Esto es como cuando entablamos una relación informal con alguien sin compromiso ni reglas.

B) Como practicante discípulo. Existe un acto íntimo en el cual el practicante solicita al maestro ser aceptado como discípulo. A partir de aquí la relación comienza a volverse más profunda. El estudiante no espera ya una enseñanza teórica, sino, una educación plena de sus potencialidades intelectuales, emocionales, existenciales, etc.
La relación Maestro-discípulo se vuelve mucho más íntima, más profunda, más comprometida. El discípulo acepta que el maestro meta los dedos en sus tripas.

Existen reglas  de buen hacer, normas de comportamiento en la relación Maestro-discípulo. El maestro deja de ser profesor de Zen, su enseñanza no se limita ya  a los momentos de práctica en la sala de meditación, sino, que continúa en todas las circunstancias de la vida cotidiana: en la calle, en el bar, en la mesa, en el trabajo,en el descanso, etc.
Lo importante cuando se quiere practicar con la actitud de discípulo es cultivar la receptividad hacia el maestro y permanecer a su lado el mayor tiempo posible, practicando, trabajando, riendo, llorando con él. de esta manera, el espíritu del discípulo se impregna naturalmente, inconscientemente del espíritu del maestro; ambos se convierten en dos vasos comunicantes: Si entramos en una habitación impregnada de aroma a rosa, nuestra ropa se impregnara también sin saber cómo.

En el Zen un verdadero maestro es aquel que ha recibido la transmisión del Dharma de otro verdadero maestro Zen quién a su vez también lo ha recibido de otro verdadero maestro Zen y así, remontando hasta llegar al propio Buda Sakiamuni. Así pues, no es uno mismo quién se proclama maestro Zen.

Palabras del Maestro de la escuela soto Zen Dokusho Villalba.

Nota: En mi recorrido por la práctica de la meditación zen o, zazen, contar con la presencia de un maestro Ricardo Dokyu y una maestra, no quiero olvidar a Adriana Etusho con quién he transitado la costura del Rakusu para la toma de preceptos en el año 2011, es un privilegio que no se puede mensurar. Solo puedo decirle a ambos: Gassho, de mi corazón al de ellos por lo que me han transmitido siempre.

Publicado por Claudio