domingo, 21 de junio de 2015

El sendero es uno mismo





Sidarta Gautama Buda, enseño lo que se conoce como las cuatro nobles verdades que son.

"Existe el sufrimiento".
"Las causas y condiciones que lo provocan".
"La fe o confianza en alcanzar la iluminación o comprensión al hallar un método que nos permita erradicar dichas causas y, por último, el octuple sendero que conduce a poder evitar el acto de repetir todo aquello que nos mantiene en la ignorancia, el odio o el deseo interminable por encontrar la felicidad.

A raíz de esto, en nuestra última práctica de zazen donde conversamos a cerca  del sendero octuple, una de mis compañeras de práctica comento un suceso cotidiano que se ajustaba muy bien a dicho punto.
Ella dijo: luego de notar en repetidas ocasiones que cada vez que dejaba de usar mis lentes no lograba encontrarlos pensé, a partir de ahora voy a prestar mayor atención y los volveré a colocar en el mismo lugar de donde acostumbro sacarlos.
¿cómo encaja este acto con el octuple sendero? Bien, en primer lugar, permitanme recordar esos ocho caminos posibles de llevar a la práctica en nuestra vida diaria.

"La visión correcta" o, las cosas como son, ni buenas ni malas, ni lindas ni feas. Como son.
"El pensamiento correcto".
"La palabra correcta".
"La acción correcta".
"El modo correcto de ganarse la vida".
"El esfuerzo correcto".
"La atención correcta".
"La concentración correcta".
Quiero, antes de proseguir, aclarar que correcto no es, en este caso, sinónimo de bueno. Correcto es todo aquello que se puede realizar, decir o pensar en el aquí y ahora bajo las condiciones, capacidades y circunstancias presentes. Sin adjetivos o fórmulas preestablecidas.
Volviendo a lo que mi compañera narro, veamos cómo ese simple acto cotidiano, le permitió transitar por los ocho senderos.





Partiendo de"ver correctamente" lo que le ocurría, aplico la "atención correcta" al notar que olvidaba recordar dónde dejaba sus lentes luego de usarlos.
"El pensamiento correcto" la llevo a tomar la determinación de estar "correctamente concentrada" para ver dónde los dejaba y así devolverlos al mismo lugar de donde los había sacado. Esto, invariablemente, la condujo a la "acción correcta" pues, de ahí en más, utilizaría el "esfuerzo correcto" para dejar los lentes en su estuche y así ahorrarse la pérdida de tiempo y el mal humor por no encontrarlos.
"La palabra correcta" la practicó al compartir con nosotros, sus compañeros de zazen, su, darse cuenta.
Por último, si bien la tarea que desempeña y por la cual usa sus lentes no le redundan ningún beneficio económico, sus hermosos tejidos en telar que con amor y disfrute realiza, acaban por llenarla de placer no sólo, por la tarea en sí misma, si no también, por el enriquecimiento humano y espiritual que le significa el compartir sus bellas ropas con los seres que tanto ama. Es decir, un "modo correcto" de ganarse la vida.

Para quienes abrazamos estas prácticas Budistas, poder transitar paso a paso, al menos uno de los ocho senderos, nos permite comprobar cómo los demás también están incluidos cada vez que pisamos éste hermoso suelo aquí, donde nos encontramos  y con lo puesto.

Publicado por Claudio