martes, 8 de septiembre de 2015

El maestro





El maestro Zen es el amigo espiritual que te ayuda a descubrir lo esencial en ti mismo, que te guía por los vericuetos de tu propia mente y te enseña a plantar en tu conciencia las semillas de  una realización espiritual que te permita descubrir por ti mismo tu auténtica naturaleza.
En Japón, en China, Europa o América, aquellos que quieren estudiarse a sí mismos siguiendo la Vía del Zen, siempre han buscado un maestro, un amigo espiritual. Un maestro Zen es como un guía de montaña que se conoce la ruta por que ha subido y bajado muchas veces por ella. te ahorra tiempo, te ayuda en los momentos de desaliento y te alerta sobre los pasajes difíciles.
Estudiar con un maestro Zen no significa renegar de la propia responsabilidad en la práctica de la Vía de Buda. El estudiante debe practicar por él mismo, siguiendo las indicaciones de su maestro.El maestro es el dedo que señala la luna, pero es el alumno quien debe mirar la luna. El estudiante debe experimentar la enseñanza del maestro de lo contrario esta enseñanza se vuelve inútil.

La relación con el maestro la podemos enfocar de dos puntos de vista:
A) Como simple practicante. Es decir, sin crear fuertes vínculos personales con él, oyendo sus enseñanzas y consejos e intentando seguirlo como cuando se oye un profesor de universidad. El estudiante recibe una enseñanza objetiva, la técnica de la meditación zen o zazen, los principios Budistas Zen. Al no haber creado un fuerte lazo personal con el maestro, el estudiante no corrobora su comprensión con la comprensión del maestro quedando sujeto a su sola interpretación. Esto es como cuando entablamos una relación informal con alguien sin compromiso ni reglas.

B) Como practicante discípulo. Existe un acto íntimo en el cual el practicante solicita al maestro ser aceptado como discípulo. A partir de aquí la relación comienza a volverse más profunda. El estudiante no espera ya una enseñanza teórica, sino, una educación plena de sus potencialidades intelectuales, emocionales, existenciales, etc.
La relación Maestro-discípulo se vuelve mucho más íntima, más profunda, más comprometida. El discípulo acepta que el maestro meta los dedos en sus tripas.

Existen reglas  de buen hacer, normas de comportamiento en la relación Maestro-discípulo. El maestro deja de ser profesor de Zen, su enseñanza no se limita ya  a los momentos de práctica en la sala de meditación, sino, que continúa en todas las circunstancias de la vida cotidiana: en la calle, en el bar, en la mesa, en el trabajo,en el descanso, etc.
Lo importante cuando se quiere practicar con la actitud de discípulo es cultivar la receptividad hacia el maestro y permanecer a su lado el mayor tiempo posible, practicando, trabajando, riendo, llorando con él. de esta manera, el espíritu del discípulo se impregna naturalmente, inconscientemente del espíritu del maestro; ambos se convierten en dos vasos comunicantes: Si entramos en una habitación impregnada de aroma a rosa, nuestra ropa se impregnara también sin saber cómo.

En el Zen un verdadero maestro es aquel que ha recibido la transmisión del Dharma de otro verdadero maestro Zen quién a su vez también lo ha recibido de otro verdadero maestro Zen y así, remontando hasta llegar al propio Buda Sakiamuni. Así pues, no es uno mismo quién se proclama maestro Zen.

Palabras del Maestro de la escuela soto Zen Dokusho Villalba.

Nota: En mi recorrido por la práctica de la meditación zen o, zazen, contar con la presencia de un maestro Ricardo Dokyu y una maestra, no quiero olvidar a Adriana Etusho con quién he transitado la costura del Rakusu para la toma de preceptos en el año 2011, es un privilegio que no se puede mensurar. Solo puedo decirle a ambos: Gassho, de mi corazón al de ellos por lo que me han transmitido siempre.

Publicado por Claudio

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