martes, 22 de diciembre de 2015

"Dejar la sal y el azúcar es alcanzar la felicidad"

Un viejo monje zen que años atrás visitaba buenos aires dando conferencias y enseñando la práctica de la meditación zen o zazen, comento: “la felicidad consiste en eliminar de nuestra dieta, la sal y el azúcar”…

Si nos apresuramos en opinar, muy probablemente argumentaremos que, como receta para alcanzar la felicidad suena poco creíble pero, si dejamos nuestros prejuicios e indagamos lo que en verdad se haya detrás de estas palabras, quizás el enunciado no nos parezca tan descabellado. Echemos una mirada y veamos con que nos podemos encontrar.





El camino más directo es comenzar por la cocina, o sea, por revisar lo que comemos y ver que daños o perjuicios acarrea la ingesta diaria de sal y azúcar en nuestro organismo.
Las sales minerales son necesarias para el equilibrio celular pero deben ser de procedencia orgánica. Lo que habitualmente consumimos es una sal carente de la mayoría de dichos minerales debido a su manipulación industrializada.
El motivo principal por el que la mayoría de las personas consume sal, es para dar gusto a las comidas pero, al hacerlo, no toma en cuenta que, en realidad, lo que está haciendo es ocultar el verdadero sabor de lo que se come y, peor aún, destruyendo las características propias de los mismos, entorpeciendo la labor de las glándulas encargadas de segregar las enzimas necesarias para la cualidad de cada alimento.

Por lo tanto, la sal entorpece los procesos digestivos de los órganos encargados de regular el sodio como el equilibrio celular propiciando diversidad de enfermedades como: Hipertensión, descalcificación, trastornos renales, etc.
Lo aconsejable es reemplazar la sal común por sal marina e ir graduando su consumo hasta quitarla de la dieta.
Se puede utilizar para dar sabor a las comidas, plantas aromáticas como tomillo, romero, salvia, orégano entre otras o, algas marinas.

En cuanto al azúcar, podemos decir que, lo que nuestro organismo requiere, no es azúcar refinada sino, hidratos de carbono que podemos ingerir de fuentes orgánicas.
Los hidratos de carbono son alimentos energéticos. Dan fuerza, potencia, y resistencia. Favorecen la actividad y el esfuerzo.
Se los denomina farináceos cuando de ellos se puede hacer harinas, como ocurre con el almidón de los cereales, las leguminosas y las castañas. También los azucares entran dentro del grupo de los glúcidos.

Entre los alimentos ricos en hidratos de carbono encontramos: miel, melazas, jaleas, mermeladas. Las frutas dulces, frescas o disecadas.
Féculas (papas, batatas, calabaza, etc)
Cereales integrales (arroz, trigo, cebada, centeno, avena, quinoa)
Los glúcidos desequilibrados (harinas, azucares refinados, etc) suelen ocasionar enfermedades de la cintura hacia la cabeza al formarse gases, debido al exceso de verticalidad, pasan a la cabeza produciendo todo tipo de cefaleas. La ingesta indiscriminada de azucares refinados puede ocasionar diabetes, exceso de grasas en las arterias, caries, etc.





A pesar de la explicación descrita, puede que no alcance a satisfacernos lo suficiente como para comprender de qué manera esto nos traería felicidad. Sin embargo, creo que, si consideramos que somos lo que comemos y que al hacerlo también influye notablemente en nuestro estado mental y emocional quizás…la felicidad tan mentada no se encuentre tan lejos.

Ahora bien, repasemos algunas conductas dulces, saladas o no tanto de nuestro hacer cotidiano y veamos que podemos cocinarnos y cocinarle a los demás en búsqueda de una vida más íntegra.
Nuestros hábitos, costumbres o cultura, producen un condicionamiento mental y estructural que nos lleva, mientras no lo notemos, a creer que somos únicamente, como señale en otras ocasiones, lo que hacemos y tenemos (envidiosos, temerosos, agresivos, indulgentes, competitivos, excelentes o inmerecidos, etc). Mientras no podamos ver dicho condicionamiento, no habrá posibilidad de trasformar nuestra vida. Por lo tanto, y a provechando que estamos en la cocina, podríamos tomar como práctica, revisar nuestras rutinas alimenticias y a través de ellas hacer un viaje de indagación a cerca de porque comemos lo que comemos y el modo en el que lo hacemos y descubrir cuanto de verdad o no hay sobre quiénes decimos ser y hacer.





Dicha revisión debe estar desprovista de aspectos egoístas del orden de: como así “porque me gusta”, “porque me da lo mismo”, “porque es menos laborioso a la hora de preparar la comida”, “porque en mi familia era costumbre”, etc. Sépanlo, si todavía nos encontramos retenidos en alguno de esos puntos, muy difícilmente podamos ver y vernos a la hora de alimentarnos ya que, por el momento, solo estaremos comiendo. Comiendo no siempre quiere decir, alimentarse, entendiendo alimentarse por nutrirse de todos aquellos elementos fundamentales para nuestro desarrollo mental, emocional y corporal, ya que comer se puede comer cualquier cosa que el cuerpo pueda tragar.
Es importante comprender que no estamos condenados a dichas tradiciones excepto que, como dije, aún no hayamos llegado al punto de considerarlo para poder modificar lo que fuese imprescindible. Entonces, les propongo un ejercicio simple y muchas veces eficaz. Tomen un bocado de cualquier alimento, supongamos, un trozo de manzana y dediquémonos unos segundos a observarlo. Luego y con los ojos  cerrados huélanlo, tóquenlo. Acto seguido, colóquenlo en la boca y déjenlo allí mientras ésta se va poblando de saliva. Sientan. Sientan todo lo que va sucediendo y después de unos momentos, comiencen a masticarlo muy lentamente hasta que se haga una papilla. Por último, deglútanla lentamente.





¿De qué se trata? De hacer consciente la diferencia entre comer o meter en el cuerpo cualquier cosa digerible y alimentarse es decir, amarse, respetarse y cuidarse.
Y es que tal vez así, también nos volvamos  más sinceros en nuestro proceder tras haber aprendido a no ocultar los sabores reales de nuestra existencia por muy amargos o insípidos que estos nos parezcan como también, a dejar de vivir una vida basada en el deseo, mandato o exigencia de los demás (condimentos) y atrevernos a decidir, errores mediante, cómo queremos alimentarnos de todo lo que la vida nos ofrece (imágenes, sonidos, olores, texturas, sabores, pensamientos, sentimientos, acciones) recuerden: “somos el resultado de todo aquello que nos alimenta o nos envenena”. En una de esas, probablemente y poco a poco, vayamos aprendiendo que la felicidad radica en poder ver y aceptar lo que es, de lo que quiero o debería ser. Buen provecho!

Publicado por Claudio

viernes, 18 de diciembre de 2015

El deseo interminable

Para las personas que no están muy familiarizadas con las prácticas Budistas, escuchar aquello de: "el deseo es la causa de todos nuestros males", puede, seguramente, confundirlo y hacer una rápida lectura equivocada de dicho asunto.





El acto de desear no es, en sí mismo, algo que tengamos que apreciar de manera negativa. Después de todo, ¿quién de nosotros no desea una vida sana, amorosa y, al menos, con las necesidades básicas cubiertas, entre otras cosas?
Lo que vuelve perjudicial el acto de desear, está referido a una acción compulsiva que lleva a la persona a no poder o querer controlar la acción de estar todo el tiempo viendo qué cosa nueva tener para saciar una profunda insatisfacción. Dicha carrera hacia un futuro que muchas veces no se alcanza nunca, se puede explicar de la siguiente manera: La ansiedad que surge al pensar en aquello que deseo, (comida, sexo, aventuras extremas, ropa, aplausos o halagos, etc) va aumentando a medida que el tiempo transcurre y el deseo no se concreta. Algo después,si no sobreviene la frustración al no poder lograr lo que se quiere, llega el momento de mayor éxtasis cuando el objeto o persona deseadas está casi, al filo de nuestros dedos Pero, una vez obtenido lo que se buscaba, y tras un breve lapso de euforia, lo que sigue es un declive pronunciado de dicha ansiedad tras lo cual, llegara el momento en el que lo que tanto "necesitábamos conseguir" se volverá, la nada misma. Por consiguiente, comenzaremos, una vez más, la carrera por tener o hacer lo que sea con tal de llenar ese vacío tan temido.

Ahora bien, ¿que nos impulsa a participar casi cotidianamente de ésta maratón muchas veces interminable? La creencia de que somos personas carentes y que dicha carencia se resuelve únicamente haciendo o teniendo. Sin embargo y mientras persista esa creencia, la búsqueda, no tendrá fin. Más aún, ¿que hay detrás de la fuerte creencia de que "no tengo" e que "siempre hace falta algo más"? miedo a la muerte. Si, miedo a la muerte pero, no únicamente a la muerte definitiva sino, a una muerte más ¿dolorosa, quizás? que se basa en la firme convicción de que somos lo que hacemos o lo que tenemos. Es decir, la personalidad, ego o carácter que vamos construyendo a lo largo de nuestras vidas cobra tal realidad y consistencia que, no podemos imaginarnos siendo otra cosa que eso que construimos y llamamos "yo mismo". Pese a tamaña aseveración, lo que sí es cierto es que quién en verdad somos, se haya por debajo de quién decimos ser pues, ¿cómo se podría tener o hacer si, primeramente, no existimos?
De tal modo que a lo que en realidad tememos es a la falsa idea de que dejaremos de "ser" si soltamos al "yo", al menos un ratito pero, aunque ahora no lo veas ni lo creas, ya sos y no te hace falta nada. Comprobalo, si te parece, quedándote un poco quieto, en silencio y escuchando tu respiración. ¿Estás ahí? ¿que estás sintiendo?' Tal vez que la compulsión por alcanzar gozo absoluto es una completa pero inevitable ilusión que te lleva a convencerte que, mientras hagas y tengas..."no te vas a morir nunca"






Vayamos un poquito atrás en el tiempo, a cuando eramos lactantes. Se dice que el bebe o beba, siente un enorme placer a la hora de mamar la teta de su madre. Ese acto que conlleva nutrición material y afectiva, carga, también con la satisfacción de estar haciendo algo verdaderamente placentero.
Hasta acá perfecto pero, ¿que sucede cuando ya adultos continuamos "tomando la teta", por decirlo así o sea, cuando nos la pasamos buscando sólo el placer y nada más que placer? acaso, ¿no continuamos siendo esa criatura que aún hoy no quiere o no puede soltar la teta?
El acto de solo buscar contentarnos, cae en un error profundo, nos vuelve sumamente egoístas pues, el que solo quiere conseguir su propio regocijo, no está considerando al otro o a lo otro, es decir, a la fuente del placer, al dador. Entonces, ¿puede una persona que está sometida a tamaña individualidad, practicar una convivencia saludable basada en el respeto, la gratitud el amor y la compasión con su entorno, cuando de lo único a lo que está atento es a llenar su vacuidad y sin medir las consecuencias de ello?





Para ir cerrando, voy a rescatar una palabra del párrafo anterior que es, de alguna manera, "la cura" del placer compulsivo: "Gratitud" Desde tiempos inmemoriales, los sabios de todas las épocas, culturas, filosofías y prácticas espirituales, han sabido que, la verdadera, amorosa y compasiva forma de acceder a lo que deseamos es, dando las gracias por lo que ya tenemos y hacemos. Al agradecer, inclusive lo que todavía no obtengo, lo atraigo porque el lugar desde el que pedimos, no es la carencia sino, la abundancia; y es que lo que en realidad motiva la concreción de anhelos es la intención con la que estos se piden o se salen a buscar, por lo tanto, si deseo desde la carencia, tendré carencia pero, si no se pide nada, partiendo por agradecer amorosamente, lo que vendrá ¿que será?

Final. La frase," si ves a Buda, matalo" hace alusión a que, lo que en verdad hay que ir matando toda vez que se pueda, es a todas aquellas ideas que tenemos a cerca de nosotros mismos como de los demás. Después de todo, las ideas mientras no se las concrete, son solo eso, ideas que no permiten acceder a ver la realidad tal cual es. Entonces, ¿Cómo se hace? Practicando zazen, aquí y ahora.

Publicado por Claudio

jueves, 3 de diciembre de 2015

Todos los días y con cada respiración

El maestro acababa su conferencia a cerca de la meditación o zazen cuando alguien pregunto:
Maestro, ¿la meditación hay que practicarla todos los días?
A lo que el maestro contesto:
¿Hay que comer todos los días?
¿Hay que beber agua todos los días?
¿Hay que dormir todos los días?...






Al comienzo, la práctica se realiza con demasiado esfuerzo y lucha. Tanto así sucede que, no faltan momentos en los que se piense en abandonarla y regresar a la comodidad y distracción habitual. Sin embargo, impulsados por la fe y la confianza, continuamos la práctica con un espíritu que busca sin buscar alcanzar el despertar o la comprensión de nuestra verdadera naturaleza Búdica. Por lo tanto, la práctica se realizara sentados para sentirnos, pero también de pie, caminando o acostados.; en casa, en el trabajo, en la escuela, con la familia, los amigos y los demás seres y circunstancias de la vida cotidiana hasta que un buen día, dicha comprensión llegue y la vida o nuestra condición humana, pese tanto como una pluma sostenida en la mano de un bebe.

Publicado por Claudio



lunes, 9 de noviembre de 2015

La conciencia es una propiedad del universo


"La consciencia es una propiedad del universo"

Jose Luis San Miguel de Pablos: Geólogo y Doctor en Filosofía




Lleva años preguntándose sobre la consciencia desde la filosofía y hoy le sobran argumentos para afirmar que la concepción materialista de nuestra sociedad es la responsable de nuestra crisis socio económica. Dice que el alma no es ningún fluido etéreo que entra y sale del cuerpo, es la consciencia; y que hoy a todo se le ha desposeído de alma: a la naturaleza, al universo, a los animales y al hombre. Entiende la espiritualidad como una dimensión más de la vida que surge sencillamente de conectar con el fondo de uno mismo y darse cuenta de que tiene que ver con todos y con todo, argumentos que esgrime en su ensayo La rebelión de la consciencia (Kairós).


Nunca he entendido del todo eso del ser o no ser...
Es que tiene su miga. El ser está detrás del pensar,como lo está un dolor de muelas: el sentir. El ser es el testigo de cualquier experiencia.

El sentir depende del sistema nervioso.
Organiza, centra, focaliza la consciencia pero es muy probable que no la produzca. Filosóficamente defiendo que la consciencia es una propiedad del universo.

Alma, ¿es un sinónimo de consciencia?
Sí. Yo no creo que el alma sea una sustancia etérea que entra y sale del cuerpo. Hay que darse cuenta de la enorme importancia que tiene "ser" en este sentido hamletiano y espiritual básico. Si no te enteras del dolor, del goce, la duda... no hay nada.

Otro de sus temas es el estudio de la teoría de Gaia. ¿La tierra tiene consciencia?
Según esta hipótesis de James Lovelock y que secundó la prestigiosa bióloga Lynn Margulis, la tierra es una realidad viva y autoorganizada. La gran cuestión es si ahí puede haber una consciencia global.

¿Usted qué cree?
Que la consciencia es básica en el universo, que no es algo que emerge con la evolución. La consciencia es la base de todo, pero el materialismo filosófico nos ha llevado a creer que es irrelevante. Para Descartes los animales eran máquinas.

Hoy ya sabemos que no lo son.
...Pero nos ha costado mucho saberlo y se les ha infligido e inflige mucho sufrimiento debido a esa creencia. Todavía legalmente los animales son cosas, no seres. El materialismo ha machacado a los animales y ha degradado profundamente a los humanos.

Y ha ninguneado la consciencia...
Si, desde hace más de dos siglos. Hoy tenemos la tecnociencia que es poder, pero también es pérdida de sabiduría.

Defíname sabiduría.
Darse cuenta de lo esencial.

Por fin sé lo que es la sabiduría.
Pues hemos ido perdiendo pie en lo esencial de una manera tremenda. La conciencia, al no ser un objeto, no podía ser estudiada científicamente y se ha considerado algo místico, irrelevante, lo que equivale a considerar a los seres humanos no científicos, místicos e irrelevantes.

¿Y qué produce esa manera de pensar?
La deshumanización en el doble sentido: el de perder contacto con nuestra esencia, y el de dejar de ser humanos, es decir buena gente, porque si tú no valoras la conciencia del otro, si el otro es una especie de máquina, un amasijo de fluidos orgánicos y de cromosomas... ¿a ti qué te importa el otro?

Igual no es tan extremo el tema.
Los animales están considerados eso, pero ahí toparíamos con la autoconciencia.

Perdone pero primates, delfines, elefantes y hasta cuervos la tienen.
Y ahora han concluido que también los pulpos y los calamares. Sí, aunque nos los comamos deberíamos reconocer que ahí hay otro ser. Las tribus primitivas se los comen, pero antes les piden perdón.

No sé si es un consuelo...
El animal es la primera víctima propiciatoria del materialismo filosófico y por extensión el humano.

El "todo es materia" ya no se sostiene científicamente.
Pero nos quedamos con la idea de que todo lo que no es tangible es despreciable. El materialismo ve la conciencia como una ilusión de nuestra mente, pero si es un autoengaño, ¿quién se autoengaña? Es una teoría tan contradictoria que es increíble que se le de beligerancia.

¿Y por qué ha triunfado tanto?
Porque simplifica mucho, ha sido útil para desarrollar una ciencia material que ha conducido a la tecnología, y algo muy importante: elimina muchos problemas éticos.

¿De qué tipo?
Descartes le fue muy útil a la iglesia católica y al poder porque esa teoría permitió desposeer de alma a grupos humanos (indígenas, negros, mujeres, judíos). Desde el siglo XVII la gran mayoría de humanos eran cosas y solo algunos privilegiados tenían alma.

Entiendo.
Si nos damos cuenta de que somos consciencia, cuando conectamos con otro ser por la vía de la afectividad, del amor y la comunicación empática, tenemos la evidencia de que "el otro" también es un ser.

¿Y ser consciente de la consciencia varía algo?
Nuestro comportamiento. Y eso tiene una aplicación en la sociedad y en la política: no se puede estar en un capitalismo egoísta e individualista a ultranza si tienes en cuenta que el ser es lo que nos une a todos.

Sin categorías humanas, sin vips.
Un aislamiento psicológico basado en el tener, en el dinero, no te puede permitir ser feliz, porque la felicidad es compartir, conectar con los otros. La felicidad colectiva es la única felicidad posible.

¿Y si no?
Zombis, robots biológicos sin interioridad ni consciencia. No somos eso, por mucho que lo diga el sistema neocapitalista y los materialistas, aunque sean de izquierdas.
·······················
Compra el libro en Amazon.es:
La rebelión de la consciencia 
Notificar error


Leer más: http://www.lavanguardia.com/lacontra/20141104/54418890837/la-consciencia-es-una-propiedad-del-universo.html#ixzz3r0yHzIlz
Síguenos en: https://twitter.com/@LaVanguardia | http://facebook.com/LaVanguardia

Publicado por Claudio

viernes, 9 de octubre de 2015

Sentarse y sentirse

Me apropio por éste ratito de la frase "sentarse para sentirse" del Maestro Dokusho Villalaba, monje budista zen, para hacerles una invitación y así, llevar la práctica de zazen o meditación a la vida cotidiana justo donde estamos ahora.





Sentarse para sentirnos es la consigna y, a partir de sentirnos, comprendernos, aceptarnos y descubrir que así como somos es todo lo que hace falta saber a cerca de nosotros mismos en lugar de buscar, infructuosamente, ser otro.  O sea, al sentirnos, nos reencontramos con quien ya somos y soltamos a ese otro que tanto nos gustaría ser. Esto último explica  aquello de, las cosas como son . Más aún, cuando somos quienes somos sin tanto quiero o no quiero, lo que ya no necesitamos conservar (conductas, ideas, creencias, posturas insalubres) se lo va aprendiendo a soltar con menos dolor y sufrimiento. Por qué? por que quienes somos, no precisa ocultarse detrás de ningún personaje.
,
Cuando  dejamos hablar al cuerpo con el lenguaje que le es propio ( gestos, temblores, temperatura, suspiros, tensión, relajación, etc) nuestros músculos, huesos, corazón  o intestinos pueden comunicarnos lo que les pasa, lo que necesitan y cómo podemos ayudarlos, lo mismo que decir, ayudarnos, verdad?
Ya nos lo recordaban los sabios cuando profesaban: "La sabiduría se alcanza estando en silencio para aprender a escuchar".





¿Sabían que cuando escuchamos el cuerpo, y lo acompañamos sin invadirlo o juzgarlo y dejándolo que haga su camino según causas y condiciones, lo que estamos haciendo es, sanarnos?
Nos sanamos por que,  a diferencia de la mente que se mueve rápido y pugna por que todo se resuelva veloz y mágicamente, el cuerpo, por el contrario, tiene sus propios tiempos y formas los cuales, no siempre conocemos pues, nos falta la práctica diaria de sentirlo más a menudo y no sólo cuando las sensaciones son claras y evidentes como cuando tenemos, hambre, sed o cansancio.
Sanarnos es poner los caballos delante de la carreta y la carreta bajo nuestra sensibilidad, ya que nos hacemos cargo y responsables del modo en que nos tratamos y nos ocupamos de nuestra vida.

Partimos por reconocer la intención real de nuestras acciones. evaluando la voluntad o chi (energía) disponibles y por último, la forma en que hacemos realidad dicha intención a través del  cuerpo.
Se me ocurre que un paradigma que explica muy bien la dificultad por la cual nos cuesta bastante escucharnos es la que dictamina lo siguiente; ¿cuantas veces nos dijeron: pensa, pensa, pensa? Seguramente más de las que podamos recordar. Y, ¿cuantas, sentí, sentí, sentí? Probablemente muy pocas.
Lo que les propongo es balancear un poco nuestra vida y darnos mayor espacio para habitar el cuerpo sensitivo y emocional. El viaje no será sencillo pero si, maravilloso y enriquecedor.




Cuando sentimos nuestro cuerpo/mente/espíritu en concordancia o sea, al rimo del corazón, estamos practicando, quizás sin saberlo, el primer acto de compasión, respeto y cuidado que podemos realizar con un ser humano es decir,con nosotros mismos. Por lo tanto, imagínense lo mucho que podemos ayudar y comprender a los demás si comenzamos por casa/cuerpo a desarrollar y ejercer esas virtudes.

Entonces, sentarse para sentirse, caminar para sentirse, conversar para sentirnos, escuchar para sentirnos, recostarnos para sentirnos. La lista sigue y la pueden, si les parece, completar ustedes pero no la escriban, practiquen. Cuanto tiempo? toda la vida; acaso hay algo mejor que hacer que tratarnos bien?

Publicado por Claudio

martes, 29 de septiembre de 2015

Diálogos en el Sueño: DOKUSHÔ VILLALBA ROSHI. Maestro Zen.





Dokusho Villalba es Monje Budista Zen. En esta entrevista nos comenta cómo llevar a la vida cotidiana la práctica y comprensión del Budismo a través de zazen o, Meditación.



Publicado Por Claudio

jueves, 24 de septiembre de 2015

Cerrar los cíclos

Tal vez por estar fuertementen influenciados por la cultura occidental de creer que las cosas o las situaciones sólo suceden en forma lineal (pasado - presente - futuro), es por lo que en muchas ocasiones no podemos apreciar que la naturaleza, en cualquiera de sus formas, se manifiesta de modo circular o cíclico.





Cíclico es el movimiento estacional anual, cíclico es el movimeinto de los días con sus noches y cíclica es la vida en relación con la muerte, por ejemplo. Sin embargo y apesar de poder claramente entender estos conceptos, no dejo de observar lo difícil que se vuelve poder tomar la decisión de concluír un período, terminar un encuentro, o partir hacia otros rumbos dejando en el camino pesados rastros de dolor o sufrimiento. Probablemente, una causa sea lo que mencione más arriba, el ver e interpretar la vida y sus múltiples manifestaciones como una larga y finita línea, en lugar de alcanzar la justa comprensión de que todo y todos, nos movemos en una eterna espiral construída de infinitas pequeñas espirales.

La práctica de la meditación zen o zazen, estar atentos y concentrados a nuestras acciones, palabras o pensamientos, puede ayudarnos a experimentar el órden cíclico de la vida de una manera más práctica o menos traumática si, por ejemplo, observamos ese movimiento en las tareas de la vida diaria.
Comienzo por ejemplificar la cuestión mencionando, rápidamente, la forma en la que accedemos a sentarnos en zazen y cómo al concluír la práctica salimos de ella. Nos detenemos delante de nuestro zafu, almohadón de meditación, haciendo gassho con las manos unidas delante de nuestra naríz, luego nos sentamos con las piernas cruzadas y la columna recta de cara a la pared. Suena una campana tres veces para dar comienzo formal a la práctica , y permanecemos allí durante algunos minutos hasta que la campana vuelve a sonar una vez anunciando el cierre. Paso siguiente, nos estiramos, nos levantamos acomodando el zafu y finalizamos volviendoa a hacer el gesto de las manus unidas (gassho) Es decir, como comenzamos, terminamos.

Ahora bien, y suponiendo que muchos de ustedes no practiquen zazen, ¿cómo pueden hacer conciente el comienzo, desarrollo y final de alguna actividad para que de esa manera se vea y perciba la naturaleza circular de las cosas? Pues bien, podemos usar como ejemplo el acto de tomar una tijera para cortar algún material y luego devolverla a su sitio. También, hecha la lista del supermercado, nos dirijimos hacia allí y, a medida que vamos encontrando lo que buscamos, lo tachamos de la lista. Luego y una vez en casa, el cíclo termina cuando logramos acomodar las cosas compradas en su lugar. Otro ejemplo. Compramos los alimentos, los manipulamos para cocinarlos, los comemos, para lo cual hacemos uso de varios utencillos, ollas o sartenes. Algo después,concluímos la secuencia lavando todo y depositando cada elemento en su lugar. A propósito de éste último ejemplo, hay un momento del día que suelo vivir con mucha intensidad esto de ser parte del ciclo de las cosas y es, precisamente, al terminar de almorzar cuando, luego de lavado todo y acomodado los cacharros en sus estantes, observo complacido y hasta maravillado, que ese final de ciclo dar lugar a otro que es, el comienzo de la tarde, donde el sol se cuela por alguna ventana y el sielncio y la calma dan la bienvenida al sosiego de la siesta;  apropósito de estadíos, con la siesta se cierra el almuerzo y con ella el comienzo del final de la tarde.
Algo más cerca y a mano es la respiración pues, al tomar el aire el ciclo inicia y finaliza al soltarlo.

Por el contrario, cuando no concluímos los hechos o cosas, y vamos relegando el compromiso asumido, tarde o temprano tendremos que volver sobre nuestros pasos para darle un cierre al asunto, verdad? Pero lo que suele suceder es que regresamos sobre las cosas no terminadas con un dejo de fastidio y un agregado extra de energía con el que sera preciso contar para poder acabar con el trabajo. Para mi, al menos, esto supone un desperdicio de tiempo y energía que, por otra parte, tampoco me ayuda a lidear con mi ego, ya que si todo debe ser hecho únicamente a mi antojo, un buen día acabaré por tener que saldar una deuda más grande aún de la que supone dar por finalizado lo que en algún momento comence a su tiempo y forma correctos.
Un viejo monje explico estos asuntos diciendo: Una cosa después de la otra. Uno, luego dos, después tres..." Esa es la práctica del camino Budista que se haya justo aquí donde estamos.

No serán pocas las veces en las que queramos cerrar una puerta pra abrir otra producto de que las circunstancias no nos serán favorables. En esos casos se me ocurre que podemos aprovechar para practicar un par de virtudes; por un lado la paciencia, para saber esperar a que todo se acomode y pueda continuar con su rumbo y por otro, la humildad al comprobar como no siempre las cosas cuadran según lo planeado quedando sujetos a nuestro entorno.





A lo dicho, pueden ustedes sumar la cantidad de situaciones que se les ocurra, por supuesto pero, siempre que tratemos de aprovechar cada instante para volver a involucrarnos con nuestra naturaleza siempre activa, aún en la quietud, y siempre cambiante, ya que al hacerlo, quizás, podamos aprender a transitar con menos angustia los cambios profundos que suponen una separación, un despido laboral, una mudanza o la muerte de algún ser querido. Esas circunstancias, aunque porpias de la condición humana, solemos vivirlas con suma trascendencia al considerarlas hechos extraordinarios que conmocionan nuestra rutina adormecida de hábitos mecánicos y poco corazón. Si bien coincido en que muchas veces nos vemos desbordados por algún episodio de éste tipo, no dejo de pensar que, probablemente, una causa sea el no permitirnos ver cómo lo magno se presenta en lo mínimo y visceversa. Y es que si podemos ver que en la nimiedades lo ciclíco está siempre presente, también lo podremos ver y vivir con algo menos de pesar en lo relevante.

En palabras del Maestro Zen Dogen, la cuestión puede resumirse diciendo: "Dejar la cocina como si nunca hubiesemos pasado por allí" Gassho

Publicado por Claudio

martes, 8 de septiembre de 2015

El maestro





El maestro Zen es el amigo espiritual que te ayuda a descubrir lo esencial en ti mismo, que te guía por los vericuetos de tu propia mente y te enseña a plantar en tu conciencia las semillas de  una realización espiritual que te permita descubrir por ti mismo tu auténtica naturaleza.
En Japón, en China, Europa o América, aquellos que quieren estudiarse a sí mismos siguiendo la Vía del Zen, siempre han buscado un maestro, un amigo espiritual. Un maestro Zen es como un guía de montaña que se conoce la ruta por que ha subido y bajado muchas veces por ella. te ahorra tiempo, te ayuda en los momentos de desaliento y te alerta sobre los pasajes difíciles.
Estudiar con un maestro Zen no significa renegar de la propia responsabilidad en la práctica de la Vía de Buda. El estudiante debe practicar por él mismo, siguiendo las indicaciones de su maestro.El maestro es el dedo que señala la luna, pero es el alumno quien debe mirar la luna. El estudiante debe experimentar la enseñanza del maestro de lo contrario esta enseñanza se vuelve inútil.

La relación con el maestro la podemos enfocar de dos puntos de vista:
A) Como simple practicante. Es decir, sin crear fuertes vínculos personales con él, oyendo sus enseñanzas y consejos e intentando seguirlo como cuando se oye un profesor de universidad. El estudiante recibe una enseñanza objetiva, la técnica de la meditación zen o zazen, los principios Budistas Zen. Al no haber creado un fuerte lazo personal con el maestro, el estudiante no corrobora su comprensión con la comprensión del maestro quedando sujeto a su sola interpretación. Esto es como cuando entablamos una relación informal con alguien sin compromiso ni reglas.

B) Como practicante discípulo. Existe un acto íntimo en el cual el practicante solicita al maestro ser aceptado como discípulo. A partir de aquí la relación comienza a volverse más profunda. El estudiante no espera ya una enseñanza teórica, sino, una educación plena de sus potencialidades intelectuales, emocionales, existenciales, etc.
La relación Maestro-discípulo se vuelve mucho más íntima, más profunda, más comprometida. El discípulo acepta que el maestro meta los dedos en sus tripas.

Existen reglas  de buen hacer, normas de comportamiento en la relación Maestro-discípulo. El maestro deja de ser profesor de Zen, su enseñanza no se limita ya  a los momentos de práctica en la sala de meditación, sino, que continúa en todas las circunstancias de la vida cotidiana: en la calle, en el bar, en la mesa, en el trabajo,en el descanso, etc.
Lo importante cuando se quiere practicar con la actitud de discípulo es cultivar la receptividad hacia el maestro y permanecer a su lado el mayor tiempo posible, practicando, trabajando, riendo, llorando con él. de esta manera, el espíritu del discípulo se impregna naturalmente, inconscientemente del espíritu del maestro; ambos se convierten en dos vasos comunicantes: Si entramos en una habitación impregnada de aroma a rosa, nuestra ropa se impregnara también sin saber cómo.

En el Zen un verdadero maestro es aquel que ha recibido la transmisión del Dharma de otro verdadero maestro Zen quién a su vez también lo ha recibido de otro verdadero maestro Zen y así, remontando hasta llegar al propio Buda Sakiamuni. Así pues, no es uno mismo quién se proclama maestro Zen.

Palabras del Maestro de la escuela soto Zen Dokusho Villalba.

Nota: En mi recorrido por la práctica de la meditación zen o, zazen, contar con la presencia de un maestro Ricardo Dokyu y una maestra, no quiero olvidar a Adriana Etusho con quién he transitado la costura del Rakusu para la toma de preceptos en el año 2011, es un privilegio que no se puede mensurar. Solo puedo decirle a ambos: Gassho, de mi corazón al de ellos por lo que me han transmitido siempre.

Publicado por Claudio

miércoles, 12 de agosto de 2015

El gesto justo





Gassho: Esta palabra de origen japonés, designa el gesto de unir las manos delante de la nariz con los codos paralelos al suelo, los pies juntos para luego  inclinarnos en un acto de respeto hacia uno mismo como hacia las demás formas de la existencia. Dirige el espíritu por encima del ego y de las consideraciones personales. Gassho crea armonía entre los seres, por muy diferentes que sean. Cuando la acción es justa, el mundo se vuelve justo.




La posición de las manos influyen en el cerebro. La mano derecha está en relación con el mundo conceptual racional y masculino, mientras que la mano izquierda corresponde al mundo de la intuición, la creatividad, lo femenino. De este modo, al hacer gassho unimos ambos lados y hemisferios en un intento de recobrar la conciencia de unidad.
En un principio puede que su práctica nos resulte un tanto mecánica por no estar familiarizados con ella pero, si nos damos el tiempo de practicarla, descubriremos cómo nos puede ayudar a pulir nuestras asperezas; nos vuelve más íntegros y dóciles con nosotros y el universo.





Tanto a la hora de sentarnos en zazen, como al comienzo y al final de mis clases de Chi Kung, practicamos este gesto. Un gesto que, aunque nos encontremos en otras muy diversas ocasiones, podemos practicar aunque no lo exterioricemos. Bastara con sentir que estamos dándonos desde el corazón si gassho es lo que motiva dicho saludo.
En palabras del maestro Taisen Deshimaru: "Esta postura revela y pone de manifiesto la actitud original del ser humano ante el universo. cuando el ser humano ve de verdad la gran tierra sobre la que camina, cuando la lluvia y la tormenta le traen agua, cuando el sol le ofrece calor y cuando el viento transporta las nubes, siente el mayor respeto hacia todo lo que lo rodea.
Esta postura despierta naturalmente el comportamiento inicial del ser humano frente a la naturaleza de todas las cosas".
Gassho, de hecho, es lo más importante que existe en nosotros, que se dirige  a lo más respetable que existe en el otro.

Publicado por Claudio

miércoles, 5 de agosto de 2015

Aprender es desaprender





La práctica diaria de zazen  nos enseña que aprender es desaprender, despojarse o dejar ir. Pese a ello, estamos muy condicionados a que, aprender sea, casi el único camino. Como si la luz pudiese existir sin crear su sombra.
Pasamos buena parte de la vida acumulando cosas, conocimientos, experiencias, relaciones...Es tanto lo que metemos dentro nuestro que llega un día en el que ya no podemos distinguir el que somos del que hemos construido, también llamado "yo" o personalidad.

Aprender y desaprender no son contradictorios, sino, complementarios. Aprender requiere de estar vacíos de todo conocimiento o claridad, de ahí que solemos denominarnos alumnos, el que aún no está iluminado.
Aprender es una buena oportunidad para practicar la humildad y dejarnos llevar por la incertidumbre del, no sé. Una aventura que requiere el coraje de dejar atrás todo lo hasta ese momento conocido.
Pese a todo y a medida que vamos adentrandonos en la práctica de la meditación zen o, zazen, vamos reconociendo que, en realidad, cada paso dado o cada comprensión alcanzada, se da sólo cuando aprendemos a desaprender, a soltar. Soltamos aquello que ya no necesitamos, lo que a caducado como conducta, idea, creencia, o postura.
Entonces, es ahí cuando la conocida frase de, "el maestro llega cuando el alumno está preparado" se concreta. El maestro aparece para guiarnos, acompañarnos. Él camina a nuestro lado enseñándonos sin enseñar, haciendo sin hacer osea, sin metas o expectativas de logro alguno. El está allí, delante nuestro, para que aprendamos a vernos reflejados en su rostro, en su silencio, en su acción justa y precisa. Por lo tanto, no es él quien debe ser visto, observado o indagado, somos nosotros a través de su enseñanza.
Como alumnos o practicantes, abiertos a recibir dicha enseñanza, vamos transitando el camino que yace bajo nuestros pies pero que sólo nosotros podemos trazar y caminar.
Aprendemos andando y desandando; cortando y pegando, tomando para luego soltar, riendo y llorando, perturbados y calmados. Como diría el maestro Dogen, abrazar las contradicciones es el camino de la vía de Buda.

Publicado por Claudio

viernes, 10 de julio de 2015

Como el agua calma

Dijo un maestro zen: " leer y escuchar es quedarse en el exterior, pero hacer zazen (meditación) es volver a casa a sentarse en paz"





Volver a casa, retornar al origen, son frases muy propias de la práctica Budista, a través de las cuales se trata de explicar eso de volver a encontrarse con uno mismo para olvidarse de uno mismo y así, retornar a la unidad con todo y todos.
Bien, vamos a coincidir en que cada quién hace, piensa y habla la mayor parte del día yendo de aquí para allá atareados en una y mil cosas sin caer en la cuenta de cuanta energía derrochamos por aferrarnos a cosas, personas, lugares, como a cada rol que ejercemos convencidos de ser eso y solo eso. Tanta dispersión no puede sino, desarmarnos en cientos de pedacitos, colocando la cabeza por un lado, el cuerpo por otro y el corazón o el espíritu...vaya uno a saber por donde. Tanto alejarnos de nosostros mismos nos debilita, nos enferma y nos vuelve agresivos, insatisfechos y atemorizados.

Entonces, que tal si por un ratito paramos y dejamos a un lado toda esa carga y nos sentamos en silencio para escucharnos, para sentirnos, para mirarnos pero de verdad, dejando que vaya retornando la calma para que el agua, nuestras aguas, una vez aquietadas, nos permitan ver el fondo, el sedimento o, lo que es lo mismo, todo nuestro bagaje. Al hacerlo y practicarlo a diario, probablemente, logremos comprobar cómo la balanza se va moviendo hasta ir alcanzando un poco de equilibrio entre todas esas ocupaciones y corridas diarias y la calma, la paz interior. Centrarnos para darnos una nueva oportunidad de juntar todas esas partecitas diseminadas.

No se, se me ocurre que tomar la decisión de estar unos minutos a solas con nosotros mismo nos puede dar acceso a entrar en la realidad para verla tal cual es, sin buenos ni malos, lindos o feos absolutos, aprendiendo a soltar,  a hacer sin apropiarnos, a decir sin creer que somos los dueños de una verdad irrefutable; a pensar o dicernir junto con el cuerpo, con el corazón.
En última instancia, a través de zazen podemos llegar a comprender que somos y existimos. al igual que el universo en su conjunto, en interrelación con todo y todos los demás y que como el tiempo, estamos pasando.

Publicado por Claudio

domingo, 21 de junio de 2015

El sendero es uno mismo





Sidarta Gautama Buda, enseño lo que se conoce como las cuatro nobles verdades que son.

"Existe el sufrimiento".
"Las causas y condiciones que lo provocan".
"La fe o confianza en alcanzar la iluminación o comprensión al hallar un método que nos permita erradicar dichas causas y, por último, el octuple sendero que conduce a poder evitar el acto de repetir todo aquello que nos mantiene en la ignorancia, el odio o el deseo interminable por encontrar la felicidad.

A raíz de esto, en nuestra última práctica de zazen donde conversamos a cerca  del sendero octuple, una de mis compañeras de práctica comento un suceso cotidiano que se ajustaba muy bien a dicho punto.
Ella dijo: luego de notar en repetidas ocasiones que cada vez que dejaba de usar mis lentes no lograba encontrarlos pensé, a partir de ahora voy a prestar mayor atención y los volveré a colocar en el mismo lugar de donde acostumbro sacarlos.
¿cómo encaja este acto con el octuple sendero? Bien, en primer lugar, permitanme recordar esos ocho caminos posibles de llevar a la práctica en nuestra vida diaria.

"La visión correcta" o, las cosas como son, ni buenas ni malas, ni lindas ni feas. Como son.
"El pensamiento correcto".
"La palabra correcta".
"La acción correcta".
"El modo correcto de ganarse la vida".
"El esfuerzo correcto".
"La atención correcta".
"La concentración correcta".
Quiero, antes de proseguir, aclarar que correcto no es, en este caso, sinónimo de bueno. Correcto es todo aquello que se puede realizar, decir o pensar en el aquí y ahora bajo las condiciones, capacidades y circunstancias presentes. Sin adjetivos o fórmulas preestablecidas.
Volviendo a lo que mi compañera narro, veamos cómo ese simple acto cotidiano, le permitió transitar por los ocho senderos.





Partiendo de"ver correctamente" lo que le ocurría, aplico la "atención correcta" al notar que olvidaba recordar dónde dejaba sus lentes luego de usarlos.
"El pensamiento correcto" la llevo a tomar la determinación de estar "correctamente concentrada" para ver dónde los dejaba y así devolverlos al mismo lugar de donde los había sacado. Esto, invariablemente, la condujo a la "acción correcta" pues, de ahí en más, utilizaría el "esfuerzo correcto" para dejar los lentes en su estuche y así ahorrarse la pérdida de tiempo y el mal humor por no encontrarlos.
"La palabra correcta" la practicó al compartir con nosotros, sus compañeros de zazen, su, darse cuenta.
Por último, si bien la tarea que desempeña y por la cual usa sus lentes no le redundan ningún beneficio económico, sus hermosos tejidos en telar que con amor y disfrute realiza, acaban por llenarla de placer no sólo, por la tarea en sí misma, si no también, por el enriquecimiento humano y espiritual que le significa el compartir sus bellas ropas con los seres que tanto ama. Es decir, un "modo correcto" de ganarse la vida.

Para quienes abrazamos estas prácticas Budistas, poder transitar paso a paso, al menos uno de los ocho senderos, nos permite comprobar cómo los demás también están incluidos cada vez que pisamos éste hermoso suelo aquí, donde nos encontramos  y con lo puesto.

Publicado por Claudio

domingo, 19 de abril de 2015

La verdadera naturaleza de las cosas





Suele decirse que la verdad o realidad no puede expresarse con palabras o transmitirse a través del lenguaje. Esta es, también, una de las creencias comunes en la tradición zen.
Hay una frase que dice: " Sentir el frío y el calor por uno mismo" De manera que por más que alguien nos cuente como es la temperatura del agua, para no dejarse influir por las palabras, habrá que sumergirse y experimentarlo por uno mismo. Dentro de la tradición zen es importante entender las cosas por uno mismo a través de experiencias personales directas.
Es importante que las personas experimenten de forma directa a través de los sentidos de la vista, el oído, el gusto y el tacto.

Las palabras tienen una capacidad limitada para transmitir las experiencias directas. La tradición zen reivindica que es imposible explicar con palabras los sentimientos y los conocimientos igual que no es posible explicarse lo que hay en la mente ni que se siente al lograr el despertar. Por eso, se habla en "no confiar en las letras", "transmisión fuera de las escrituras" y "transmisión de corazón a corazón"
El maestro Dogen Zen ji, fundador de la escuela Soto zen en Japón, comparte este punto de vista esencial. Pero también y aunque parezca contradictorio, valora mucho la función de las palabras, siempre que éstas, no se limiten al terreno intelectual sino, como un método que permita cortar los condicionamientos culturales y poder así, ir más allá de dicho orden intelectual para dar lugar a la experiencia directa.

Texto basado en palabras del Reverendo Tairyu Tsunoda

Universidad de Komayagua - Japón

Publicado por claudio

domingo, 29 de marzo de 2015

Entrevista al monje Ricardo Dokyu "El camino del Budismo Zen"




En 1984 comenzó sus primeros pasos en la práctica del Zen en Brasil en el estado de Minas Gerais. en el 2007, estableció la Asociación Budista Soto Zen Argentina. Foto:Gentileza Ricardo DokyuEn 1984 comenzó sus primeros pasos en la práctica del Zen en Brasil en el estado de Minas Gerais. en el 2007, estableció la Asociación Budista Soto Zen Argentina. Foto:Gentileza Ricardo Dokyu


“Un hombre puede conquistar en la batalla miles y miles de hombres, pero aquel que se conquista a sí mismo, sólo él, ese es el más grande entre los conquistadores”, Gautama Buda.

Viste con prendas oscuras, permanece silencioso, parece de pocas palabras aunque utiliza las justas. Sonríe, mucho, en algunos momentos ríe. Su mirada, su rostro son serenos. Ricardo Dokyu es monje budista zen y estuvo en Santa Fe para brindar una jornada de introducción al zazen y dictar un taller de an-ma (masaje japonés) en el Espacio/Estudio Cultural de Daniel Peña. Aquí repasa su camino, mientras emana sabiduría.

—¿Por qué eligió el Budismo Zen y en qué momento de su vida sucedió? 

—Más que elegir diría que he tenido un encuentro con el Budismo Zen.
Tenía 24 años, estamos hablando del siglo pasado. En el año 1984 quien después fue para mí, mi primer maestro, fue a Buenos Aires por una semana a dar unas charlas sobre Budismo Zen y de casualidad o causalidad fui a una de esas charlas invitado por una amiga practicante.
Meses después, mi amiga se fue a Brasil, a la ciudad de Belo Horizonte, donde funcionaba un centro de práctica de zazen y una clínica de acupuntura formada por mi primer maestro Higarashi Ryotan, quien ya venía desarrollando la difusión del Budismo Zen en Brasil. Y así como fui a la charla por sugerencia de mi amiga fui a Brasil también, pensaba quedarme un mes y me quede un año y medio. Así que mis primeros pasos en el budismo zen también están relacionados con la práctica del Shiatsu (masaje terapéutico japonés) que aprendí en aquella época.

—¿Cómo llegó a ser monje y qué supone?

—Bueno, en ese primer período que viví en Belo Horizonte junto a mi maestro, en la vida cotidiana, es que despertó el deseo de ser monje. ¿Y que supone? Nada. Creo que ser monje es el camino de retorno al ser simple. De ahí la práctica budista en la vida cotidiana, porque es en esta vida de todos los días donde nos tornamos seres naturales, despojados de preconceptos tales como: me gusta no me gusta; mío tuyo; quiero no quiero; blanco negro; arriba abajo; etc

—¿Encuentra dificultades en recorrer el camino en Occidente?

—Creo que la ciudad es un buen lugar de entrenamiento. Viví 2 años en Brasil, en Ouro Preto en el monasterio Pico de Rayos y 10 años en Japón, de los cuales 6 años viví en un Templo en la ciudad de Nagoya, donde conocí a mi segundo maestro Nakamura Doyu y 4 años en el monasterio de Eiheiji, uno de los templos matrices de la Escuela Soto fundado por el maestro Dogen en el año 1244. Lugar donde concurren todos los monjes de Japón a pasar un período de práctica en el estilo tradicional de la Escuela Soto. Y allí también es un buen lugar de entrenamiento.
Dificultades - facilidades es parte del recorrido de un camino. Y ahí está la práctica cotidiana, en no detenerse en las “dificultades” o las “facilidades”. Hay una expresión Zen que dice: “El camino comienza debajo de nuestros pies”.






La mente atenta

—¿Cuál es la diferencia entre Escuelas?

—Si por diferentes Escuelas te refieres a las diferentes ramas del Budismo, por ejemplo: Budismo Tibetano, Budismo Coreano, Budismo Chino, Budismo Japonés, etc, la diferencia está en que el Budismo nació en India y se propagó por diferentes países donde fue tomando la característica de cada país, por eso para identificarlo tomó también el nombre de procedencia. Además dentro de cada rama de Budismo hay diferentes Escuelas.
Pero creo que el punto está en encontrar el estilo o la Escuela que uno se siente afín para realizar la práctica más que en buscar las diferencias.

—¿Qué es la práctica zazen y cuáles son los beneficios?

—La práctica de zazen es una de las prácticas principales de la Escuela Soto del Budismo Zen que proviene de Japón. El zazen o la meditación zen es una práctica en posición sentada, con las piernas cruzadas sobre un cojín o zafu, como se dice en japonés, manteniendo la columna erecta y la atención en la postura y la respiración durante un período de tiempo. Ya desde la época de Buda se habla del desarrollo de la atención de la mente en las cuatro posiciones: de pie, andando, sentado y acostado. En consecuencia, podemos observar el zazen como una práctica para el desarrollo de la mente atenta en la actividad diaria por un lado y por el otro podemos observarlo como la práctica de la observación directa de la realidad. O sea, la práctica que trasciende la mente discriminatoria: bueno malo; lindo feo; me gusta no me gusta; quiero-no quiero; mío tuyo; ganancias pérdidas; dificultades facilidades; etc. Este estado de la mente inestable, caprichosa va de un deseo a otro manifestándose a través de nuestros pensamientos, de nuestras palabras, de nuestro cuerpo causando ira, codicia e ignorancia. Por lo tanto, ver la realidad directamente es ir más allá de esta mente discriminatoria. Y principalmente zazen es la práctica de la liberación del sufrimiento, dolor o aflicción de la mente que causa este estado.
Los beneficios de esta práctica además de los que he mencionado anteriormente, nos ayuda a cultivar la paciencia, el esfuerzo, la pers everancia. Calmando la mente, saliendo de la idea egocéntrica, desarrollamos la capacidad de ver al otro, lo que nos permite comprender al otro. Y así realizar la práctica de zazen junto con todos los seres.
En el ámbito terapéutico, zazen es una práctica recomendada para ayudar a las personas para mejorar y asistir en determinados estados de desequilibrio de la salud, como por ejemplo: ansiedad, depresión, cáncer, stress, insomnio, presión alta, etc.

El equilibrio

— Tiene alguna mirada reflexiva sobre los tiempos que corren y alguna sugerencia constructiva.
— Los tiempos no corren, los que corremos somos nosotros y ahí está el asunto. Como terapeuta de Shiatsu veo con frecuencia jóvenes a partir de la edad de 25 años aproximadamente con dolencias en el cuerpo causadas por el stress, como dolores de cabeza, cuello, espalda, insomnio, ataques de pánico, etc. Cuerpo y mente son dos cosas que no están separadas. Hay una tendencia a ir en dirección al mundo del tener y correr tras las posesiones alimentando la mente del deseo que va de un lado hacia otro, como un barco a la deriva, buscando en el afuera y apegándose a objetos transitorios.
En esta carrera, nos olvidamos del mundo del ser y en consecuencia se crea un desmesurado desequilibrio entre estos dos mundos, generando tensiones tanto en el cuerpo como en la mente.
Para mantener este equilibrio es necesario cuidar el cuerpo a través ejercicios como caminar, nadar, etc.; o de diferentes disciplinas que combinen la respiración con el movimiento como el Tai Chi, el Chi kung, el Yoga, etc.; y la meditación para mantener la mente flexible. Estar en contacto con la naturaleza y cultivar el mundo de los afectos también es importante.

Entrevista realizada por el Diario  El litoral.com
Ana Laura Fertonani
cultura@ellitoral.com


jueves, 12 de marzo de 2015

Retiro de Meditación


Una mujer que participaba de un retiro de meditación o sesshin, preguntaba cada día a su maestro:  ¿qué es el zen? A lo que su maestro contestaba con un contundente silencio.
Uno de esos  días, la mujer  decidió limpiar los baños donde el retiro se realizaba como un gesto de humildad. Sin embargo, su maestro no hizo ningún comentario al respecto por lo que la mujer penso: “si puedo limpiar el baño aquí también puedo hacerlo en cualquier otro lado” Su maestro, al escucharla dijo: “eso es el zen”





Nota: Cuantas veces nos encontramos pasando por situaciones similares al creer firmemente que, una práctica sólo es posible en ciertos espacios y condiciones cuando, la verdad, es que dicha práctica, en este caso zazen, se realiza donde sea que nos encontremos, justo aquí y con lo puesto.
Por lo tanto, recordemos que, Zazen, no es lo que quiero o rechazo. Zazen no es la búsqueda de mérito, premio o castigo.
Zazen es estar con lo que ahora es, y sucede. Solo así podemos ver y saber cómo, en realidad, son las cosas, las personas, sin juicio, sin crítica. 
Zazen es la mirada profunda, clara y plena de lo que es para poder romper con los condicionamientos de: "Quiero que sea sólo como me gusta o de lo contrario..." únicamente aceptando lo que es y atravesándolo se ES. 

Texto basado en un relato del libro “el zen sin maestros

Publicado por Claudio

sábado, 7 de febrero de 2015

Que es el Chi Kung y como practicarlo

                        

                    

                                            


Publicado por Claudio

jueves, 1 de enero de 2015

zazen y acupuntura

Existen múltiples puntos en común entre la acupuntura y la práctica de zazen.
En este artículo quiero acercarles la relación que existente entre amabas disciplinas.

Ante todo, es necesario mencionar que la Medicina Tradicional China abarca diversidad de tratamientos como: acupuntura, hierbas, moxibustión, chi kung y masajes.
Por otra parte, el zen es una vía también milenaria y que, de alguna manera, practica la "sanación" de uno mismo, al equilibrar la mente y el cuerpo con todo lo que nos rodea.

Como deducirán, no se puede abordar la totalidad de los alcances que ambas disciplinas contienen dentro de este breve escrito, solo realizare una aportación básica al respecto.
Debido a que la postura de zazen fue explicada en entradas anteriores, solo mencionare que toda la postura de forma global es importante. Para poder realizar este estudio, voy a centrarme en ciertos puntos que durante la postura de zazen se benefician con ella.




                                                           
Entre la tierra y el cielo

El hombre es el resultado de la interrelación entre las energias del cielo y de la tierra, siendo la verticalidad una de sus características. Esta verticalidad se ve reforzada durante zazen permitiendo al ser humano "crecer" o evolucionar desde la tierra hacia el cielo.
Si prestamos atención, la postura de zazen consiste en un triángulo cuyo vértice superior se encuentra en la coronilla y la base, es otro triángulo formado por la pelvis y las piernas cruzadas una sobre la otra en lo que se conoce como postura del loto.

El punto base o raíz llamado "Hui yin", se encuentra entre el ano y los genitales. El más alto de ellos, en la coronilla, se denomina "Ba hui".
Es interesante observar que no es un dato menor que la postura adoptada durante zazen, esté conformada por dos triángulos pues, coincide con un número muy valorado dentro del Taoísmo, el número tres pues, el tres, es considerado el número por excelencia ya que es la resultante del movimiento del tao dando lugar al dos, la dualidad o los opuestos complementarios y estos, a todo lo que existe en el universo.
El tres, también se encuentra en otras culturas como por ejemplo: Padre, hijo y espíritu santo.
Brahama, Shiva, Vishnu o, naciemiento, vida, muerte. Hombre, mujer, hijo. Cabeza cuerpo, extremidades.

Vayamos ahora, a los tres primeros puntos de acupuntura que se estimulan durante zazen.
"Hui yin" ya mencionado, y "Zusan li", ubicado debajo de las rodillas sobre la cara externa de la tibia. Durante zazen, estos tres puntos se presionan permitiendo alcanzar un mayor enraizamiento cuerpo, mente. "Zusan li", es considerado un punto muy importante a través del cual se realizan estímulos para mejorar diversos trastornos orgánicos, sobre todo a nivel digestivo ya que es el punto número 36 de estómago.


 


Tocar la tierra, concreta y simbólicamente durante zazen, es tomar conciencia del camino que se busca recorrer y sobre el que tratamos de asentarnos pero, comprendiéndo que se lo transita en constante movimiento y trasnformación. En pocas palabras, estar en el mundo sin aferrase a él.
"Hui yin" es presionado por el propio acto de estar sentado sobre el zafu (almohadón de meditación) y cuyo signidado es: "reencontrar la energía Yin o terrestre".
Estos tres apoyos brindan un sólido soporte a la columan vertebral.


                                     


La columna debe ubicarse de modo que se marque una pequeña curvatura a nivel de la cuarta y quinta vértebra lumbar para luego ascender en línea recta hasta la cabeza.
En dicho espacio se encuentra "Yao yaguan" punto 3 del meridiano vaso gobernador. El mismo, activa la enrgía Yang hacia el cerebro.
La apertura de esta zona dirige la energía hacia la cabeza abriendo el canal medular dando posiblidad de elevar la consciencia hacia "Ba hui" en la coronilla o, lo que es lo mismo, acceder a la "energía celeste" También, siendo el lado opuesto y complementario de "Hui yin", unifica la tierra y el cielo.
Lo mundano y lo divido sintetizado en la condición natural humana.



       

                                                          


Continuando con la columna, al recoger el mentón se estira la cervical abriendo "Fengchi", punto 20 del meridiano de vesícula biliar también denominado "estanque de los vientos". Se encuentra en un hueco debajo del occipucio o base del craneo a ambos lados de la nuca y, "Fengchu" punto 16 del meridiano vaso concepción, en la base del craneo sobre un tendón muy fuerte de la nuca conocido como: "taller de los vientos"Estos puntos se estimulan para permitir liberar la energía estancada en la cabeza por ello, suele decirse que durante zazen, al tener la nuca estirada, "los vientos no se estancanpermitiendo un mejor flujo de sangre, oxígeno y líquidos corporales hacia la
  




Respiración

Durante zazen, la respiración es suave, profunda, el diafragma desciende creando una presión en la zona abdominal sobre un punto muy importante denominado "Qi hai" o, Tan tien, ubicado a cuatro dedos por debajo del ombligo conocido como: "Mar de las energías". En todas las disciplinas marciales se hace principal hincapié sobre esta zona pues, es considerada el sitio energético central del cuerpo.
La respiración alimenta y refresca "Qi hai" estableciendo un flujo constante de energía vital hacia todo el cuerpo y el lugar donde "El cielo"(la mente) se aquieta al dejar pasar las nubes (pensamientos) pudiendo de ese modo "ver" las cosas como son.

Existen otros dos meriadiano denominados "Du mai" y Ren mai" que se extienden por detrás y por delante del cuerpo de abajo hacia arriba dividéndolo en dos hemicuerpos, respectivamente.
Estos meridianos son cosiderados por la medicina tradicional china como los depósitos de energía yan y yin del cuerpo, al que abrevan todos los demás meridianos cuando estos necesitan reabastecerse.

"Du mai" nace en el coxis ascendiendo por la columna vertebral hasta lo alto del craneo, para luego descender por el rostro hasta adentrase en la boca y terminar en el paladar superior. Es considerado como la enérgía del cielo, de los antepasados, o heredada.

"Ren mai", nace entre el ano y los genitales y sube por delante hasta terminar debajo del labio inferior. Es consideradocomo la representación de la energía de la tierra y el tiempo presente.



                                                                      

A estos dos meridianos los rodea a modo de cinturón  "Chong mai" o , "mar de todos los canales"
el cual es estimulado también, por la respiración.

Por último, los puntos aquí mencionados entre muchos otros, al ser estimulados por la postura de zazen, pueden permitir que la circulación energética encuentre los canales apropiados por donde circular, dando lugar a una mejor relación cuerpo, mente y aumentando las defensas de todo el organismo.

Durante zazen se educa el espíritu a través del cuerpo, se llega a lo inmaterial desde lo material. Esto significa que podemos ir más allá de nuetras ataduras terrenales hasta alcanzar la comprensión o despertar.
despertar que, como en el zen, la medicina tradicional china, no busca forzadamente alcanzar sino, que es algo que va sucediendo paulatinamente y al mismo tiempo que se practica y es que, como reza un proverbio zen. " Todo a de ser trascendido aquí y ahora pues, nada hay por encima o debajo del zafu.

Texto basado en una publicación de la ya desaparecida revista "Zen" de la sociación zen de catalunya, Barcelona, España.

Publicado por Claudio