Practicar Chi Kung, es practicar la atención sobre nuestra integridad humana compuesta de diferentes aspectos como ser: cuerpo físico, orgánico, emocional, mental, psicológico, relaciones inter e intra personales; Desarrollo de pensamiento, reflexión y discernimiento, Saber expresar en palabras o silencios, lo que se piensa o siente de un modo definido, seguro y actuar, en lo posible, consecuentemente y de manera asertiva: Alimentación, respiración completa; Teoría, practica y experiencia hacia el saber y la sabiduría. Es decir, la salud propiamente dicha, pues, salud, incluye todos y cada uno de los aspectos que hacen a la condición humana y no, como muchas veces se cree, únicamente comer sano y hacer actividad física o deportes. Y es que si sólo nos ocupamos de esos aspectos, desde ya sumamente importantes, estaremos dejando fuera, todos los demás sin los cuales, la vida no gozara de equilibrio o verdadero bienestar: Un ejemplo: se puede comer muy saludablemente o no faltar nunca a la práctica deportiva, pero, mantener relaciones psicológicas o emocionales indeseables o, permanecer dentro de relaciones familiares o laborales tóxicas e inestables con lo cual, la salud, no puede catalogarse de armónica.
Si bien es cierto que no se busca ningún tipo de perfeccionismo (toda búsqueda de perfección es anti natural) lo que con la práctica de Chi kung vamos advirtiendo es que, justamente, el equilibrio, consta de saber cómo moverse según la naturaleza del propio cuerpo y de las circunstancias reinantes a la hora de hacer la práctica, (cansancio o relajación, buen o mal humor, clima, tensiones musculares, estrés, preocupaciones o calma mental, etc)
Un ejemplo muy usado y claro para explicar este comportamiento, es el del equilibrista ya que como bien sabemos, quien camina por la cuerda floja no pude permanecer demasiado tiempo a la izquierda, a la derecha o en el centro a riesgo de caerse. Tiene que aprender a desarrollar la capacidad de no quedar apegado a nada porque, en ese caso, estaría poniendo en riesgo su vida.
En la vida diaria, con la ayuda de Chi kung y la atención plena en uno mismo y lo que sucede en tiempo presente, vamos aprendiendo a movernos con ese mismo sentido que es, no quedar fijados únicamente a puntos de vista estáticos o rígidos. Cuando así sucede, el tipo de vida que estaremos creando, estará sujeto nada más que a esa mirada parcial; incluso, si no sabemos o no queremos movernos de esa postura estrecha, podríamos estar poniendo en riesgo grave nuestra salud.
¿Qué lugar ocupa entonces, la longevidad de la que tanto se habla como resultado de practicar Chi kung?
En parte, la longevidad o la posibilidad de extender el tiempo y la calidad de vida, está dada por lo antes explicado, estos es, tratar, práctica mediante, que cada uno de las áreas de lo humano sea atendida, escuchada y acompañada, aprendiendo a soltar actitudes, hábitos o cuestiones de carácter que puedan impedir el desarrollo hacia una humanidad habitada en la paz interior. Paz interior que no remite a momentos de calma o tranquilidad sino, a estar en eje con uno mismo o, a vivir en concordancia con los ciclos naturales de la vida; Lo que podríamos llamar coherencia, es decir, sentir, pensar, hablar y actuar, en concordancia con uno mismo y el Tao.
El otro aspecto sumamente importante de la longevidad es cuando vamos alcanzando cierta sabiduría humana y planetaria. Sabiduría significa, saber el modo justo de utilizar en tiempo y forma lo aprendido tanto en la práctica de chi kung como en la vida misma, fundamentalmente. para nuestro bien y, más que nada, para el bien común.
Y es que un ser humano que llega a saber que no sabe nada, parafraseando al maestro Lao Tse, o al filósofo Socrates, es alguien que, abierto a experimentar el día a día como si fuese la primera vez, dispuesto a continuar su aprendizaje en el buen vivir, es quien trasunta en gestos, palabras o acciones, esa paz intrínseca propia de quien a llegado a ser uno con el Tao, uno con la vida. Es quien a soltado la prisa por la calma, el deseo por la gratitud, la pasión desmedida, por la austeridad, la multitud por la soledad, la creencia por el saber y el miedo, por el amor.
Ese humano, hombre o mujer, es quien no se apega ni rechaza, de manera dogmática, sólo vive según la vida lo invite a hacerlo porque ahora y en ese estado de plenitud consciente, sabe que a lo único que en verdad pertenece, no es a otra cosa que a la vida misma, por eso nada se llevará, excepto lo vivido, para su evolución y la de todo aquel que haya tocado a su paso.
¿Cual es entonces la diferencia entre hacer una práctica física o alcanzar la sabiduría? responder nada más que al miedo (me cuido para que nada malo me pase) o, saber escuchar al corazón y seguirlo, para que lo que sea que pase, se pueda aprender de ello.
No importará cuántos años se viva. Importará la entrega y confianza completa dada a cada instante del eterno infinito, en el único lugar que como humanos, podemos hacerlo, el cuerpo. El cuerpo como un fractal del cosmos que somos.
Que así sea, está hecho.
Daniel Shodo