miércoles, 6 de marzo de 2019

Mil palabras





El poema
estaba recostado
sobre una larga madrugada de olvidos,
cuando borracho de desencanto murmuró:
"Veo tantas y tantas tontas fotos
que ahora siento
más que nunca
cuánto valen
aquellas mil palabras".

Despreciadas palabras
por una imagen falaz
que nunca te dejará conocer
el aroma a mentas y jazmines 
que después de la lluvia
emana por los labios
al leerme
Ni a saber lo que es esperar al perfecto amor
detrás de una puerta que jamás se abrió

Por eso
vengo a sacudirte
esa mirada boba y perdida;
hipnotizado bajo las luces ajenas
las que nunca te invitaran a bailar
los sones impredecibles
de la poesía.

Vengo a tu rescate palabra agónica y tierna
de entre tanta pose frenética
encerrada en jaulas
como pájaros
que rompen sus alas
porque no conocen
el verbo volar.

Me propongo desmembrar
la palabra lacerante
y el flash epiléptico
que condena al alma
a una muerte errante

Vengo a desarticular
el reflejo gélido
mal disimulado
y a dejarte a la deriva
de toda voz remanida y esquiva
de todo retrato mimético
para que fotografíes lo que
solo en la oscuridad de tu cuerpo
puede ser revelado.

Vengo
en realidad,
a que te rescates
de la estupidez
a que saltes de esa vitrina virtual
donde liquidas a diario
tu ser.

A que retornes
a la simpleza del pan
y le cuentes a tu niña
de cuando vivías en lejanos bosques
entre dragones, hadas y serafines.

Vine
para que “te vuelvas canción
otra vez”.*

*A Luis Alberto Spinetta

Shodo Rios

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