jueves, 30 de agosto de 2018

Zazen, ahora 11

Reflexiones breves




Sin práctica no hay despertar; en consecuencia, la oscura ignorancia reinante acabara, cuando se haya tragado hasta la última gota de luz que reste. ¿Y luego? ¿Quién quedara para vanagloriarse?

Comentario: En el mundo de la dualidad en el que vivimos, (no porque así lo sea sino, porque así lo percibimos) no hay modo de que la luz y la oscuridad prevalezcan separadamente. Pero, sí se puede aprender a atravesar los opuestos y trascenderlos, al abandonar todo concepto añadido a ellos.
Zazen, es la práctica y el despertar correctos, aquí y ahora. Sin juicios, o etiquetas.

Shodo Rios

domingo, 26 de agosto de 2018

Zazen, ahora 10

Reflexiones breves





Nada ha vuelto al ser humano más autodestructivo, que la creencia de no SER si no se tiene o no se hace. Con lo cual, empeña hasta lo indecible para hacer y tener en busca de SER. ¿Y todo por qué? Porque lo que en realidad más le espanta es la creencia de sentirse invisibilizado. No visto, no reconocido, no valorado. Entonces, acumula cantidades incontables de dinero, títulos, dobles apellidos, enfermedades o carencias; ideales políticos, creencias religiosas u objetos, como todo tipo de condicionamientos que le aseguren ¿pertenecer? porque con ello siente que tiene poder. Que adquiere un lugar desde el cual ejerce dicho poder pero, sin la consciencia de que juega en desmedro de sí mismo como de todo y todos los demás.

Es simple, todo se volvería una verdadera transformación; un salto cuántico en la evolución de la conciencia humana, si tan solo se formulase la siguiente pregunta: ¿cómo es posible tener o hacer si primero no se ES?

"El miedo a la soledad y al desamparo, enferma más que cualquier virus"
Doctor Florencio Escardó

Les dejo este video alusivo a la reflexión de hoy, que ilustra claramente lo que aquí les comparto. Gassho
Shodo Rios


Samsara from Matteo Gracis on Vimeo.



jueves, 23 de agosto de 2018

La era de la oruga





No puede haber mariposa sin pasar antes, por el proceso transformador de la oruga. Esto equivale a decir que, no se puede evitar en un mundo dual, atravesar momentos de dolor como de placer; espacios de silencio continuados de otros espacios de ruido o bullicio.
Aún así, la ignorancia del ser humano en cuanto a su carente comprensión de que dicha dualidad no es tal sino, un complemento entre partes diferentes, que en realidad conforman un todo indivisible, deriva en un sin fin de agresiones y antagonismos que, en el mejor de los casos, deja conforme al triunfador con el agravante de tener que vérselas con un uso desmedido de esfuerzos para mantener el trono el cual, tarde o temprano, declinará en el terreno de su oponente por el mismo proceso de complementación, interrelación e impermanencia en el que la vida se manifiesta siempre e indefectiblemente.

Evitar esto, supone algo así como decirle a la oruga que se contente con esa situación de manera permanente y que ni sueñe con volar, no sea cosa que en el intento de "ser natural", se estrelle contra el suelo en su anhelo por vivir al sol y volando por el tiempo que ese estadio dure.
En términos humanos, sería como esperar que jamás haya en nosotros otra etapa que la de la alegría o el descontento; la juventud o la decrepitud, como única realidad posible.

La oruga se alimenta del algodoncillo sobre el que nace a partir de los huevos que la mariposa deposita sobre esa planta y come hasta no tener más espacio. Luego, permanece en esa condición durante varios días más hasta pasar al estado de crisálida. Cuando la bolsa protectora se abre, las alas de la mariposa ya están prontas a realizar su primer vuelo a lo largo de miles de kilómetros para continuar su ciclo sin fin.
Análogamente pero en detrimento de su propia naturaleza y de la del planeta, el ser humano, insaciablemente no para de pedir, reclamar y adquirir cientos de objetos, dinero, estatus social o cultural con el que identificarse, no tanto por el placer, muchas veces adictivo que esto supone, como  por el poder que le genera verse capaz de someter a otros a sus propias exigencias con tal de que dicho poder no merme y por su puesto, aumente.

Ciego de sí mismo y huyendo permanentemente detrás de toda distracción posible y que muy hábilmente sabe crear, el ser humano no ve cuanto potencial contiene y desperdicia, convencido de que la felicidad sólo le estará destinada si lucha en contra de todo lo que supone adverso a sus beneficios particulares sin comprender, y de ahí el término ignorancia, que no logrará jamás lo que ansía si no se detiene para observarse y conocerse verdaderamente y con ello, a todo lo demás que conforma la vida en su conjunto, siendo esa premisa como es, fundamental para modificar sustancialmente su realidad agonizante de puro egocentrismo.





El conocerse a uno mismo nos revela que, en verdad, no hay nada que transformar, debido a que el acto mismo de observación desprendido de toda búsqueda y valoración específica, es, de por sí, la metamorfósis misma. Entonces, la oruga, la crisálida y la mariposa. son a un mismo tiempo, una y sólo una vida sucediendo sin solución de continuidad porque de no ocurrir así, seguramente su resultado se vería afectado y con él, todo a su alrededor.
Ganados por ver la vida únicamente como entidades separadas, se vuelve confuso poder observar que la claridad del amanecer es posible percibirla como una continuidad de la oscura noche.

La era de la oruga, como me permito titular este escrito y en alusión a estas épocas convulsionadas y puestas a dirigir a la humanidad por la humanidad misma, rumbo al despeñadero,  está en las puertas de la mariposa que aguarda abrir sus alas pero, y a diferencia de ella, se nos vuelve urgente que la campana que hay en cada quien, aunque no todos la oirán, se haga escuchar para despertar de este miedo autoinducido y autodestructivo en el que tanta energía se invierte tan solo para matarse los unos contra los otros sin siquiera recordar que han traído hijos y nietos a un mundo que descuartizan a diario sin miramientos ni escrúpulo alguno.

En el Budismo zen, la práctica es zazen. Zazen es pasar por los tres momentos sin identificarnos con ninguno. Menos aún, con el estar pendientes de cuándo llegará el día de desplegar nuestras alas pues, el estar en zazen es de por sí, ser oruga, crisálida y mariposa. Ser lo que somos.
Somos orugas cuando observamos todo el condicionamiento adquirido. Crisálidas, al permitirnos aceptarlos y trascenderlos al dejarlos pasar sin apegos: Y mariposa, cuando vemos y respiramos, más allá de toda discriminación.
Zazen, es la transformación humana que se actualiza en cada sentada.

No habrá mariposa sin oruga pero tampoco,  habrá mariposa si lo único que alimentamos a base de codicia, odio e ignorancia, es a la oruga, al ego desenfrenado, hasta que explote.

Shodo Rios

domingo, 19 de agosto de 2018

Zazen, ahora 9





Reflexiones breves

Ante la pregunta, ¿qué es el zen? uno bien podría quedar sin respuesta o, enmarañado en un sin fin de palabras que, como sucede con el lenguaje en todo momento, nunca puede expresar con exactitud, aquello de lo que se habla. Lo que ES, como ES.
Cuando se ha formulado esta pregunta a un Maestro zen, la respuesta se vuelve simple; el zen, es zazen. Y zazen es, la vida misma.

La vida misma es lo que ahora está sucediendo; el sol fresco del invierno, el agua hirviendo a la espera de los fideos. El otro al que se recibe y por quien se barre el suelo o se tiende una cama.
El dolor de panza: El enojo que marca la cancha pero con amor  hacia ese otro que, muchas veces no es otro, que uno mismo. Y también, la angustia del final invitando al desapego.
Todo eso y tu respiración ahora, es el zen, es la vida en sí misma.
Pero, no la percibe quien está demasiado preocupado por la imagen, por alcanzar los logros o las metas que le garanticen el premio al mejor "yo" del año. Y no lo huele quien tiene la nariz atiborrada por el olor del miedo a "no pertenecer, a no sentirse importante" y del que se huye casi a diario con cientos de excusas y engaños.

El zen, es como la vida misma, simple, directo y sin maquillajes. Algo así como, "está lloviendo, ¿te acerco a algún lugar?

"El zen, es zazen.
Zazen, es conocerse a uno mismo.
Conocerse a uno mismo, es OLVIDARSE de uno mismo.
Olvidarse de uno mismo, es ser testimoniado  por todo el universo"

Maestro Dogen

Texto: Shodo Rios

martes, 14 de agosto de 2018

Budismo: "Los tres venenos".





Desde la perspectiva budista, los males de nuestra sociedad nacen de las tres raíces del mal. Este interesante tema es tratado en nuestro siguiente artículo.

¿Cuál es la causa de los males que nos asaltan durante la vida? ¿Por qué hay tantos sufrimientos y desagrados? Según las enseñanzas budistas todo sufrimiento proviene de las “tres raíces del mal”: el odio, la codicia y la ignorancia. Esta enseñanza parece demasiado simplista pero si la estudiamos a fondo nos daremos cuenta de su profundidad. Se puede decir que todos los males dentro de nuestras vidas privadas y la sociedad en general se derivan de las tres raíces.

Las raíces del mal surgen del sentido del ego, es decir la sensación de tener un “yo” fijo y separado de los demás. El Buda siempre enfatizó que realmente no hay nada inmutable dentro de nosotros: el cuerpo, los estados de animo, la personalidad, todos los elementos de nuestro ser son fluidos, cambiantes y perecederos. Sin embargo no solemos hacer caso a todo esto. Sabemos que somos perecederos pero vivimos como si fuéramos inmortales. Del ego buscamos la sensación de seguridad pensando que es un refugio de permanencia. Ahora veremos como surgen las raíces del mal como consecuencia de esta forma equivocada de percibir el ego.

El odio surge cuando encontramos cosas que amenacen nuestro sentido de yo, perturbando la seguridad que esperamos. Al contacto con estas cosas reaccionamos con rechazo y odio. Ejemplos de las cosas que pueden provocar esta reacción son: alguien con creencias diferentes a las nuestras (de un partido político diferente o de una religión diferente) o alguien que nos critica (con o sin justificación). Esta reacción de rechazo puede ser muy fuerte, el caso del racismo es un ejemplo de esta tendencia o puede ser muy leve, por ejemplo al recibir una comida que nos disgusta.

La avaricia es el opuesto del odio. Realmente “avaricia” no es una buena traducción de la palabra original hindú “lobha”, aunque sea la más común. Más bien quiere decir algo como “deseo neurótico”. Es el deseo de aferrarnos a cosas que apoyan la sensación de tener un “yo” duradero. Estas “cosas” pueden ser materiales, tales como una casa cómoda o un carro. También nos aferramos a cosas no materiales como un estatus social el cual aparenta brindarnos una identidad “yoísta” más definida. Con frecuencia las parejas también son objetos de nuestro apego neurótico. Parece que todo va bien hasta que perdimos el objeto que deseamos… de repente perdimos lo que mantenía la sensación de seguridad y permanencia.


La última raíz del mal es la ignorancia. En el Budismo “ignorancia” no quiere decir la falta de conocimientos o de una buena formación intelectual. Es una ignorancia espiritual… un estado de no reconocer la realidad de las cosas. No es pasiva sino activa, no queremos reconocer la verdad, LAS COSAS COMO SON es decir, impermanentes e interdependientes, como el avestruz que esconde su cabeza en la arena en lugar de enfrentar la verdad. Vivimos así: no queremos enfrentar las cosas que demuestran que el ego es efímero. Un escritor acerca del Budismo describió la Iluminación como “la sabiduría de la inseguridad”… en lugar de luchar en contra de la inseguridad inherente en la vida, la aceptamos y vivimos en armonía con ella.

Es relativamente fácil reconocer las tres raíces en nuestras vidas y dentro de la sociedad… todo el mundo habla de la inseguridad en la calle o de los banqueros y políticos corruptos. ¿Pero que podemos hacer para cambiar las cosas? El primer paso es reconocer que cada uno de nosotros tenemos las raíces adentro. Es muy fácil echar la culpa afuera y no hacer nada nosotros mismos. Nadie puede cambiar lo que hay dentro de otro. Una vez que asumimos la responsabilidad por nuestros estados mentales, necesitamos tomar medidas para superar las raíces del mal. En el Budismo hay dos herramientas para ayudarnos con esta tarea: primero la ética y después la meditación. La ética budista consiste en algunas pautas para examinar nuestro comportamiento y darnos cuenta de la influencia de las raíces. La meditación es la forma más directa de trabajar con la mente. Con ella podemos transformar las profundidades de la consciencia, purificando nuestros estados mentales y eliminar las raíces del mal.

Cuando uno está logrando superar las raíces en su propia vida, ya puede ayudar a otros hacer lo mismo. Si más personas trabajan para superar las raíces del mal en sus vidas, la sociedad sería transformada.Budismo: Los tres venenos y sus antídotos

Con sabiduría se disuelve la ignorancia

Con la comprensión y la compasión, se elimina el odio

Con la ecuanimidad, se corta la avaricia, los apegos y el deseo irrefrenable de poseérlo todo.

La meditación es la práctica a través de la cual todo esto es posible comprenderlo, vivirlo y transmitirlo correctamente

Texto extraído del libro “Vajranatha”.

Publicado por Claudio

sábado, 4 de agosto de 2018

Los sonidos del silencio





Los sonidos del silencio
Las luces de la oscuridad.
La quietud, del movimiento

El despertar de golpe, al golpe de un madero.
La somnolencia del divertimento.
La muerte viva.
La vida muerte, inmediatamente.

El vuelo del ser, hacia las raíces del cielo
empapado de barro y fuego.

¿Cuanto hace, que no estás con vos en tu más absoluta presencia eterna y vacía?

Shodo Rios

Este video es para todos y especialmente, para aquellos que ya están pasando por aquí. Por esta experiencia y recuerden, mis alumnos, cuando les he dicho: "es un momento trascendente y maravilloso, aunque así, no lo parezca"

De estas experiencias, basadas en un profundo amor y convicción, surgen los textos y reflexiones de este blog. Gassho

Claudio Daniel Rios



jueves, 2 de agosto de 2018

Zazen, ahora 8

Reflexiones breves





Me preguntan: ¿Puedo practicar meditación, para calmar la mente?
Y contesto. No. Practica meditación, para comprender por qué la mente está alterada.


Comentario. El ser humano no comprende, que lo que hace cotidianamente, es sólo distraerse, huir de sí mismo y de lo que ES. Mientras no aprendamos a observar lo que ES, lo que sucede y sus muchas causas, jamás se hallara calma mental; sólo se estará entreteniendo y evadiendo, sin importar a través de que actividad política, religiosa o de cualquier orden, se haga.
Sin calma mental, no cambiará jamás el caos y la violencia social pues, nosotros somos y hacemos, la sociedad.

Shodo Rios