viernes, 21 de octubre de 2011

La barca vacía


Uno de los maestros zen más sobresalientes, Lin Chi, relató:
“Cuando era joven me fascinaba navegar en barca. Tenía una pequeña barca, y solía ir al lago solo. Me quedaba allí durante horas y horas.
Una vez sucedió que estaba meditando en mi barca con los ojos cerrados durante una noche muy hermosa, cuando una barca llegó flotando corriente abajo y golpeó mi barca. Tenía los ojos cerrados, así que pensé: hay alguien con su barca y ha golpeado la mía. Surgió la ira. Abrí los ojos y, enfadado, iba a decirle algo a ese hombre; entonces me di cuenta de que la barca estaba vacía. No había manera de continuar. ¿A quién podía expresarle mi ira? La barca estaba vacía. Simplemente había flotado corriente abajo hasta dar con la mía. Así que no había nada que hacer. No había ninguna posibilidad de proyectar mi ira sobre una barca vacía, sin nadie a bordo”. De modo que Lin Chi dijo: “Cerré los ojos. La ira estaba allí, pero, al no encontrar una salida, cerré los ojos y floté hacia mi interior siguiendo la ira, hasta lo profundo de mí. Y esa barca vacía se convirtió en mi realización. Llegué a un punto dentro de mí mismo en esa noche silenciosa. Esa barca vacía fue mi maestro porque comprendí que no es el otro el que trae la ira, ni el amor, el temor o el odio. Esa emoción estaba en mí y sólo se movió hacia el exterior. Se posó delante de mis ojos y al ver que no tenía en quién descargarla, me quedé observándola sin emitir juicio alguno, hasta que se apagó silenciosa como la noche en medio del lago. Esa barca vacía y a la deriva me enseñó que el otro, como la barca, está vacío". Si por el contrario, fuese el otro quien trae la ira, provocaría esa emoción en cada ser con el que esa persona se cruzase en su camino. El otro puede estar enfadado y sin embargo no hacer mella en nosotros si nos encontramos centrados, también vacíos.
Por eso, -concluye Lin Chi- desde ese día, si viene alguien y me insulta, me río y digo: Esta barca también está vacía. Cierro los ojos y entro en mí”.


Publicado por Claudio

1 comentario:

  1. Esta nota tiene doble contundencia , porque está mostrada en un contexto placido, donde el espíritu aparéntemente está en calma; sin embargo una sacudida a éste DES-CUBRE y posibilita VER.
    Me gustó mucho porque me permite comprender también que aunque nos sintamos plácidos en la superficie, dejandonos llevar por la corriente es necesario bucear en las profundidades.Gracias

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